Las denuncias presentadas por militares en los últimos días han sido manipuladas con intereses políticos y resulta preocupante que justo se realicen en momentos en los que quieren vacar al presidente Pedro Castillo, señaló la historiadora Carla Granados, en 'La Resaca'.

"Para empezar a entender esta crisis política desatada por esta acusación de una intromisión de parte de ciertos actores del gobierno en el marco del proceso de ascensos del presente año, me gustaría plantear la idea de mirar más ampliamente la performance de diversos actores militares activos y retirados en el contexto de la crisis democrática, que no es precisamente desde este gobierno, sino que viene ya desde algunos años atrás, más precisamente de los últimos cuatro y casi cinco años", dijo Granados en entrevista con Javier Torres y Laura Grados.

La historiadora recordó que "han habido sucesivos momentos en los que militares, tanto en retiro como en actividad, han tomado diversas posturas que la misma fragilidad democrática les ha permitido tener una visibilidad como la vemos ahora". En ese sentido, advirtió que "más allá de los ascensos y de este proceso que se vio oscurecido por esa intromisión, ahora lo que más preocupa es justamente esta nueva aparición de los militares en el escenario político en un momento tan frágil para la gobernabilidad". Por otro lado, señaló, vemos el liderazgo que vienen asumiendo los dos almirantes y dos generales que ocupan cargos importantes actualmente en el Congreso.

"De arranque, me parece que este momento que estamos viviendo y esta denuncia tanto del general de la Fuerza Aérea retirado como del general de Ejército, que acaban de manifestar el día lunes, estas presuntas intromisiones, van más allá en un momento político en el que se está pidiendo la vacancia del presidente. Hay una recomposición de una facción militar importante y que, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad con cierta tendencia a respaldo de proyectos autoritarios, es muy riesgoso", señaló.

Granados precisó que se trata de una "creciente participación" de una generación de militares que formó parte de los gobiernos que tuvieron que enfrentar la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA, y al mismo régimen dictatorial del expresidente Alberto Fujimori.

"No es cualquier generación de militares y son obviamente militares que tienen que disputar diversos temas pendientes en su agenda, no solamente como militares retirados, sino también hay un interés de ciertos partidos políticos de incorporarlos en sus filas", dijo.

Recordó que en la última campaña electoral, los principales partidos tuvieron en sus filas a militares y excombatientes de la guerra contra el terrorismo, incluidos los que ocuparon cargos importantes durante el régimen de Fujimori.

"No son militares de esa vieja tradición militar, de militares constitucionalistas o dedicados a defender intereses nacionales, sino militares que tienen una agenda de reivindicación en muchos casos como la representación que tuvo en el Congreso anterior este bloque de licenciados excombatientes, cuando hubo seis licenciados que estuvieron como congresistas. Entonces, hay una tendencia y esta tendencia también he podido observar se debe a la fragilidad de los partidos políticos civiles; es decir, que ya por lo menos en las zonas rurales, la gente ya no cree en los civiles, sino está tendiendo a respaldar proyectos políticos cada vez más autoritarios y que implica una cierta imagen de orden. Y todavía los militares tienen esta imagen en muchos sectores de la sociedad y sobre todo en los sectores populares", sostuvo Granados.

La historiadora señaló que ha escuchado distintas opiniones que apuntan a que los institutos armados no deben estar politizados. También mencionó que, desde otro lado se advierte que no se debe permitir también, desde otra tendencia, la militarización de la política.

"Pero estos dos procesos existen: existe una polarización ya desde la última coyuntura electoral, que no solamente alcanzó a la población civil, sino también al interior de las Fuerzas Armadas, inclusive la Policía Nacional porque hay relaciones de alteridad al interior que están determinados en principio por la memoria militar de la guerra contra-terrorista, por temas de alteridad de grados, de jerarquías, de clase y de temas también de etnicidad; es decir, imaginar en términos prácticos de que no ha habido polarización política al interior de las Fuerzas Armadas es negar el problema principal", dijo.
"Esto tiene que ver también con el tema del voto militar y esto no se ha pensado, no se ha reflexionado más allá en el post-conflicto; es decir, por ejemplo, Colombia tiene todavía este veto a los militares, ellos no pueden votar y en el Perú, los militares votan, desde el 2006 no pueden tener actividad partidaria, pero los retirados sí pueden participar en distintas agrupaciones políticas", agregó.

Granados insistió en advertir que "desatada esta crisis con estas denuncias lo que sí se puede observar es que aparecen en un momento donde ciertos grupos políticos están con intentos de vacar al presidente". "Eso es lo preocupante, que aparezca junto en un momento crucial donde la democracia tambalea, donde más bien necesitamos como sociedad y más aún las Fuerzas Armadas, de respetar el voto popular, el sistema democrático y la Constitución", señaló.

