Por si creíste que tuvimos suficiente con la entrevista a la madre de Jaime Bayly en torno al aborto terapéutico -casi veinte minutos en los que no dijo nada y solo demostró que ni siquiera había leído la guía aprobada por el Minsa-, desde la Iglesia Católica siguen agotando cartuchos para lograr que el protocolo quede en el olvido. 

Sin embargo, reconocemos que nos emocionamos cuando vimos que no recurrían a Juan Luis Cipriani para seguir mandando al infierno a cuanto ministro respalde la regularización de una norma que esperó noventa años para entrar en vigencia. Esta vez no solo pondrían a un cura, sino también a un médico. Un Goliat del debate.

Pero no, resulta que el sacerdote Augusto Meloni teminó estando tan perdido y obsesionado con el fuego eterno como el cardenal. Eso sí, con un poquito más de tacto al intentar que en ningún momento de su discurso se de a entender que su punto de vista era religioso. Así empezó su entrevista en Cuarto Poder.

"Lo que veo es que lo que hay que precisar es si el aborto es una terapia, medicina o curación para algún tipo de enfermedad". Eh, no. Según la guía solo se aplicaría en caso la gestación comprometiera la vida de la madre. Lea, padrecito.

"No es vida potencial (la del niño), es una vida humana... toda vida es potencial". ¿Total, en qué quedamos?

"En el caso supuesto, extremo, si el objetivo principal no es matar al niño sino, como corresponde a cualquier profesional de la salud, luchar y desarrollar su capacidad y habilidades para salvar la vida de ambos; si se desbordan las posibilidades y uno tiene que morir, eso no es un aborto". Entonces, ¿en el fondo el problema es el nombre? ¿Tanto lío por eso?

El resto de la entrevista fue ver a un Meloni altanero pretendiendo que los periodistas y el público en general interpretasen el texto de la guía como él lo hacía. Pero el día anterior sí que se había mostrado más tranquilito, aunque con los mismos argumentos, en el espacio que la iglesia posee en la radio más escuchada del país.

Pero ahí el roche no lo hizo él, sino un caserito al que ya estábamos extrañando: Luis Gaspar, Vicario Episcopal de Familia y Vida.

"Esta norma, es como un gol fuera de juego, con la mano, sin arquero y con el árbitro en contra. Nos ha metido un gol de mala manera (...) es una puerta para el aborto libre, cuando dice que 'genera un mal grave y permanente para la mujer'". El mismo argumento para oponerse a iniciativas como la unión civil: 'no la aprobemos porque es la puerta para...'. Los curas, al parecer, viven obsesionados con eso de trancar 'puertas'. Empezando por las de sus mentes, claro.

"La madre tiene un derecho, pero ¿dónde queda el derecho del padre?". No pues, Gaspar. La vida que esta en juego con una gestación de riesgo es la de la madre. ¿Qué está sugiriendo? ¿Que como el papá también tiene derecho, que la madre se muera nomás? No pues.

"Hay unos principios y unos valores en la sociedad y en las creencias que hay que defender. Si no tenemos una sociedad que se va descarriando y se va perdiendo eso valores y principios que marcan la pauta en el desarrollo como personas y creyentes que tenemos". ¡Bingo! Los valores que marcan dicha pauta es para los creyentes. En un estado laico no todos creen en lo que usted, padrecito. Pero faltaba la cereza del pastel:

"Esto es más grave que las esterilizaciones que se dieron años atrás porque se está atentando a la vida de una criatura". Claro, qué va. Aquí no se está atentando contra ninguna vida. Poner en riesgo a la madre por un mero capricho vinculado a la visión religiosa de unos cuantos autoproclamados defensores de la vida, no es un atentado. Lo que hay que escuchar.

Entre Cipriani, la mamá de Bayly, la Conferencia Episcopal y estos compadres... ¿No tienen nada mejorcito?

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