"Le introdujeron un objeto romo por vía anal que derivó en un reflejo vagal y en un paro cardiorespiratorio. Fue una agresión sexual inhumana. [...]Es terrible, ya hace cuatro días que pasó el hecho, no duermo normalmente", dijo hace tres días la María Isabel Sánchez, la fiscal argentina que investiga el asesinato de Lucía Pérez de 16 años.
Este crimen fue uno de los tantos recordados en la víspera -en el denominado #MiércolesdeLuto- que convocó a mujeres de tres países: Argentina, Chile y Perú. En cada país, la violencia de género no ha cesado. En el país sureño, la muerte de Florencia Aguirre (10) a manos de su padrastro ocasionó que hasta la propia presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se pronunciara al respecto.
Por otro lado, la convocatoria a la vigilia también ha servido para recordarle a las sociedades de los países sudamericanos el significado y la gravedad del feminicidio, una tipificación legal menospreciada por lo sectores más conservadores.
"Cuando hablamos de un feminicidio, lo diferenciamos de otro asesinato, insisto, no porque sea más importante, sino porque hay que ponerle características [especiales]. [Estas] tienen que ver con que la mujer es tomada como propiedad de alguien, y que pertenece a alguien", dijo la periodista Beatriz Sánchez en Radio La Clave.
Nuestro país tampoco se salva del salvajismo del machismo. No olvidamos a la menor de edad ayacuchana- de iniciales L.D.N.C- fallecida a consecuencia de una violación grupal.
El último miércoles las mujeres de estos tres países dejaron en claro que no van a tolerar más muertes. Ni el frío, los vientos o la lluvia las detuvo. Ellas seguirán luchando por "su derecho a vivir en paz".
ARGENTINA
CHILE
PERÚ
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