Luego de casi tres semanas en que el gobierno de Juan Manuel Santos escuchó y evaluó las propuestas de los promotores del 'No', para renegociar el acuerdo final que se suscribió con las FARC el 26 se setiembre en Cartagena, el proceso de paz en Colombia entró en una etapa clave.

La delegación oficial del Ejecutivo, encabezada por Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, partió este viernes a La Habana, Cuba, para iniciar las conversaciones con los jefes negociadores de la guerrilla, con el fin de salvar lo que se logró en los cuatro años de diálogos, que no fue refrendado en el plebiscito del 2 de octubre.

Pero lo cierto es que las posibilidades reales para cerrar un nuevo acuerdo, como es el clamor popular en Colombia por estos días, siguen siendo inciertas, pese a que el tiempo apremia, según reconoció el mismo De la Calle en la Casa de Nariño antes de partir a la capital cubana. 

"Entendemos que la incertidumbre sobre el rumbo de la paz debe terminar. Aunque por fortuna el cese de fuego se ha cumplido, no podemos ocultar que la situación es frágil. La necesidad de consolidar un nuevo acuerdo de manera eficaz y rápida, no solo corresponde al deseo de la mayoría de los colombianos, sino que atiende también al propósito de evitar un retroceso que reinicie el horror de la violencia".

Los promotores del 'No', como el expresidente Álvaro Uribe, la Fundación Víctimas Visibles, el también exmandatario Andrés Pastrana y el exprocurador Alejandro Ordóñez, así como varios grupos religiosos, han planteado una serie de ajustes al acuerdo con las FARC. Según el jefe negociador del Ejecutivo, todos los reparos que se recibieron de distintos sectores fueron "estudiados minuciosamente".

Sin embargo, las diferencias con el Centro Democrático, el partido de Uribe, siguen siendo sustanciales en torno a aspectos claves del acuerdo, como advirtió Santos en la víspera, cuando dijo que muchas" propuestas de los opositores al acuerdo de paz "que coinciden y son razonables" y otras "son difíciles, pero no imposibles".

Las propuestas inviables radican en el tema de la Jurisdicción Especial para la Paz, que el uribismo insiste en que se elimine y que los guerrilleros respondan por sus crímenes ante tribunales ordinarios, pero en este punto desconocen que se optó por la justicia transicional porque se trata de un modelo efectivo para la solución de conflictos armados, como lo demuestran experiencias internacionales.

Además se trata de una propuesta que difícilmente las FARC aceptarán, como lo subrayó el mismo Santos, a lo que el Centro Democrático replicó que están listos para dar "la batalla política" en este tema. También insisten en que se sumen a la mesa de diálogos a voceros del 'No', algo a lo que el Gobierno hasta ahora se ha opuesto y que la guerrilla presumiblemente también lo hará. 

De la Calle, por su lado, también subrayó que tampoco se puede perder gran parte de lo que ya se había avanzado:

"Sin perjuicio del examen abierto, no debemos olvidar que lo acordado, más allá de los temas bilaterales para superar el conflicto, contiene iniciativas muy útiles para Colombia. No debemos abandonar el compromiso de recuperar el campo, limpiar la política, contribuir a la superación del problema mundial de la droga, reparar a las víctimas e impartir justicia". 

En el tema de la elegibilidad (participación política), los opositores al acuerdo no están dispuestos a ceder en que condenados por delitos de lesa humanidad de la guerrilla sean elegidos para cargos públicos. Este aspecto, según algunos expertos en el país, puede ser negociable, y hasta es posible que se logre un acuerdo para que los miembros de las FARC no puedan ser elegidos mientras estén cumpliendo sus condenas, pero siempre y cuando se mantenga la justicia especial.

Ante este escenario, lograr un acuerdo definitivo con las FARC sin que las partes cedan en algunas de sus pretensiones en pos de un objetivo supremo, como es cerrar 52 años de conflicto armado, parece difícil, al menos por el momento. Y el reloj sigue corriendo, luego de que el presidente Santos prorrogase hasta el 31 de diciembre el cese al fuego bilateral.

(Foto de cabecera: EFE)

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