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"El humor es dar un pasito más allá del enojo por lo que sucede"

Publicado: 2014-04-06
Carlos Lavida, diseñador gráfico de carrera, es un joven caricaturista que considera que su oficio es un modo de ejercer el periodismo. Si bien no planeó dedicarse al humor gráfico político, es ahí donde ha encontrado su veta y un lugar desde el que expresa su opinión, en medios como Gestión y El Otorongo, sobre este país para no pegarse un tiro.

Llevas cinco años como caricaturista, ¿qué te motiva a seguir en este trabajo?
Siento que la gente se conecta con mi trabajo. Por ejemplo, en mi página de Facebook y en mi blog colgaba caricaturas de humor político y se compartía en las redes de un modo muy rápido. He encontrado una respuesta bastante fuerte, mucha gente que piensa igual pues se identifica con la imagen y eso me motiva.
¿Crees que la caricatura es una forma de hacer periodismo?
Los humoristas gráficos tenemos un espacio definido como un columnista, que si bien responde a un tamaño por la disposición del periódico, es una opinión. La caricatura representa mi opinión y también presenta un lado de alguna noticia, por lo que de algún modo te conviertes en un periodista.
¿Qué es para ti el humor?

Cuando recién comencé decía “es mi trabajo”. Pero ahora más que un trabajo lo siento como mi estilo de vida… El humor es dar un pasito más allá de enojarte por lo que sucede. Cuando uno se equivoca y te pasa la cólera es cuando te ríes de esa situación… es ese pasito más allá. El humor es parte de la existencia de uno.

¿Te parece que es útil?
Es útil para dejar pasar las cosas, para pensarlas de otro modo… con lo que pasa en la política en este país te metes un tiro. Es una vía de escape… Me ha resultado esencial como persona.
¿Cómo te iniciaste en el humor gráfico?
Cuando salí del colegio uno siempre piensa ¿qué voy a ser? Como dibujaba desde niño pensé que la mejor opción eran las artes plásticas. Pero como artista plástico sentía que no tenía nada que ofrecer… Esto de mancharse las manos no era lo mío. Entonces, decidí estudiar diseño gráfico y mientras lo hacía comencé a ilustrar como Photoshop Ilustrator personajes y los comencé a desarrollar y a escribir diálogos para darle vida a una situación. Estos personajes hacían comentarios sociales.
¿Cómo tratas el humor?

Juego mucho con el humor negro y el sarcasmo. En algunas ocasiones he tenido roce con algunas personas, sobre todo en los soportes digitales. En estos la gente es menos tolerante, y lo demuestran con sus comentarios que pueden hacerlos ahí mismo. En el diario o en El otorongo esto no es así. La gente responde a otro perfil. Es más, la gente que lee El otorongo en digital no responde al perfil de la gente que ve las caricaturas en los medios digitales; se nota por el tipo de comentario que hacen. 

En algunas ocasiones he tenido que modular el chiste para que no sea tan brusco o en algunos casos el dibujo lo modera. Así, ante los ojos del lector es más leve. Ambos se complementan para poder transmitir la idea de la caricatura.

¿Por qué elegiste la caricatura como medio de expresión?
En realidad la caricatura política me eligió. Fue algo anexo a lo que hacía, que era el humor social. No tocaba el tema político, hasta que un día me llamaron para hacer un suplemento, “Humor de primera” en el diario La Primera, que duró un mes con cuatro números, De ahí pasé al Otorongo. Fue todo casual, por un tema de trabajo, nunca había tocado el tema político ni bromeando sobre la situación política y me comenzó a gustar.
¿Crees que la caricatura es "incorrecta"?

Me parece que sí. Eso lo he descubierto en el trabajo. Temía un poco por lo que pudieran pensar los políticos… pero me dejó de importar. El tono de otros caricaturistas me parecía más fuerte y no pasaba nada, podías “pasar limpio”, tranquilo. El humor le lava de algún modo la cara a los periódicos, sin importar su línea política. 

¿Has tenido algún tipo de respuesta agresiva por parte de algún político?

No directamente. Dibujé a Toledo subiendo a un globo aerostático que se desinflaba… Unas semanas antes pasó que hubo un accidente en uno de esos globos y fue una noticia que sonó mucho. Mi intención era hablar del momento en el que Toledo se desinflaba en las encuestas, no tenía la idea de hablar de ese accidente. Sin embargo, me escribieron un par de personas amigas de las personas que fallecieron en el accidente diciéndome que cómo era posible que me burle del tema…

En otra ocasión, me encontré con María Luis Cuculiza y no me miró con buenos ojos. Los caricaturistas estamos detrás del dibujo, no la persona.

