El Grupo de Lima, que se formó en agosto de 2017 con 14 países del continente americano para abordar la crisis de Venezuela, reafirmó este lunes en su reunión de Ottawa (Canadá) el apoyo al que consideran único presidente legítimo del país petrolero, Juan Guaidó, pero rechazaron el "uso de la fuerza" para lograr la salida de Nicolás Maduro

Este explícita postura contrasta con la de EEUU, que no es miembro del grupo, pero insiste en repetir como un mantra que "todas las opciones están sobre la mesa" en la crisis venezolana, incluida la militar.

Al final del encuentro, las naciones del grupo emitieron la declaración de Otawa, que incluye 17 puntos (acuerdos) y la firmaron la mayor parte de los fundadores del bloque: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú. México, que junto con Uruguay mantiene una postura neutral, no acudió a la cumbre de urgencia.

El punto 16 del documento es muy claro respecto a la intervención militar, porque señala que los países del Grupo de Lima apoyan un proceso de "transición pacífica a través de medios diplomáticos y políticos sin el uso de la fuerza"

"Esa es la posición de Canadá", dijo al ser consultada sobre este punto la ministra de Exteriores canadiense, Chrystia Freeland. El canciller peruano Néstor Popolizio coincidió en que la acción militar "no se vería con buenos ojos".

En la declaración de Otawa, también llaman a las Fuerzas Armadas venezolanas a "demostrar su lealtad" a Juan Guaidó como único mandatario constitucional, y que permitan la entrada de ayuda humanitaria a su país.

Este punto fue uno de los grandes temas del cónclave. De hecho, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anfitrión de la cita, calificó el régimen de Maduro de "dictadura inaceptable" y anunció una partida de US$53 millones en asistencia a Venezuela, que se suman a los US$20 millones anunciado por la Administración de Donald Trump.

Pero ahora la incertidumbre radica en cómo hacer llegar esa ayuda a Venezuela, porque se teme que el Ejército venezolano, que sigue respaldando a Maduro, no lo permite, por orden del régimen chavista, que rechaza abrir un canal humanitario para distribuir la ayuda enviada por los mismos países que rechazan su legitimidad como mandatario. 

Incluso, EEUU y Colombia ya coordinan un primer intento de enviar alimentos y medicinas esta misma semana a ese país, pero no está claro la forma en que lo harán, pese a que la situación de los venezolanos está al límite, con un retroceso económico de casi 50% en los últimos cinco años (una situación que suele ocurrir en naciones golpeados por una guerra, que no es el caso de Venezuela), mientras que la hiperinflación ha roto el sistema de precios.

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