"Los principales mandatos y valores militares son el tema de la obediencia, la disciplina y la sumisión al poder civil, y a la Constitución. Entonces, en estos momentos se ha visto de diferentes formas una sobre exposición de las Fuerzas Armadas y una manipulación de estas denuncias con evidentes intereses políticos. Y eso es lo grave, que aparezcan en un momento tan difícil como el que estamos viviendo", advirtió.
"Hay una mayor visibilidad de los militares en estos contextos de crisis cuando el poder civil de alguna manera no cumple la función de liderazgo político; entonces, se abre un espacio de visibilidad para ellos, pero también de politización, no solo la politización que ellos puedan querer o no provocar al interior de sus instituciones, pero ya hay una lectura de la población, una lectura de ciertos sectores políticos que tienen intereses golpistas", agregó.

Granados recordó que este "vicio" de involucrar a las Fuerzas Armadas en temas políticos, ya vino desde la crisis de noviembre pasado, cuando el presidente del Congreso, Manuel Merino, tocó la puerta de los cuarteles y definitivamente ahí se vio una posición del alto mando de las Fuerzas Armadas, de alguna forma respetuosos de su no beligerancia y de respeto a la Constitución, lo cual no se observa en la actualidad".

"Me gustaría destacar este tema de la obediencia y la sumisión porque, definitivamente, las Fuerzas Armadas atraviesan ahora mismo un cambio generacional; es decir, muchos de los que formaron parte de la Fuerza Armada de los años ochenta y noventa están asumiendo los cargos de alto mando dentro de las instituciones castrenses. Y hay lecciones, muchos aprendizajes generacionales y, en este punto, me gustaría destacar el hecho de que, por un lado, se denuncie esta intromisión del poder civil dentro de un proceso de ascensos que tiene reglamentos, que tiene una normativa militar, pero que, sin embargo, no haya la misma indignación por otros casos, por ejemplo, como la falta de perdón, verdad y justicia para las víctimas del mismo conflicto armado interno o guerra contra terrorista, e incluso con propias víctimas militares de la guerra", señaló.
"Tenemos veinte años de democracia en la que no existe ninguna política pública de atención a quienes ahora reivindican como héroes y, en este caso, me refiero a este grupo bastante grande de medio millón de veteranos licenciados excombatientes que están dispersos por todo el Perú y no han tenido hasta ahora ninguna reparación ni económica para resarcir todos los efectos, las secuelas físicas, psicológicas y económicas que les dejó la guerra. Esta indignación mostrada realmente es tan relativa con otros casos sumamente más graves", agregó la historiadora.
"Pienso que presentar estas denuncias de la forma en la que han sucedido los hechos, realmente preocupa. No es el mismo caso, pero recuerdo mucho que hace unos años seguía el caso de un personal femenino militar que denunció un caso de acoso sexual en el norte del Perú y ella se presentó en un programa televisivo de alta sintonía con el uniforme militar para efectuar su denuncia y, lejos de indignar a las instituciones castrenses, lo primero que hicieron fue abrirle un proceso a esta miembro del servicio militar porque lo había hecho con un uniforme y no había pedido autorización para hacerlo, el argumento era que existían canales y directivas para hacer su denuncia".
"En este caso, fue un momento complejo porque ya estaban estos dos militares de alto rango en el retiro, ya habían sido pasados al retiro y fue cuando efectuaron su manifestación, su denuncia. Pero inclusive el general FAP emite un adelanto de esta denuncia en uniforme y está el discurso en su despedida hace unos días".
"Entonces, pienso que más allá de detenernos en los detalles, es mirar la performance que vienen adoptando estos militares de alto rango y cómo se va conformando un bloque de militares retirados y también los vínculos con los militares activos, y estas presencias, estos manifiestos, estos comunicados y el sentido político que también tienen. Eso me parece que es preocupante, no se había visto en la coyuntura de noviembre pasado, en el contexto de la vacancia presidencial, al contrario fue el alto mando, inclusive el jefe del comando conjunto que no asistió al llamado de Manuel Merino en plenas movilizaciones y que más bien dio una imagen de respeto a la institucionalidad democrática y a la Constitución, y su posición de no beligerancia; pero ahora vemos otro tipo de performance y creo que hay que prestar mucha atención a esta visibilidad que tienen los militares y la intervención que vienen ocupando en la actual crisis política".


[Foto de portada: Andina]


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