Me imagino que a El Otorongo se habrán quejado muchas veces. Nosotros no estamos expuestos, no somos estrellas, no nos conoce nadie.

¿Quiénes han sido tus referentes?
Como empecé haciendo humor libre me influenciaron mucho los argentinos Fontanarrosa o Quino, con sus distintas tiras cómicas, y de la televisión programas como Los Simpsons, Padre de Familia o Seinfield que tiene un humor bastante particular. Pero fue recién cuando comencé con las caricaturas del humor político que comencé a conocer gente del medio. Antes no sabía quién era Juan Acevedo… Recién con el trabajo me comencé a empapar del tema.
¿Sientes que el modo en que tratas el humor es distinto a la de los caricaturistas con mayor trayectoria?

Sí, siento que es distinta. Por ejemplo, yo me valgo de soportes informáticos… El modo en que expongo mis dibujos ya es diferente, pues me apoyo de los medios digitales para ello. No sé si eso haya influido en el modo en que dibujo. Algunos chistes coyunturales salen más rápidos, porque ahora todos tenemos acceso a muchos medios de información que antes no había. Por ahí que antes un chiste te duraba toda la semana, ahora te dura un par de días y ya pasó de moda. Además, creo que tengo una forma particular de opinión. Los caricaturistas de mayo trayectoria ya tienen muy definidas sus posturas y sus temas. 

En cuanto a mi trazo lo hallé en el diario Gestión. Si bien tenía el concepto, el estilo de dibujo lo he desarrollado en el trabajo. Aún lo estoy puliendo. Aunque dibujo a manos, pero el coloreado lo hago en computadora porque toma mucho menos tiempo. Son capas y capas de color.

¿Hay alguna diferencia entre el medio impreso y el digital?
En los medios digitales la gente no te exige tanto, puedes hacer caricaturas más sencillas. Pero en el periódico sí tienes que pulirte mucho. En los medios digitales sabes que vas a llegar a la gente mucho más rápido y vas a tener una respuesta mucho más directa.
¿Qué opinión tienes del humor que se difunde en la televisión?
Casi no veo programas humorísticos. Ese humor, en realidad, no ha evolucionado. Tiene un techo, como Risas y salsa. Ese humor más que nunca es distinto al que expresa la caricatura. Aunque, por ejemplo, JB (Jorge Benavides) utiliza prótesis para caricaturizar a sus personajes, pero el fondo de sus programas es para un público masivo, es un humor inmediato, no pensado. Es una forma de plantear el humor que tiene llegada, ya tienen un molde.
Entonces, ¿por qué crees que hay tanta distancia entre el humor gráfico y el humor que exponen los medios masivos de comunicación?

El humor que existe en la televisión es muy peruano: el golpe, la palomillada, la broma ambigua… A veces tienen cosas buenas, pero es muy poco. Ya es un molde. Tanto el humor como los humoristas que existen en el medio televisivo o los cómicos en general , incluso aquellos que están en la radio, ya saben a qué responde la gente. El humor de la televisión no puede mejorar. 

Si las caricaturas sobreviven en los diarios es porque ha habido una tradición. Nosotros no estamos acostumbrados a hacer ese tipo de chistes, porque nuestros intereses son distintos.

¿Crees que las nuevas tecnologías están cambiando la sensibilidad de la gente?

Sí. Una vez comencé a trabajar en un medio de gente universitaria, varios años menores que yo, y planteaban el humor con muchos gags y memes. Tenían un humor particular, incluso a la hora de comunicarse, que no lo entendía. No me sentía cómodo. Era un humor muy distinto. Se apoyaban mucho en medios digitales. 

Me parece que los jóvenes tienen un humor más ligero, más banal, además de que responde de una forma inmediata, que no dura.

Además, las nuevas tecnologías afectan mucho a la gente. Todos creen que con un clic ayudan. Y con la cantidad de información que se maneja ahora es imposible de asimilarla, de pensarla. No desarrollas tu propio criterio. Es como las fast-food (comidas rápidas), los jóvenes están todo el día conectados con las noticias pero al final no las procesas que es la parte más importante. Mucha información es también banal.

¿Crees que el humor que practicas es recibido por los jóvenes?

Creo que no llega tanto como antes. Hoy los jóvenes sienten de otra manera.

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Escrito por

José Agustín Haya de la Torre

Curioso y fragmentario.


Publicado en

Redacción mulera

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