Tensión al tope. La oposición venezolana sale a las calles de Caracas este jueves, en lo que espera que sea una marcha histórica, para exigir el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, quien responderá con otra manifestación, en medio de temores de brotes de violencia.
La capital venezolana amaneció en calma pero sitiada, con policías y tanquetas en sectores estratégicos de la ciudad, que será escenario de lo que la oposición llama "Toma de Caracas", en el este, y la "Toma de Venezuela" convocada por chavistas en la Plaza Bolívar y en el Palacio de Miraflores, en el centro.
El túnel de La Cabrera estuvo cerrado al tránsito y miles de venezolanos no podían entrar a la ciudad para participar de la manifestación opositora, según denunció el líder opositor Henrique Capriles, quien señaló que en este lugar fueron retenidos 10 vehículos que vienen del Zulia, tres de Carabobo, cinco de Cojedes, dos de Táchira, dos de Mérida, uno de Falcón y 10 de Lara. Tras varias horas y, ante la presión de la gente, finalmente abrieron el paso.
Desde las primera horas del día, decenas empezaron a concentrarse en el este de Caracas, bastión opositor. "O salimos a marchar o nos morimos de hambre, el gobierno ya no nos asusta", dijo a la AFP Ana González, de 53 años, quien viajó 12 horas en autobús para llegar a la capital. "Cambio", "Revocatorio ya", se leía en pancartas que llevaban los manifestantes.
Según la última encuesta de Datanálisis, ocho de cada 10 venezolanos quiere un cambio de gobierno. Golpeada por la caída de los precios del petróleo, Venezuela sufre una escasez de alimentos y medicinas del 80% y una inflación que el FMI proyecta en 720% para este año.
En tanto, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se juega el todo por el todo y confía en abrir este jueves una nueva etapa de movilizaciones para presionar al Consejo Nacional Electoral (CNE) -al que acusa de chavista- a fijar la fecha de comienzo de la recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar el referendo revocatorio este año, porque de lo contrario el chavismo se mantendrá en el poder hasta el 2019.
"La oposición tiene el balón y se adentra al campo del adversario", opinó el analista Luis Vicente León, de la firma Datanálisis, quien se preguntó si "el gobierno entenderá que seguir arrinconando a la mayoría es una bomba de tiempo".
Mientras la MUD asegura que el referendo es una "válvula de escape" y que solo cambiando al gobierno y a su modelo socialista se acabará la crisis, Maduro denuncia una guerra económica" "de empresarios de derecha y una "conspiración" de la oposición "fascista" aliada con Estados Unidos.
Termómetro opositor
Pese al descontento popular, la oposición no logra convocar a multitudes desde 2014. Según analistas, esto de debe, en parte, al miedo a un estallido de violencia, como en aquellas manifestaciones que exigían la salida de Maduro y que dejaron 43 muertos.
Así que la marcha de este jueves es un termómetro para la oposición, que medirá su capacidad de convocatoria.
"Estamos luchando por algo acorde con la Constitución, nadie quiere una explosión social. Las amenazas buscan paralizar. El gobierno le tiene terror a la movilización pacífica", aseguró el excandidato presidencial opositor Henrique Capriles.
La contraofensiva chavista
Durante esta semana, el oficialismo ha difundido documentales sobre el golpe de Estado que sacó del poder a Chávez en 2002 por pocas horas, y vincula lo que llama "golpe parlamentario" en Brasil contra Dilma Rousseff a la marcha de la oposición, a la que considera como parte de una conspiración de Estados Unidos.
"Tienen un plan golpista para ensangrentar a Venezuela. No le creo una palabra a la MUD", afirmó Maduro, al señalar que ordenó un operativo de militares y policías para evitar la violencia.
A pocas horas de la marcha, Maduro anunció que pedirá al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), también acusado por la MUD de servir al gobierno, que evalúe el levantamiento de la inmunidad a los parlamentarios, mayoritariamente opositores, para mantener la paz y combatir "el golpismo".
"Ni una piedra, ni una capucha, ni una botella rota. Lo que va a haber es pura ciudadanía democrática en la calle", aseguró el vocero de la MUD, Jesús Torrealba.
La marcha estuvo precedida del arresto de tres dirigentes opositores y, según la ONG Foro Penal, de otra treintena de antichavistas en todo el país, mientras el Sindicato de Periodistas denunció que las autoridades rechazaron el ingreso de varios corresponsales extranjeros que iban a cubrir la marcha opositora.
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