Como era de esperar, Armando Lengua Balbi, abogado del fundador del Sodalicio de Vida Cristiana en Perú, Luis Fernando Figari, respaldó, en todos sus extremos la polémica decisión de la fiscalía, de archivar la denuncia en contra de su cliente y otras importantes figuras de esta sociedad de vida Apostólica reconocida por el Vaticano, por diversos abusos, incluido el sexual, cometidos contra niños de esta institución.

La fiscal María Peralta Ramírez justificó su decisión que favorece a la impunidad de hechos graves con tres argumentos -si cabe el término- cuestionables y falaces: i) que "no hubo ningún afectado que se acercó a denunciar que haya sido víctima de dichos abusos"; ii) que "por el tiempo transcurrido desde la creación de dicho movimiento, más de 40 años, los delitos ya habían prescrito, de haberse cometido"; y iii) que no había menores de edad dentro del Sodalicio, porque para pertenecer a esta institución, se necesitaba ser mayor de edad.

Lengua Balbi en RPP incluso trató de desacreditar la prolija investigación -que fue reconocida en 2016 con el Premio Nacional de Periodismo- del periodista Pedro Salinas, quien sacó a la luz en el libro "Mitad monjes, mitad soldados", los abusos sexuales cometidos contra niños por diferentes miembros del Sodalicio y recogió los testimonios desgarradores de decenas de víctimas.

"No hubo agraviados que se presentaran ni agraviados que pudieron ser identificados. Y quienes declararon y a quienes alude el periodista (Pedro) Salinas (en su libro Mitad Monjes, Mitad) como si fuera una prueba, que no lo es, son terceros que relatan los hechos referidos en esta novela donde los destaca con seudónimos. Y en el proceso, cuando ha declarado, (Salinas) no ha podido aportar absolutamente nada de valor".

Pero su interlocutora en la cabina radial, la periodista Patricia del Río, le hizo notar que estaba repitiendo una mentira; que sí hay víctimas que pusieron su nombre y apellido públicamente; que la investigación de Pedro Salinas -quien es una de las víctimas de Figari y además uno de los denunciantes formales de los hechos ante la justicia- no es una ficción y que recoge testimonios que son contundentes; y por último, que el mismo Sodalicio reconoció los abusos de su cliente y hasta ofreció disculpas a las víctimas, como lo demuestra este video de abril de 2016, en el que aparece Alessandro Moroni.

Pero Lengua Balbi, como Figari cuando fue encarado en Roma tras una audiencia por este caso, ni se inmutó. Luego, Patricia del Río, en su cuenta de Facebook, hizo un comentario contundente al respecto:

"Discutir con el abogado de Figari me dejó agotada e indignada. Sostener que las víctimas no existen y que el libro de Pedro Salinas es pura ficción es lo más cobarde y aberrante que he oído en mi vida. Si la justicia no te repudia, Luis Fernando Figari, sí lo hacemos los millones de peruanos que creemos en tus víctimas, que sabemos lo que hiciste. Que tu conciencia te atormente por siempre..."

Pero las mentiras de la fiscalía, repetidas por Lengua Balbi van más allá, como lo hizo notar José Enrique Escardó, uno de los cinco ex sodálites que interpusieron una denuncia formal por los abusos de Figari y Cia:

Figari: el rostro del cinismo y la impunidad en Perù. (La Mula)

"Es falso que para ingresar al Sodalicio uno debía ser mayor de edad. La Fiscalía demuestra ligereza (por llamarlo de alguna forma) al afirmar eso. La primera promesa formal en el Sodalicio es la de Aspirante. Yo la hice el 8 de diciembre de 1986, a menos de un mes de cumplir 17 años. La vida en comunidad sí era a partir de los 18 años", explicó Escardó en Altavoz, tras señalar que en su caso el proceso para ingresar a esta sociedad apostólica se inició cuando aún estaba en primaria.

Escardó y Salinas a los extremos de la imagen. Ambos han denuncia a figari y cía. Para la fiscal son invisibles.

"La Fiscalía no me menciona en el comunicado a pesar de ser uno de los cinco denunciantes. ¿Será porque en mi declaración hablo de lo anterior, tal y como lo he hecho en todos los medios? ¿Será porque he dado nombres de quienes fueron mis profesores desde sexto de primaria y eran los sodálites que fueron trabajando mi “vocación” a lo largo de toda secundaria? Extraño que no se me mencione siendo el primer denunciante. ¿Desliz o intencionalidad?", agregó.

Otra falacia para archivar la denuncia está referida a las secuelas psicológicas que la fiscal sostiene que no existen. "En mi caso, el propio Sodalicio ha reconocido, a través de Ian Elliott, que soy víctima y me está pagando una terapia psicológica. ¿Cómo puede el mismo Sodalicio reconocer eso y la Fiscalía decir que no sufrimos problemas?", se preguntó Escardó.

Este tuit resume, con una buena dosis de sarcasmo e ironía, el poco sentido común que la magistrada María Peralta ha tenido en este aspecto:

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