Venezuela es un país de contradicciones. La situación política, económica y social del país está al límite. La escasez ha desatado un éxodo sin precedentes en el país llanero. Hay cierto consenso de que el mayor responsable de esta crítica situación es el chavismo, en el poder hace 18 años. Pero así y todo, el oficialismo ganó en 17 de las 23 gobernaciones en las elecciones regionales, según los resultados de la jornada del domingo del Consejo Nacional Electoral, que la oposición desconoce y la comunidad internacional ha puesto en duda.
¿Cómo explicar estos resultados? Para ello, hay que analizar tanto las virtudes del chavismo como los problemas de la oposición, que está agrupada en la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Y la BBC lo hizo.
Por un lado está la aceitada maquinaria electoral y de movilización del chavismo, que tiene problemas para gobernar pero no para hacer política, como lo acaba de demostrar, más allá de las irregularidades denunciadas, como la reubicación de los centros de votación y que el CNE no permitiera la sustitución de candidatos luego de las primarias, entre otros.
A los largo de los años, el oficialismo logró construir un núcleo duro de votantes que están con el chavismo pase lo que pase. "En Petare conocí a Tamara Viana, de 52 años y chavista desde el triunfo de Hugo Chávez en 1998. Viana se levantó a las 3:00 de la madrugada el domingo para empezar a movilizar a la gente. A las 10:00 tenía una lista con nombres y teléfonos de sus vecinos a los que llamó para saber si habían ido a votar", explica Daniel García Marco, el corresponsal de la BBC en Venezuela.
"Los jeeps iban y venían al colegio Julio Calcaño de Petare. "¡A votar!", gritaba una joven con un megáfono mientras dos personas subían a una anciana al vehículo que tenía en el lateral un afiche de Héctor Rodríguez", relata el periodista, testigo de excepción de cómo funciona la maquinaria chavista.
Precisamente, según los datos del CNE, Rodríguez recuperó para el chavismo el estado Miranda, que estuvo en manos de la oposición más de 8 años. "Aunque la ayuda no ha llegado como debería, ha ayudado mucho a la gente", relata Edimar Armas, de 44 años, madre de una pequeña que comparte edad y casa con siete de sus nietos en el populoso Petare. "Nunca había vivido una situación tan difícil de escasez", admite. Ella votó por Rodríguez el domingo. "Me gusta, habla muy bien", añade sobre el candidato del chavismo.
"No es una crisis, es una guerra económica, un bloqueo", sostiene Tamara Viana, la efectiva activista de las bases del chavismo en Petare, al repetir los alegatos del oficialismo; Viana además es miembro del consejo comunal de su barrio, donde un elemento clave del esquema clientelista del oficialismo es la caja de comida del CLAP que el gobierno vende a un precio subsidiado. En medio de tanta necesidad, es de gran ayuda, pese a que no llega con la frecuencia que se espera.
El opositor Jesús Torrealba, exsecretario de la MUD, sostiene que el clientelismo es la clave del éxito electoral del chavismo, que ahora, con la crisis, la dependencia pasó a ser un tema de supervivencia.
"De los 18 años (de chavismo), dos tercios se dieron en el marco de la burbuja petrolera más grande de la historia. El gobierno de Chávez y de Maduro manejaron dólares y capacidad de establecer una cultura clientelar. Ahora no hay la capacidad del pasado por la caída de precios del crudo, pero los tics culturales de convertir al ciudadano en siervo siguen vigentes y agravados por la crisis".
Otra factor que puede haber influido en los resultados del domingo es que esas elecciones regionales se debieron realizar a finales del 2015, pero el oficialismo las postergó para diciembre de este año y, luego, la Asamblea Constituyente chavista las adelantó a octubre.
Así, Maduro, cuya base de apoyo se ha visto recortada a la mitad de lo que llegó a tener Hugo Chávez, optó por readaptar su estrategia a esta condición, tratando de desmovilizar a la oposición, que no logró repetir el amplio triunfo de las legislativas de 2015, cuando se registró un 74% de participación, 13 puntos porcentuales más que la reportada el domingo último.
Los gazapos de la oposición
Pero estas circunstancias no eximen de responsabilidad a la oposición, que en todos estos años de crisis en Venezuela, no ha sido capaz de canalizar de forma consistente el descontento popular.
Sigue siendo una de las varias tareas pendientes que tienen. No basta con acusar de fraude o quejarse de las "trampas" chavistas si no se le combate políticamente. "En 2004 hablamos de fraude y nos hicimos el harakiri. Hubo irregularidades de todo tipo. Nos derrotamos nosotros mismo. Nosotros perdimos votos por la abstención", señaló el diputado opositor José Guerra. "Nos derrotamos nosotros mismos", concluyó este asambleísta.
El opositor Henri Falcón, gobernador saliente del estado de Lara, también admitió la derrota. "Responsablemente yo digo, nosotros perdimos, así de sencillo y eso hay que aceptarlo porque también hay que tener gallardía", señaló, tras subrayar que no es momento de generar más odio ni violencia, al subrayar que "la tragedia (opositora) pudo evitarse".
La MUD tampoco ha sido capaz de ampliar su estrategia de oposición e incluir al chavismo crítico con Maduro, que cada vez suma más disidentes. "Nadie puede apoyar a un liderazgo que no sabe lo que quiere", apunta Torrealba.
Ahora, el triunfo electoral del oficialismo podría provocar que se adelanten los comicios presidenciales, previstos para dentro de un año, pero ello le podría jugar en contra de las pretensiones de Maduro si es que la situación de Venezuela se sigue deteriorando.
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