El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, siglas en inglés) fue fundado en 1946, poco después de la Segunda Guerra Mundial, que dejó gran destrucción en Europa. En principio fue una agencia de emergencia para los niños en zona de conflicto y sigue funcionando como tal en casos como los de Irak y Siria; pero su trabajo es brindar asistencia técnica en políticas públicas para la niñez.
El Perú es uno de los 192 países donde Unicef viene trabajando. Su representante en nuestro país, María Luisa Fornara, dialogó con Lamula.pe sobre el 70 aniversario de la institución que se ha conmemorado todo este mes, e hizo un diagnóstico de la situación de la niñez en el país.
¿Cuáles han sido las actividades por este aniversario?
A nivel internacional hemos hecho eventos en nuestra sede en Nueva york, con embajadores globales como David Beckham y Katy Perry; y en el Perú con Gastón Acurio, Marco Zunino y Dina Paucar. Ellos estuvieron en Loreto e hicimos un vídeo que está en las redes sociales para mostrar lo que estamos haciendo por la niñez.
¿Cómo observa la situación de la niñez en el Perú? Si bien hemos tenido cifras de crecimiento económico alto, aún hay déficit en cuando a desnutrición, anemia...
Perú ha invertido bastante en la niñez, ha hecho mucho. Los indicadores han mejorado. En educación inicial tenemos un acceso de 80% de niños, así como en primaria; además de políticas buenas, como la implementación de la Educación Intercultural Bilingüe como política de Estado, lo cual ha generado que muchos niños mejoren su aprendizaje porque aprenden primero en su idioma, y luego en español.En salud, hay logros en cuanto a la reducción de la mortalidad infantil y maternal. Sin embargo, aún tenemos retos.
¿Cuáles son esos retos?
Por ejemplo, los temas que señalabas: la desnutrición crónica, que es de 15% a nivel nacional; hay un 44% de anemia, que en Puno alcanza el 90%. Con anemia, un niño tiene capacidad para enfrentar los retos del aprendizaje en el colegio. En educación secundaria, los que acaban a los 16 años son el 60%, porque no hay mucha oferta en el país. El caso de las niñas es mayoritario, porque muchos padres no quieren que caminen solas por tres kilómetros; además del embarazo adolescente que llega al 13%.
También hay muchos niños en las calles...
En el tema de la protección a la niñez, tenemos 8,000 niños en albergues, en parte por la ausencia de padre y madre y otro tanto por pobreza de estos. Los niños no pueden vivir en esos lugares porque hay violencia y abuso. Los estudios dicen que por cada año que un niño pequeño pasa en un albergue, pierde tres meses de su desarrollo psíquico intelectual; porque no son lugares donde pueden crecer con cariño y amor. Pero en los hogares también hay violencia, porque un 25% de padres en el Perú aún creen que es normal el castigo físico...
Justamente el año pasado, el presidente Ollanta Humala promulgó la Ley contra el castigo físico y humillante. ¿Qué avances hay al respecto?
Allí hay que definir lineamientos y empezar a sensibilizar a los padres, pero también en instituciones como los colegios. Con el Ministerio de Economía y Finanzas hemos monitoreado el gasto público en niñez, que ahora llega al 25% en diferentes políticas públicas; pero la mayoría va a la salud y la educación, pero no a la protección, que solo recibe 2%; y un punto porcentual en prevención.
¿Qué debería hacerse allí?
Se tiene que capacitar a los padres para que sean conscientes de que los niños no deben ser castigados físicamente, sino con otras medidas. Se necesita protección además contra la trata y las explotaciones laboral y sexual. Hay un 18% de niños entre seis y 13 años que trabajan, y esa es una edad en la que no tendrían que trabajar. No tenemos una respuesta ante estos problemas. Se necesita un sistema nacional de protección ante estos tipos de violencia; porque por ejemplo, no es lo mismo responder al abuso sexual contra un adulto que el que ocurre contra un niño.
Acaba de hablar de niños que trabajan. Si bien existe el ideal de que en esta edad los niños deben ir al colegio y tener espacios recreativos; hay casos en los que hay ausencia de padre y madre; especialmente en la sierra y la selva, y los niños mayores se tienen que hacer cargo. ¿Qué hacemos en estos casos?
Cuando llevo a mis niños a dormir, pienso que tienen derecho a la educación, la salud, a la casa, y al cariño de sus padres. Esto lo merecen todos los niños del mundo. Entiendo que hay pobreza y dificultades; pero el Estado tiene el deber de generar igualdad de oportunidades. Hay programas sociales como Juntos que podrían ubicar casos de niños que por tener que trabajar abandonan las escuelas; o que ya no tienen padres. Se necesita invertir en protección y protección.
Foto de cabecera: Unicef.
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