Paul Krugman o el azote de Wall Street
Un perfil del economista, analista político y periodista Paul Krugman (premio Nobel de Economía 2008), a propósito del seminario que dictará en Lima este 19 de marzo
Paul Robin Krugman (Albany, Nueva York, 28 de febrero de 1953), podría haber sido el típico niño criado en el seno de una familia judía de clase media de Long Island, sin embargo optó por un especial interés en las ciencias sociales y las matemáticas, eso incluye a la ciencia ficción encarnada en novelas de Isacc Asimov de quien Krugman se declaró fanático, llegando a decir de adulto que: “Las novelas (de la serie) ‘Fundación’ de Asimov fueron la base de mi Economía”. “Yo no crecí queriendo ser un individualista de mandíbula cuadrada o unirse a una misión heroica, crecí queriendo ser Hari Seldon, usando mi comprensión de las matemáticas de la conducta humana para salvar la civilización” declaró al portal Periodista Digital en el 2012.
Esta fue la base de modeló el pensamiento económico y político del premio Nobel quien estará en Lima dictando el Seminario "Nuevos paradigmas en competitividad", el creer más en intereses comunes que en individualismos. Entendible entonces su constante crítica contra el modelo de mercado estadounidense, sobre todo contra la política económica y financiera de la era Bush.
Inconformista, convincente y polémico
Económicamente es un neokeysiano, vale decir, un economista que apuesta por un rol clave del Estado como agente activo en la distribución de la renta de un país a través de un importante dinamismo dentro del mercado, sobre todo en el tramo inversión y generación de empleo de cara a acelerar la demanda agregada vía el consumo. Con un espíritu crítico, esbozó desde joven los lineamientos de una ciencia social respaldada por las matemáticas y estadística que demostraron las falencias de un sistema dejado al libre albedrío de las fuerzas de oferta y demanda que decantaron en una especulación brutal durante la primera década del siglo XXI.
Un ensayo publicado en el portal Expansión, lo resume así: “Krugman representa al pensador inconformista, convincente y polémico. Dotes que (…) molestan a George W. Bush por la facilidad del profesor (Krugman) para no dejar nunca de ser indiferente”
Krugman tuvo, como pocos economistas y científicos sociales, la pericia de entender y sobre todo explicar la fuerte correlación que la economía tiene con la política; describiendo el oscuro maridaje entre los intereses y las fuerzas que subyacen a la ciencia o teoría económica. “El mérito de Krugman radica en desenmascarar las falacias económicas que se esconden tras ciertos intereses. Se ha preocupado por replantear modelos matemáticos para resolver el problema de dónde ocurre la actividad económica y por qué” anota el portal compartelibros.com
Esto lo hizo merecedor de muchas críticas en los añejos pasillos de la Reserva Federal o Banco Central de Estados Unidos (FED en sus siglas en inglés), la Secretaria del Tesoro y cómo no, en Wall Street, todas plataformas donde las escuelas de pensamiento económico neoliberal o neoclásico encapsuladas en los economistas de Chicago, campearon durante casi una centuria y que la crisis financiera global del 2008 terminó por desprestigiar. Ahí donde saltó el error de las premisas neoliberales, Krugman no sólo describió estas anomalías teóricas y prácticas sino que las pronosticó en el 2004. Sus facultades como ‘vidente económico’ también fueron probadas en 1997 cuando advirtió respecto a la crisis asiática.
Krugman, el político
Sentado más a la ‘izquierda de Dios’ que a la derecha, Krugman siempre descargó cacerina contra los grupos de poder desde muchas plataformas mediáticas.
Sus columnas de análisis de la coyuntura en el New York Times es la esfera desde donde Krugman demuestra el ‘político’ que lleva dentro. En nuestro idioma se cuenta con el blog que posee el economista en El País. Los editores de este último medio describen el blog de esta manera: “La solución a la crisis económica pasa por la política. Paul Krugman, probablemente el economista más conocido del mundo, lo tiene claro. Desde su posición progresista – liberal en Estados Unidos; de izquierdas en Europa, prescribe su receta”
Sin embargo, él no se concibe como progresista o de ‘izquierdas’ pese a sus ideas. Se inclina más a ser un pensador neokeynesiano que crítica los tradicionales modelos de política económica. Citado por Expansión, Krugman se presenta pretencioso y profético: “Soy la única voz de la verdad en el océano de la corrupción”.
"Los molestos economistas progres", su penúltima entrada en El País del 26 de febrero otorga una simpática pista para entender sus decires y haceres políticos; en ella da con palo y usando una cacofonía sarcástica a los economistas de derecha (conservadores en el microcosmos local): “La cosa funciona así: los conservadores en general, y los economistas conservadores en particular, suelen tener una visión muy limitada acerca de qué trata la economía en general, es decir, la oferta, la demanda y los incentivos. Cualquier cosa que interfiera en el funcionamiento sagrado de los mercados o merme los incentivos a la producción tiene que ser mala por fuerza; cada vez que un economista progresista defiende políticas que no encajan a la perfección en esta ortodoxia, tiene que ser porque no entiende la economía básica. Y los economistas conservadores están tan seguros de esto que no se pueden molestar en leer realmente lo que escriben los progresistas. Al primer atisbo de desviación del laissez-faire, dejan de prestar atención y empiezan a debatir con los estúpidos progresistas que hay en sus mentes, no con los economistas de verdad que están ahí”
Ouch….
Sentado más a la ‘izquierda de Dios’ que a la derecha, Krugman siempre descargó cacerina contra los grupos de poder desde muchas plataformas mediáticas
De haberlo leído, analizado o estudiado (tres cosas que se descartarían) al Nobel muchos banqueros peruanos junto a empresarios y medios locales (el 80% sobre todo) lo motejarían de socialista. Acá, probablemente un periodista como Aldo Mariátegui lo tildaría de “economista caviar”.
No deja de ser atrayente entonces la idea de ver a Krugman en un lujoso hotel de la ciudad de Lima, efectuando una ponencia sentado en la mesa de expositores a la vera de Roque Benavides, uno de los empresarios más duros y achorados de la patronal minera peruana.
Yendo más allá, es tentadoramente morboso pensar en Krugman rodeado de actores más relacionados al conservadurismo económico que estarán con él en el Seminario, animadores como el mentado Benavides, Luis Carranza, Luis Miguel Castilla y Julio Velarde; de momento es cómico: en esa mesa, el único de izquierda sería Krugman.
SuperKrugman: ¡Hazte fan!
Krugman, probando que los economistas pueden ser entretenidos (cameo en la película Get Him into the Greek, 2010)
Trabajo: Profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton; desde el 2000 escribe una columna en el periódico New York Times; dicta conferencias y seminarios alrededor del mundo.
Villanos o némesis: Economistas financieros, Escuelas de Negocios (¿lo sabrá ESAN? La escuela que auspicia el seminario), economistas conservadores, neoclásicos o neoliberales, George W. Bush, FED, Secretaria del Tesoro y yuppies cincuentones de Wall Street.
Premios: En 1991 la American Economic Association le concedió la medalla John Bates Clark. Ganó el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en el año 2004 y el Premio Nobel de Economía en 2008.
Súper poderes: matemáticas, estadística, ciencias sociales, política, física teórica, historia, periodismo y 'clarividencia' (pronosticó la crisis asiática del 1997 y la crisis global del 2008).
Mascota: “Einstein”, su gato.
Apariciones en el cine: Get Him to the Greek (2010).
Creencias: pese a haber sido criado en el judaísmo, se declara agnóstico.
El redactor recomienda:
Escrito por
Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba
Publicado en
Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.