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“El humor gráfico es una respuesta al poder desde el llano”

Carlos Tovar, el genial Carlín, nos abre las puertas de su estudio y nos enseña a ver a través de sus ojos

Publicado: 2014-04-06

Un tanto parco y con una mirada que ausculta como una extensión de su mano, para reconocer ciertos rasgos, ciertos detalles que pueden hacer de su interlocutor una persona o la proyección de esta en un plano bidimensional, que es como ve la realidad, Carlos Tovar, más conocido como Carlín, nos recibe en su oficina de Miraflores. Un tanto lacónico, como quien sabe exactamente el peso que tienen las palabras y no las malgasta. Se ha dicho una y mil veces que una imagen vale más que mil palabras; en el caso de Carlín, en sus caricaturas, esta afirmación encierra una carga adicional, una que lo ha convertido en los últimos años en uno de los representantes de la reserva moral que aún le queda al periodismo peruano. 

La Mula lo buscó esta semana y esta es la entrevista que resultó de ese encuentro.

(Foto: Bruno Sánchez)


¿Carlos, crees que para ser un buen caricaturista, mostrar aquello que algunos no quieren que se muestre es una cualidad indispensable?
Yo creo que más bien muestro lo que todos ven. Lo que da el humor gráfico es una versión distinta de aquellas cosas que se comentan. Una versión diferente, sobre todo, a la oficial. Yo trato de posicionarme en ese punto: frente a las versiones oficiales.
Dar una contraversión de las cosas partiendo de lo objetivo…
Todos dirán que son objetivos en última instancia. El humor gráfico se basa en la realidad y a partir de esta se crea, se imagina. Algunos políticos no lo entienden del todo.
¿El periodista pregunta lo que nadie se atreve a preguntar?

El periodista debería preguntar aquello que todo el mundo quiere saber. Ahora, es verdad que hay pocos periodistas que cumplen con eso… En fin. En cuanto al periodista gráfico, este debe tratar de deconstruir el discurso oficial que siempre está cargado de un sesgo específico. Dar una respuesta distinta, y en la medida de lo posible captar el sentir de la gente. El humor gráfico es una respuesta al poder desde el llano. Y desde allí el humorista puede decir más cosas que ciertos periodistas llamados “serios”.

¿Para ser un buen caricaturista hay que estar dispuesto a bordear lo “incorrecto”?
No se le puede aplicar los parámetros que se usan para definir el ejercicio del periodismo llamado “serio”. Pero definitivamente hay cierta corrección en el humor gráfico…
No te lo decía en el sentido de “modosidad”. Te pongo el ejemplo de una caricatura que hiciste a raíz de la lectura del Fallo de la Haya en torno al conflicto limítrofe entre Perú y Chile. En tu caricatura jugabas con cierto borde poroso que jugaba con la reproducción de ciertos estereotipos, ya que representabas a una peruana como trabajadora del hogar, que celebraba mientras un hombre en terno no daba crédito a lo que veía en el televisor… Mucha gente no entendió que dicha caricatura tenía como contexto las expresiones xenofóbicas del diputado chileno Jorge Tarud…

Era Piñera, no era Tarud. Me has hecho sentir mal (risas). Siempre me precio de que mis caricaturas se parecen mucho a los personajes que las inspiran…

Te lo cuento porque, como en ninguna otra ocasión que recuerde, hubo una reacción contraria a tu caricatura. Algunos creíamos que respondía, si se trataba de Tarud, a un contexto específico, pero ahora me dices que era Piñera…
Era Piñera. La caricatura, por definición, usa estereotipos; el asunto es de qué manera estos son planteados. Sin embargo no creo haber buscado denigrar o vulnerar a la gente. Aunque te reconozco que es verdad que estuvo al borde. Definitivamente se me pasó por la cabeza cuando dibujé: “No debo caer en el punto en que la caricatura encasille un sector determinado”. Pero no lo hace, al menos eso pienso. Aunque sin duda está en el borde, lo reconozco.
¿Y en algún momento en todos estos años crees que sí llegaste a cruzar ese borde?
¿El de los estereotipos, dices?
O quizá siendo muy crítico en algún momento sin conocer ciertos detalles que daban otra lectura de la situación...
Creo que es muy difícil encontrar este tipo de cosas en mis caricaturas. Sin embargo, recuerdo una caricatura en que aparecía un futbolista afroperuano (no recuerdo a propósito de qué) y le puse una manera de hablar determinada. En ese caso era innecesario para la idea y me lo me objetaron y creo que tenían razón con la objeción.
El tema de la defensa de las minorías, que es una muestra de cierta conciencia cívica que empezamos a desarrollar por fin, sin embargo, a veces propicia olas de indignación igual o más violentas que el mismo discurso de la división; sobre todo a través de las redes sociales.

Creo que no me pasa eso, pero me imagino que si siguiera publicando el tipo de cosas que sacaba en revistas como Monos y Monadas, en los años 80, sería otra cosa. Por ejemplo, en esos años siempre hablábamos del tema de los toros, sobre todo en octubre. Ahora, en cambio, no hago ni volvería a hacer nada que tenga que ver con ese tema. Y no porque tenga miedo de la reacción del público, sino porque ahora pienso diferente. Antes no nos poníamos a pensar que eso pudiera estar mal. Todos cambiamos. Todo cambia. No se puede juzgar una época con los parámetros de otra. No es que me cuide sino que he cambiado.

El problema es cuando te das cuenta de que a pesar de todo lo que ha pasado hay gente que sigue pensando como en el siglo XIX. 
Tengo amigos que se han quedado en el siglo XX (risas). No han llegado al siglo XXI. Yo siempre trato de estar en “mi época”.
Muchos piensan (me incluyo) que eres uno de los periodistas de opinión que ostentan la poca reserva moral que aún le queda a esta profesión…
Muchas gracias. Me alegra que la gente tenga esa percepción. Siempre he luchado porque se nos reconozca como periodistas y columnistas de opinión [a los humoristas gráficos], una opinión tan válida como la de cualquier otro. Mucha gente tiene la idea de que seguimos las directrices del periódico…
Pero existe una línea editorial siempre…
Con la que yo no tengo nada que ver, en absoluto. Tengo absoluta independencia. Tanta que en algunas ocasiones manifiesto abiertamente que no coincido con ciertas posturas del diario. Y eso debe ser así para todos los humoristas gráficos; por lo menos para los que se respeten…
Es tu opinión y no pueden censurar tu opinión

El periódico puede no publicar mi caricatura, eventualmente, porque el director, en última instancia, es responsable de todo lo que se publica. Pero eso no ha pasado, y espero que no pase.

Unas rápidas

Monos y monadas
Mis mejores amigos.
¿Toño Cisneros?
Le hice tres caricaturas. Una que publiqué en Cien personajes en busca de Carlín, en blanco y negro, que motivó su airada protesta, aduciendo que salía muy narigón. La segunda fue fallida y se la obsequié. La tercera fue hecha póstumamente, me debía eso, y creo que salió muy bien.
¿Algún tema tabú?
No.
¿Cuál es le personaje que más te ha costado dibujar?

Keiko, debe ser Keiko.

¿Y quién te sale de un solo trazo?
Los que has hecho más veces sin duda. Quizás García que era muy protagonista en su gobierno.
Y también en los gobiernos que le anteceden y le suceden.

Espero que no suframos otro.

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Escrito por

Víctor Ruiz Velazco

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Publicado en

Redacción mulera

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