Negociado a puerta cerrada, bajo el mayor secretismo, sus integrantes suman el 40% del PIB mundial. Así es el polémico Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), un tratado de libre comercio que busca la integración de las economías y mercados de los países de la región del Asia-Pacífico. ¿No sabes nada sobre él? Deberías, porque te afecta directamente.  

Para empezar, no es un tratado de libre comercio común, este no lo revisa el Congreso. Es más, nadie tuvo acceso a ningún borrador hasta que llegó Wikileaks en noviembre de 2013. Incluso se dice que en sus negociaciones usan la llamada “máquina ciega”, una computadora que permite ver los textos en pantalla pero que no tiene puertos para extraer la información.

El acuerdo pretende regular desde temas laborales y derechos de autor hasta patentes farmacéuticas, inversiones estatales o el medio ambiente. Vamos, casi nada. Los países ‘afortunados’ de este macro acuerdo son Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Chile y el Perú.

En este contexto, los 29 capítulos que conforman el nuevo tratado intentan marcar ‘el camino correcto’ respecto a temas clave de la agenda social, política y económica de nuestro país. Hablando claro, se busca reformar las reglas del comercio global, y en ese camino, erosionar un poco más las reglas democráticas.

Da la impresión que la pauta de moda internacional es el incremento de los acuerdos comerciales. ¿Realmente este es el camino a seguir? Todo parece indicar que así es para nuestro país –a pesar de que ya tiene acuerdos comerciales con las seis principales economías con que se negocia el TPP-.

Aunque el gobierno aseguró que nuestros negociadores iban “a pelear” lo que ellos consideran que podría ser perjudicial para los derechos de los peruanos, Wikileaks demostró que nos mintieron. El blog Aniversario Perú contabilizó las veces en las que Perú votó junto a los Estados Unidos en algún aspecto de la negociación del capítulo de Propiedad Intelectual.

El resultado habla por sí solo: se unieron 32 veces. Es más, hay siete casos en los que nuestro gobierno ha votado a favor de las propuestas pro copyright norteamericanas, incluyendo temas de marcas registradas, determinación de responsabilidades criminales, y restricciones de las libertades en Internet como las definiciones de las responsabilidades de los ISP.

Queda claro que el Perú cede ante las presiones de terceros, y en caso firmarse el TPP, la ciudadanía saldría coronada como la gran perdedora. Por ello, es importante que conozcamos en qué nos afecta el TPP. Aquí les dejo algunos de los puntos más críticos (pero hay muchos más):

1. Nuestros agricultores y ganaderos amenazados

Ante la sorpresa de los productores agropecuarios, los funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) afirmaron en febrero que el Perú estaría proponiendo la eliminación de la “franja de precios”. ddEste es el único mecanismo de defensa comercial que tienen los productores de leche, arroz, maíz y azúcar frente a los vaivenes del mercado internacional. Funciona así: cuando hay una bajada abrupta de los precios internacionales, el Perú aplica una tasa a la importación para que nuestros agricultores y ganaderos no se vean perjudicados, corrigiendo así las distorsiones de los países que otorgan subsidios, aranceles y protecciones que el Perú no tiene.

Como muestra de preocupación, la Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú AGALEP ha enviado numerosas cartas a la ministra del MINCETUR, Magali Silva, así como al presidente de la Comisión Agraria del Congreso para pedir que no se elimine "el único mecanismo de defensa comercial” que les queda. Por el momento, no han recibido respuesta alguna.

2. ¿Enfermarte? Mejor olvídalo

En caso de que se apruebe el tratado, enfermarse saldrá caro. En concreto, comprar medicamentos podría costar un 38% más, según la Red Peruana por una Globalización con Equidad (RedGe). Encontrar productos genéricos no será fácil: el acuerdo comercial pretende expandir el plazo de protección a las patentes de medicamentos por más de 28 años, lo que significa mayores trabas para la fabricación de genéricos.

Las regulaciones propuestas, por ejemplo, reducirían los estándares de patentabilidad, haciendo que sea mucho más fácil para las empresas farmacéuticas obtener patentes secundarias y extender los monopolios de sus productos ya existentes. Así, la protección de datos se aplicará a cualquier producto farmacéutico por más de 5 años y 3 años adicionales de protección por nueva información clínica que incluye por ejemplo nuevos usos y formas de dosificación (formulaciones).

Peter Maybarduk, representante de Public Citizen, explica qué hay detrás de esto: "lo que pretende hacer EEUU con sus demandas es ampliar el poder del monopolio de la industria multinacional de fármacos para aumentar su poder¨.  

