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(foto: archivo personal)

“La labor de una editorial es trazar una propuesta de lectura, más que sólo sacar el libro"

Conversamos con José Miguel Herbozo sobre su próximo poemario, 'El fin de todas las cosas', así como sobre un nuevo proyecto con el poeta Paul Forsyth: la editorial Celacanto, que regalará sus libros.

Publicado: 2014-07-20

1.

José Miguel Herbozo (Lima, 1984) ha regresado a su ciudad natal —ya que actualmente trabaja en Estados Unidos, en el Departamento de Español y Portugués en la Universidad de Colorado, en Boulder, Estados Unidos— no sólo para preparar la edición de su más reciente poemario, El fin de todas las cosas, sino también para lanzar, junto con el poeta Paul Forsyth, un nuevo proyecto: la editorial Celacanto, un proyecto no comercial que distribuirá sus libros gratuitamente. LaMula.pe conversó con él acerca de estos temas y su visión de la escena literaria local. 

Antes de partir al extranjero, José Miguel obtuvo cierta notoriedad en nuestra escena literaria con la obtención del hoy fenecido Premio Nacional PUCP de Poesía, en 2007. Premio del cual, por cierto, fue el primer ganador, con Los ríos en invierno (por este tema lo entrevistaron aquí y aquí).  

portada de 'los ríos en invierno'

Sin embargo, no era su primera obra. Ya en 2003, como parte de la serie Underwood publicada por la escuela de Estudios Generales Letras de la PUCP, había presentado Acto de rito, y en 2005, el poemario Catedral con la en ese entonces novísima editorial independiente Estruendomudo (aventura de la que participó hasta 2010, cuando partió hacia Estados Unidos).

Le pregunto cómo hace para mantenerse enterado, pese a la distancia, de lo que ocurre en Lima. Me dice que no es difícil. “En el sentido de que hay mucho raje. Sobre todo a través de los blogs. Con un blog te enteras quién está haciendo las cosas bien. Cuando pasan dos cosas: o no hablan de él o le dan con palo. A veces es fácil darle con palo a todo el mundo, pero cuando se combina dar con palo y no hablar de la obra, ahí sí. Eso me hace pensar en qué se puede leer".

2.

El tiempo ha transcurrido. Los cambios saltan a la vista a su regreso. ¿Cuál es su opinión sobre lo vivido por el sector cultural local en los últimos años?: “Hay condiciones materiales más complejas y más avanzadas, es decir, hay más plata, hay más gente, hay más circuito de librerías, hay mucha más visibilidad para los actores y animadores culturales, pero yo no sé si esa visibilidad y esa plata y el crecimiento en cantidad está generando buena literatura”.

Para José Miguel, un rasgo de la falta de consistencia de la producción actual en nuestro país es lo que él llama ‘trivialidad’. Algo que encuentra tanto en narradores como en poetas, y que ve como una herencia histórica.

“Probablemente porque —se me ocurre una razón antojadiza que voy a vender como histórica— creo que cuando tienes unos gobiernos como los militares (Velasco, Morales Bermúdez) lo que pasa es que la empatía entre problemas de la vida diaria y temas serios de la historia nacional genera una carga pesada. Muy pesada. Entonces eso rebota en que la gente se toma menos en serio su lugar en el mundo. Porque asume que las políticas oficiales están para eso. De ahí, creo, se forma una tradición que ya tiene buen tiempo entre nosotros: que el Estado lo haga todo. Que parece paternalista, pero no lo es. Ni siquiera es la contraparte del paternalismo. Es, más bien, una especie de abandono. Porque siempre se está esperando que alguien haga algo. De dejar las cosas como están. Que alguien más se haga cargo. Y eso empata con una tradición autoritaria"

Toda esta situación repercute en el ámbito literario, a decir de José Miguel, en una serie de aspectos: "Se espera de un crítico que venga a decir la verdad de las cosas. No se forma críticos. Se asume que el trabajo de los estudiantes de literatura es irrelevante. Querer hablar en serio de libros supone una incomodidad profunda, incluso para los mismo escritores, y por eso mismo los escritores van de gente trivial”.

Su postura, frente a esta situación, es muy clara: “La literatura no se puede permitir no pensar en los problemas que implica hacer lo que hace”.

participando en un reciente recital en barranco (foto: archivo personal)

3.

