Los profesores mexicanos anunciaron una "insurgencia magisterial” y movilizaciones masivas tras la aprobación definitiva de la Ley General del Servicio Profesional Docente el miércoles. Dicho y hecho. Un millar de maestros que se oponen a la reforma educativa mantuvieron bloqueado por más de ocho horas el principal acceso al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, lo que generó caos vial y obligó a los pasajeros a caminar para llegar hasta la terminal o salir de ella. 

No es la primera vez. El aeropuerto ya fue objetivo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) el 23 de agosto, cuando cerraron durante más de nueve horas el acceso a las terminales y afectaron a miles de pasajeros.

Finalmente los maestros suspendieron el bloqueo y regresaron al Zócalo donde mantienen un plantón, con el fin de conocer las propuestas de las autoridades y decidir en una asamblea sus próximas acciones.

La ley educativa establece la evaluación como el principal instrumento para el ingreso, permanencia y promoción laboral del personal del sistema educativo nacional. Así, si en la evaluación se identifica insuficiencia en el nivel de desempeño, el personal, se incorporará a programas de regularización. Sin embargo, en el caso de que no supere la prueba, el profesor perderá su plaza, excepto los que estén en servicio con nombramiento definitivo a la entrada en vigor de la ley, que serán readscritos a otras áreas.  

Francisco Bravo, uno de los líderes de la CNTE, advirtió que mantendrán las protestas hasta que las autoridades revoquen la polémica ley. No parece fácil. El presidente Enrique Peña Nieto insistió en que no hay marcha atrás a las modificaciones en el sistema de enseñanza y que promulgará la ley educativa. Así, en septiembre de 2014 comenzará la evaluación de los docentes y en julio se llevará a cabo el primer concurso de oposición para quienes aspiren a ocupar las plazas disponibles, remarcó el presidente.

A pesar de que México dedica el 6,2% del gasto de su PIB a educación, cifra muy cercana al 6,3% de promedio entre una treintena de países de la OCDE, también ocupa el último lugar en el informe Pisa en educación. Así, el 93% del dinero destinado a la educación pública va a pagar salarios, pero el país no cuenta con cifras del número de docentes.

La educación pública es una de las asignaturas pendientes más dolorosas en México: solo la mitad de los alumnos que entran a la primaria terminan el curso y siete de cada 10 adolescentes no entienden lo que leen o no saben multiplicar. 

Eso no es todo. Un profesor mexicano trabaja, en promedio, 800 horas al año durante 42 semanas, por encima del promedio de la OCDE (762 horas en 38 semanas). El 60,5% tiene un título universitario y el 23,3% provienen de escuelas de normalistas (formadoras de profesores). El nivel de especialización, no obstante, es bajo: solo el 8,9% ha cursado algún posgrado, informa El País. 

Tampoco de libran de ganar poco. Los docentes, particularmente en los Estados más pobres, ganan un salario de hasta 3.000 pesos mensuales –224 dólares– en algunos Estados.

Con información de La Jornada, El País, Efe, El Universal 

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