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Fallo de La Haya: lanzando redes para pescar cifras

¿Se puede medir el impacto económico sobre el sector pesca peruano y chileno en el área marítima en disputa? ¿Qué dicen los principales actores, sobre todo en Chile?

Publicado: 2014-01-25

Un curioso triángulo es el que se forma a partir de la línea bisectriz que la tesis peruana reclama en su Demanda ante la Corte de La Haya.

La figura tiene como aristas el Hito 1 de La Concordia y las latitudes existentes 'mar adentro', vale decir, en las 200 millas marítimas.

Por supuesto que la distancia entre la costa y las zonas de captura tienen un límite, ya no impuesto por el hombre, sino por la naturaleza. Serían hasta 12 millas donde tanto la pesca artesanal como industrial –con menores costos de producción- podrían capturar especies como anchoveta, jurel, caballa, perico, entre otras, que se reproducen con amplitud en la profundidad y temperaturas que otorga la zona.

La pesca industrial podría ingresar hasta las 40 millas para la captura de especies si la operatividad de la flota lo permite, pero los costos aumentarían.

No se pretende hacer un ejercicio de geometría de 3ro de secundaria pero el área que forma este triángulo sería -números más, números menos- de unos 38,554 Km2. Zona rica en biomasa marina por cierto.

Si se añade la probabilidad de que la Corte vote a favor de un segundo triángulo de aproximadamente 28,492 Km2, se tendría que en total y al menos ‘nominalmente’, la zona en disputa ascendería a más de 67 Mil Km2.

Nada mal como impacto económico para el Perú.

Sobre todo si -de acuerdo a la Organización Internacional de Productores de Harina y Aceite de Pescado- esta economía lidera el ranking de producción de harina de pescado a través de la captura de la anchoveta con un 30% de la cuota mundial, seguido por Chile con un 15% de participación del mercado global y el resto del comercio de este insumo es repartido entre naciones como China, Estados Unidos, Japón y Dinamarca.

Aunque las cifras son dispersas, en el 2012, el Perú produjo 846 mil toneladas métricas de harina de pescado según el Ministerio de la Producción y exportó aproximadamente 1’320 Mil toneladas, de acuerdo a datos de Aduanas. Cifras disipadas y enigmáticas porque surge la pregunta ¿cómo se exporta más de lo que se produce? El tópico pasaría por una producción ‘escondida’ o ‘subterránea’, ya sea por parte de actores informales y formales del sector. De momento, no es tema a tratar, pero sí deja una brecha de investigación y análisis posterior.

Volviendo al examen de lo que sería un impacto económico tras el fallo de la Corte. Según el diario chileno La Tercera, si el fallo es a favor del Perú, la cancillería chilena y el Ministerio de Economía de Chile no se aventuran a levantar cifras de lo que se dejaría de extraer en pesca.

Sin embargo, ambas instituciones tienen claro que en la zona en litigio, que posee como base la ciudad marina de Arica, el 94% de la extracción pesquera tiene que ver con el ‘industrial’ y rentable insumo: la harina (y aceite de pescado).

Sólo la harina de pescado alcanzó –según el Banco Mundial y Maximixe Consult- un precio internacional pico en el 2012 de US$2,000 por tonelada métrica, cerrando el 2013 en US$1,557 la tonelada (para tener referencia, la onza troy de oro va por esos precios: entre US$1,200 y US$1,500). 

Tomando como base estadísticas de la Organización Internacional de Productores de Harina y Aceite de Pescado, Chile durante el 2012, alcanzó un rango de entre 425 a 500 toneladas. Para los gremios industriales del país del sur, ésta cuota cerró en Chile durante el 2013 en más de 600 toneladas, la mayor parte producida por el Grupo Angelini (Corpesca).

Este mismo gremio habla que de ser el fallo auspicioso para Perú, el usufructo pesquero del triángulo podría significar una pérdida promedio de 295 mil toneladas para el país del sur: cerca del 50% de la producción nacional de harina de pescado.

La preocupación del sector chileno no sólo se concentra en la potencial de pérdida de captura de anchoveta y posterior producción de harina de pescado. ¿Qué ocurre más allá de las 40 millas? ¿en el espacio restante de las 200 millas? (ver gráfica), parece ser la comidilla de los pasillos del Ejecutivo chileno porque la profundidad -pasadas las 40 millas, que llega entre los 5 a 7 mil metros- la temperatura, la búsqueda de cardúmenes y mayores costos de navegación de flotas industriales hacen compleja y costosa la pesca. Una tarea casi ‘imposible’.


fuente: corpesca

 

Suspicazmente, la tribuna política y estratégica de Chile se cuestiona ¿qué intenciones esconde Perú para su reivindicación en una zona austera en pesca?

Para La Tercera, el comentario que resume todo es: "...¿hay otro tipo de recursos en el suelo marino que Perú reclama? Difícil saberlo, dicen en el Ejecutivo, porque no se han hecho exploraciones en esa zona. Brasil descubrió en años recientes reservas de hidrocarburos en aguas oceánicas a profundidades de entre 5,000 y 7,000 metros. Chile está lejos de realizar esos sondajes".

Pero Perú sí.

Si se ingresa a la salita de reuniones de Luis Ortigas, cabeza de Perupetro, el organismo promotor de la inversión en hidrocarburos local, se verá un mapa de Perú regado de delimitaciones de lotes y particiones, tanto continentales como marítimas de proyectos de exploración y en ejecución (producción) de petróleo y gas.