Las consecuencias pueden ser devastadoras: en caso de que se acepte la propuesta estadounidense sobre propiedad intelectual 313 mil peruanos se quedarían sin acceso a medicamentos. Es más, el país perdería más de US$ 90 millones al año adicionales al convenir en las condiciones señaladas, alertaba el año pasado la congresista Verónika Mendoza (Acción Popular-Frente Amplio). 

Mientras, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Magali Silva, en un intento por calmar las aguas, aseguró la semana pasada que el TPP no afectará el precio de los medicamentos: "Nuestra prioridad son los 30 millones de peruanos. Ellos no se van a quedar desfavorecidos. Por ello, el tema de la salud no se verá impactado con estos acuerdos que ejecuten los países involucrados", dijo.

Pero la polémica no termina allí: EEUU está buscando que los países firmantes reconozcan patentes sobre procedimientos médicos: métodos de diagnóstico, cirugía y tratamiento. Esto implicaría que las nuevas técnicas para el tratamiento de enfermedades no podrían ser usadas en cualquier parte del mundo, lo que supone un enorme potencial de riesgo para la salud de millones de personas.

¿Buscará el gobierno el beneficio de los peruanos o serán las grandes transnacionales las que salgan vencedoras?

3. Despídete de la libertad en Internet y acceso al conocimiento y la cultura

Aunque cuesta relacionar un acuerdo comercial con la regulación de la Internet, si se firma el TPP estarían en peligro acciones tan comunes como postear un video a un amigo.

Bajo la justificación de prevenir el intercambio ilegal de archivos, el acuerdo comercial busca endurecer las sanciones a las infracciones del derecho de autor, y establecer penalidades en multas y hasta desconexión de Internet. Además, ya no se aplicarán únicamente castigos económicos, sino que también se incluirán penas de cárcel (Artículo QQ.H.7.7) e incluso se vulnerarían los derechos fundamentales de los imputados (Artículo QQ.H.2).

Pongamos un ejemplo: actualmente, bajo el estándar internacional, tras la muerte del autor de una obra, esta se mantiene protegida para explotación exclusiva por 50 años antes de pasar al dominio público. El TPP quiere expandir el plazo por veinte años más.

La cosa no queda allí, el acuerdo busca convertir a los proveedores de acceso a Internet en los responsables de censurar contenidos unilateralmente, sin intervención de un organismo superior, como el poder judicial. En la práctica, esto se traduce en una preocupante limitación del derecho a la privacidad, la libertad de expresión y el acceso al conocimiento y la cultura.

Muchas de estas disposiciones las encontrábamos en los polémicos proyectos de ley SOPA y PIPA, que fueron retirados tras la presión ciudadana. 

Pero eso no es todo. También hay una creciente preocupación sobre los datos personales, con normas para simplificar el intercambio de información privada de consumidores entre los países –y que posiblemente mire hacia países con protecciones más débiles-.

El resultado: el acceso a música, películas, libros y conocimiento en general será mucho más difícil y caro. Adiós a la promoción de la innovación y la creatividad, ¡todo en nombre de la propiedad intelectual!

4. Consumidores… sin derechos 

El TPP afecta directamente nuestros derechos como consumidores. La industria estadounidense está presionando para que se limite la capacidad de los países para regular productos como los alimentos genéticamente modificados, pesticidas y aditivos. Además, existen disposiciones que podrían obstaculizar el etiquetado de productos alimenticios y cosméticos, lo que afectaría gravemente el derecho a la información de los consumidores.

Las grandes corporaciones saldrían beneficiadas en detrimento de la población. Así, según explica Daniel Barrantes en Adital, el TPP establece un patrón global de empresas que pasa por encima de los gobiernos de los países mediante un sistema de tribunales. Por ejemplo, esos tribunales podrán permitir que empresas de cigarrillos procesen a gobiernos por reglamentaciones en el área de la salud pública. Con ello, empresas norteamericanas como Monsanto se harían del control corporativo del mundo de alimentos, siendo de especial preocupación la expansión de los productos transgénicos.

Además, en caso de que se firme el tratado, el consumidor no podrá traer productos desde otro país o comprarlos online, ya que estas operaciones requerirían de autorización del titular de los derechos de autor. Es el llamado “derecho de importación”.

¿Podemos permitir que grandes corporaciones nos controlen de esta manera?

El martes  pasado finalizó otra ronda de negociaciones en Singapur que marcó un "progreso significativo" en las reuniones. Por el momento no se firma el tratado y en julio se estudiarán los temas relacionados a acceso de mercados y reglas, capítulo especialmente controversial en materia de aranceles a productos agropecuarios. 

Ya comenzó la cuenta regresiva. Aún estamos a tiempo de tomar acciones.

Información relacionada:

Consulta el Acuerdo Secreto de la Asociación Trans-Pacífico (TPP) filtrado por Wikileaks aquí

Mira aquí la cobertura de La Mula sobre el TPP