Manuel Gonzales Prada decía que en el Perú "donde se pone el dedo, salta la pus", en referencia a la corrupción, flagelo que nos azota desde su época hasta hoy. Pero al mismo tiempo, donde ponemos el dedo también aparecen más evidencias de una violencia desmedida contra la gente inocente de los andes, en el marco del combate a la subversión, por parte de malos elementos de las fuerzas armadas llenos de prejuicios hacia los primeros.

Una nueva muestra de ello es que el 22 de agosto de 1984 fueron hallados cerca de 50 cadáveres en una fosa en la localidad de Pucayacu, en la provincia ayacuchana de Huanta, presuntamente víctimas de un operativo militar

FOTO REFERENCIAL: EPAF

Al momento de su descubrimiento, los cadáveres estaban desnudos, con evidencias de haber sido maniatados y con signos de disparos. Pese a ello, tuvieron que pasar 25 años para que con la participación del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), se pudiera recuperar inicialmente los restos humanos de 37 cuerpos hallados en la fosa.

Luego del análisis, se determinó que 35 presentaban lesiones por arma de fuego; y que 18 tenían dichas lesiones en el cráneo. Con las muestras de ADN recogidas por el EPAF y enviadas a laboratorios del exterior en el 2010, se pudo resolver la identidad de 12 de los cadáveres.

De esta manera, fueron identificados Aurelio Araujo Cabezas, Víctor Constantino Huamán Ñaupa, Melchor Araujo Llantoy, José Mancilla Vargas, Agapito Cabezas Rojas, Gregorio Quispe Osorio, José Condori Inga, Silvestre Inga Gonzales, Manuel Condori Inga, Germán Santiago Huamán, Julián Cabezas Inga y Alejandro Gutiérrez Taype.

De estos 12 cuerpos identificados, la Fiscalía entregará 10 a sus familiares este jueves 31, a fin de que le den sepultura y cierren así un ciclo doloroso que ha durado 32 años.

Al respecto, el EPAF lamentó que el Estado haya demorado más de cinco años para dicha restitución de restos, pese a que ya estaban identificados; y cuestionó "la desidia que aún persiste para llevar a cabo la búsqueda, identificación y restitución de las miles de víctimas de otros casos, lo cual deja en suspenso el derecho a la verdad y el necesario cierre del duelo por parte de las familias".

(Con información e imágenes de EPAF)

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