Válida entonces la preocupación de los sureños, sobre todo si un enfático y lacónico Ministro de Economía, Fomento y Turismo de Chile, Félix de Vicente, citado por La Tercera el 17 de enero, dijo frente a la pregunta de las implicancias económicas de un fallo a favor de la tesis peruana: "...es imprudente hablar de cifras".

¿Qué dice la patronal chilena?

Los "zares de la pesca" en Chile encarnados ya sea en gremios, por ellos mismos o a través de voceros ya están reclamando al Ejecutivo sureño respecto a cómo afectaría a su industria, un voto a favor local.

Arturo Natho (gerente general de Corpesca); Rodrigo Sarquis Said (Presidente de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca) y por el apellido materno, "paisano" del sanguíneo y receloso diputado de la Cámara Baja Jorge Tarud); Roberto Angelini (presidente de directorio de la citada Corpesca), ya hablaron y claro: impacto económico y soluciones ante una ‘derrota’ en La Haya, es el recurrente discurso de sus requerimientos ante el gobierno de Sebastián Piñera.

Angelini al respecto reveló que el 80% de la captura (de anchoveta y otras especies marinas) en Arica se efectúa justamente en el mentado triángulo. Acotando que el riesgo de un dictamen a favor del Perú provocaría que el negocio de Corpesca descienda en un 30% en ventas.

De acuerdo a La Tercera, Corpesca, entre 2010 y 2011 tuvo un papel poco conocido en el litigio: "...liderados por Roberto Angelini, (Corpesca) recopiló y entregó a Cancillería antecedentes que avalan la soberanía ejercida por industriales y artesanales en la zona de disputa", señaló el medio chileno (La Tercera, 16/12/2012).


¿Y qué hay de los pescadores artesanales ariqueños?

Con una economía de subsistencia, con embarcaciones de menor calado, que no permiten adentrarse más allá de 10 ó 12 millas, cuyos costos de movilidad en logística y gasolina o petróleo son más altos y siendo autosostenibles, el sector artesanal de Arica tiene mucho más que perder que la patronal, de limitar su menor operación de captura.

Voceros del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), gremio de pescadores adjuntos al Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile y que cuenta con el sello de Pequeña y Mediana Empresa afirman que este subsector, en Arica, agrupa 1,300 trabajadores directos y en cuanto a familias que indirectamente están comprendidas en la actividad artesanal: poco más de 3,900.

Por otro lado, la Asociación de Armadores de Buques Pesqueros y Empresas Procesadoras de Productos del Mar (Anapesca AG) -a través de su presidente Manuel Guajardo- estiman que de haber una inclinación a favor del Perú en La Haya, "...perderíamos un 60 ó 70% de su producción". Que, según el reportaje de CNN Chile difundido el 21 de enero "...significa que más de 4 mil familias se vean afectadas por esta decisión, porque en la zona de conflicto está la mayor parte de los recursos que los pescadores extraen, dentro de entre ellos la Anchoveta, que es principal producto de la franja".

Tiene lógica, considerando que la actividad pesquera concentra –indirectamente a 26 mil personas en Arica-, 15% aproximadamente de la población. De este subtotal, el 5% vive DIRECTAMENTE de la pesca artesanal: "Simplemente más de 1,300 personas se quedarían en la calle", indicó el gremio de microempresarios pesqueros.

Para Carlos Álfaro, motorista de una embarcación de poca eslora: "...no se duerme pensando en cómo pagar el arriendo..."; otro tanto declara Sergio Guerrero, presidente del colectivo civil ariqueño Pescadores Artesanales: "...habrá más gasto de gasolina, más tiempo en la mar y sin capacidad de extracción". Por último, un desesperado José Peñaloza, pescador también y secretario del Sindicato de Pescadores de Arica, acotó: (de perder ese día) "...vamos a 'empavonar' (entiéndase: colocar banderolas) las embarcaciones de bandera negras porque vamos a estar de luto, nuestra mar está muriendo".

(NOTA MENTAL: se antoja que la declaración de este último pescador chileno es auténtica; además recuerda a las novias peruanas que -después de perdidos los territorios de Tacna y Tarapacá en 1880, se casaban vistiendo ‘de luto’).

De momento, los pequeños pesqueros ya adelantaron contingencias y la estrategia sería el desplazamiento más hacia el sur, con el subsecuente aumento de costos de producción en energía, combustible y logística y por último solicitar al Ejecutivo mayores cuotas de pesca; o transferir actividades hacia la acuicultura lo que conllevaría a gastos de inversión y capacitación, tópicos en el que los productores artesanales no cuentan con mucha maniobrabilidad.

En este punto el análisis es claro, evidentemente las diferencias de discurso entre la patronal y los pescadores artesanales son mínimas: reclaman prácticamente lo mismo; la diferencia esencial: un Roberto Angelini tendría que movilizar su flota a una latitud más al sur y eso conlleva un costo que Corpesca puede y debería solventar, cuestión de mover cerebros de los técnicos de la empresa, calcular las economías a escala, conversar con algún banquero amigo, cambiar una que otra ley y se está listo para 'hacerse a la mar'; en tanto, el pescador artesanal Carlos Alfaro o los gremiales Sergio Guerrero o José Peñaloza, difícilmente tendrán el capital de trabajo, fondo de maniobra o algún amigo banquero para ocupar, con sus embarcaciones menores, las 40 millas o irse a cuadrantes por debajo de los 21 grados Latitud Sur.

Así, en Arica y de momento, uno es un discurso corporativo; el otro, por desgracia, tiene que ver con el día a día.


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Escrito por

Eduardo Recoba Martínez

Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba


Publicado en

Redacción mulera

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