Sin dejar de lado su perfil como creador, José Miguel también observa al circuito desde su posición como especialista. De allí que señale el hecho de que en la actualidad la inexistencia de debates en torno a la literatura sea otro rasgo de esa inconsistencia: “Todo ese debate entre la poesía pura y la poesía social funciona en pensar la poesía. Lo de ahora es no pensar nada. Esa es una polarización dentro de actitudes críticas. En dos grupos que creo que se reclaman entre sí: ‘esta es la razón que vale la pena’. Pero ahora no sé si haya un grupo que reclame la razón que vale la pena. Si no que reclaman su vigencia y su presencia”.  

“Antes había una disputa entre dos razones, excluyentes, de impronta totalitaria, determinista, y con lo que todo determinismo implica: mucha distorsión, mucha anulación de las posibilidades nuevas del futuro. No hay, ahora, una polarización de la razón, hay la polarización de egos”, concluye.

José Miguel comenta que ahora dedica su tiempo libre a editar dos poemarios. Uno narrativo sobre un viaje; el otro dentro de lo que conoce como 'poesía del pensamiento' o 'poesía del conocimiento'. "Estoy escribiendo los dos a la vez. Un libro desde hace dos años y otro libro desde hace tres”.

Para conocer algo más de su obra, se puede acceder a la selección que hizo de ella recientemente la revista Buensalvaje.

4.

Para esta parte de la conversación se nos unió Paul Forsyth, con quien José Miguel prepara la creación de esta nueva editorial. Según cuentan ambos, las conversaciones para crear Celacanto las tuvieron hace ya un par de años.  

Paul, quien afirma que fue José Miguel el de la iniciativa, señala que la idea inicial “tenía que ver con ciertos problemas de lectura y recepción de los textos mismos. Se habla mucho de los autores, se deja de lado el texto. En ese aspecto lo que hacemos es perder tiempo, no se lee… Entonces, una de las motivaciones que tenemos es, justamente, tratar de que se lean los textos”.

Por ese motivo, al hacer el diseño de los libros —indican Paul y José Miguel— se ha procurado pasar directamente de la carátula al primer texto. Además de no incluir la foto del autor ni alguna reseña sobre el mismo. Otra de las directrices sobre las que se sostendrá Celacanto, precisa José Miguel, es la siguiente: “No queremos publicar a ningún libro, o poemarios en todo caso, que sólo sean colecciones de poemas”.

La intención de este gesto, aduce José Miguel, es la de atacar “la percepción o la sensación de que el poema, primero, es una experiencia para ser oída, sólo para ser oída; y segundo, es una experiencia de poema a poema como unidad singular. En este caso, la propuesta es que los libros son las unidades de circulación de la poesía”.

Así, los editores de Celacanto han decidido que sus lanzamientos por año no superen la cifra de cinco o seis libros. José Miguel explica que lo hacen “para garantizar dos cosas: que los libros van a ser leídos, primero, y, segundo, dar cuenta de que es como en el mundo real, no todo el mundo que se propone hacer algo lo logra. Me refiero con esto a que se publica mucho, y no todo lo que se publica es bueno. No todos los que son patas son buenos”.

“Estamos en una época en que dicen que todos pueden. Pero no todos pueden. La literatura, justamente, prueba que casi nadie puede. Y por eso la literatura no es publicidad”, sentencia.

5.

Los libros, que estarán listos para agosto de este año, son: El fin de todas las cosas, de José Miguel Herbozo; Al pie del frío incendio, una antología personal de Jorge Frisancho; Anatomía de Terpsícore, de Paul Forsyth; y Hombre-solo, de Fernando Reverter.

Todos los libros de Celacanto tendrán un tiraje reducido y no serán vendidos, sino obsequiados, afirman los dos. La idea detrás de esta actitud es la de llegar sólo a lectores determinados, a aquellos que estén realmente interesados en el material poético.  

Sobre estos cuatro títulos, José Miguel apunta que todos han sido trabajados conceptualmente, y que espera que los críticos lo comprendan así: “Los textos están cuidados para tener un programa conceptual. Y dejar ese programa conceptual de lado es un acto de mala leche”.

De acuerdo al panorama que tanto Paul como José Miguel tienen de la literatura peruana actual, les pregunto ¿cuál tendría que ser el rol de una editorial? Es José Miguel quien me responde: “Yo creo que [La labor de una editorial es] trazar una propuesta de lectura. Más que sólo sacar el libro. Porque si no, no habría diferencia entre una impresora Epson y una imprenta”.


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Escrito por

Paulo César Peña

Literatura. Historia. Arte. Lima. Y también dibujo ciudades en mis ratos libres. @dinamodelima


Publicado en

Redacción mulera

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