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Premios Nobel rechazan desalojo de poblaciones palestinas

Mario Vargas Llosa y J.M. Coetzee participan en una iniciativa impulsada por 30 autores que busca evitar la creación de una zona de tiro israelí.  

Publicado: 2013-09-03

El 28 de febrero, 14 palestinos, entre ellos cuatro niños menores de nueve años, fueron detenidos por soldados israelíes y posteriormente retenidos durante 8 horas en plena noche. El grupo se dirigía a visitar a familiares en Jimba, un pueblo del área Masafer-Yatta, al sur de Hebrón (Cisjordania). No se les permitió contactar con nadie hasta que la policía llegó a la mañana siguiente.

No se trata de un hecho aislado. El Ejército de Israel quiere desalojar a un total de 12 poblaciones palestinas, donde viven cerca de 1,000 personas, en el área Masafer-Yatta para crear un campo de tiro, la denominada Zona de Fuego 918. La pelea entre los habitantes palestinos y los colonos lleva 13 años en los tribunales, pero está en la fase final de resolución, por lo que ahora activistas de todo el mundo están haciendo presión para convencer a los jueces de que debe acabar el “acoso incesante”.

La familia de Mahmud Hamandeh, portavoz de la villa de Mufaqara, en una de las casas amenazadas por el Ministerio de Defensa de Israel.
Periodismo humano

Así, cinco escritores Premio Nobel de Literatura: Mario Vargas Llosa, J.M. Coetzee, Orhan Pamuk, Herta Müller y Seamus Heaney -que añadió su firma antes de morir, el pasado 30 de agosto- se han sumado a una campaña emprendida por una treintena de autores israelíes, y que ya cuenta con 50 escritores de todo el mundo, que buscan evitar la creación de esta zona de tiro.  Otros autores reconocidos que también participan son los británicos como John Le Carre, Ian McEwan y Julian Barnes o los norteamericanos Philip Roth, Joe Sacco y Junot Díaz. 

Lo que está en juego no es poco. El futuro de unas 3,000 hectáreas en una zona palestina montañosa podría sufrir la demolición, el desalojo y la expropiación de sus pueblos por el interés del gobierno israelí en convertir ese suelo en espacio de entrenamiento militar.

Así, la inciativa lanzada hace unos meses por un reconocido escritor israelí, David Grossman, y avalada por otros novelistas locales como Amos Oz y A.B. Yehoshua, busca hacer un llamado a "quien todavía sea capaz de escuchar”. Piden que se acabe con el “acoso incesante” a las familias, que mantienen vivo “un modo de vida único” y contra las que se aplica una “política vergonzosa” de ocupación, según el comunicado de los intelectuales. 

“Ante la realidad de la ocupación en curso, de sólido cinismo y mezquindad, todos y cada uno de nosotros tiene la obligación moral de tratar de eliminar el sufrimiento, de hacer algo para doblar la mano cruel de la ocupación”, afirman los autores.

Por su parte, Israel señala que los palestinos no viven permanentemente en esas villas, único motivo por el que la ley militar podría autorizar el desmantelamiento de las viviendas. Sin embargo, la Asociación por los Derechos Civiles en Israel (ACRI), afirma que los palestinos hacen su vida en las montañas, “como lo hicieron sus antepasados, como afirman los restos que quedan en la zona y las fotografías aéreas previas a la creación del Estado de Israel”.

Además, la cercanía a numerosas colonias ilegales, como Susiya o Karmel, hace temer que la denomminada Zona de Fuego 918 sea empleada en un futuro como zona de ensanche de asentamientos.

La historia de  Masafer Yatta 

El drama se remonta a 1999 cuando los soldados israelíes entraron en Masafer Yatta, obligando a unas 700 personas a marcharse a otras villas. Sin embargo, éstas lograron el retorno en el 2000 con ayuda de activistas, después de una exitosa batalla judicial que logró una suspensión cautelar de la decisión. 

Pero la cosa no quedó allí. Desde entonces, sus habitantes han vivido bajo constante amenaza de una posible demolición de viviendas y con la violencia y acoso de los colonos.

El conflicto revivió en 2012, con un nuevo proyecto del ministerio de Defensa israelí que pedía el desalojo de ocho de los pueblos con el objetivo de crear el campo "que reduce los costes logísticos dada la cercanía a varias bases”, defendió ayer su representante ante la Corte Suprema. Las otras cuatro villas deberán ser demolidas, propone el Gobierno, para ser sometidas a una nueva planificación urbana que llevaría aparejada restricciones de movimiento “debido a la cercanía a la zona de tiro”.

El 16 de enero, la ACRI presentó una petición en nombre de los residentes , y el tribunal israelí emitió una orden temporal que evitó el desalojo forzoso de las familias, a la espera de una nueva decisión. La orden temporal es lo úncico que actualmente impide el desalojo forzoso de las familias que viven en Masafer Yatta. Ayer, el Supremo israelí decidió que se abra un periodo de mediación, hasta el 2 de octubre. 

Imagen de la campaña de la ONG B´Tselem contra el desalojo de los palestinoS. periosidsmo humano

Con información de El País,  ACRI, Breaking The Silence, Periodismo Humano

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Escrito por

Tamara Lasheras

Politóloga, amante de la música y el buen vino. Buscando formas distintas pero posibles de hacer las cosas.


Publicado en

Redacción mulera

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