La situación de Edgar Alarcón era insostenible. Así, con 22 votos a favor, cero en contra y una abstención, la Comisión Permanente del Congreso aprobó este lunes, tal como se preveía, el informe que pidió su separación como jefe de la Contraloría por cuatro "faltas graves".
Ante de que se ratificara el informe, el congresista Javier Veláquez planteó que se ponga al voto la declaratoria de vacancia del cargo de contralor general de la República, pedido que también fue respaldado por la Comisión Permanente.
El legislador Marco Arana, quien dirigió el grupo de trabajo que evaluó las graves denuncias contra Alarcón, pidió enviar el informe aprobado a la Contraloría para que inicie, de ser el caso, un proceso administrativo contra el funcionario, pero también que sea remitido a la Fiscalía, que lo investiga por el presunto delito de lavado de activos.
Em debate del informe, el vocero del fujimorismo, Luis Galarreta, quien la víspera dejó entrever que no era segura la remoción de Alarcón, cuestionó que el contralor no haya denunciado a tiempo las presuntas presiones que dice haber sufrido por parte del Gobierno, mientras que su colega de Acción Popular Víctor Andrés García Belaunde sostuvo que, de no ser por el caso de Chinchero, no se conocería que el contralor no es apto para el cargo. "Si no fuese por Chinchero, no estaríamos aquí", dijo el parlamentario.
Manotazos de ahogado
Durante su presentación ante la Comisión Permanente, Alarcón volvió a repetir que es víctima de "ataques masivos" en los medios de comunicación e indicó que si el Gobierno hubiese obtenido la "luz verde" para la adenda del contrato para construir el aeropuerto internacional de Chinchero (Cusco), él no estaría en esta situación.
Pero lo cierto es que su destitución del cargo no es precisamente por hacer bien su trabajo, como Alarcón alega, sino porque cometió faltas que están sustentadas en el informe aprobado. "Si hoy me remueven, el próximo a nombrar no les garantiza que luche frontalmente contra la corrupción, como lo hace esta gestión", dijo antes de la votación.
Alarcón negó, una vez más, que haya grabado las conversaciones que sostuvo con el jefe del gabinete Fernando Zavala, y los ex ministros Martín Vizcarra y Alfredo Thorne. "Yo no grabo, no es mi costumbre. Esa actividad se da en este Gobierno", alegó, pero en el oficialismo lo acusan a él de ser el que registró en audios esos encuentros y luego los filtró a los medios.
Al respecto, le congresista César Vásquez, de Alianza Para el Progreso, aseguró que el contralor se victimiza, y que "es un personaje siniestro y caradura". Y su colega del Frente Amplio Gloria Montenegro agregó: "Edgar Alarcón no actuó solo en la Contraloría. Hay una red de corrupción en esta institución".
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