Una peruana más que recibe el Premio Ambiental Goldman, el más importante del mundo. Liz Chicaje Churay, líder del pueblo bora de Loreto, expresidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Río Ampiyacu, es una de las ganadoras de la edición 2021 junto con otras cinco personas de otros continentes. 

Descendiente del clan de la Newat (gavilán en español), Liz nació en la comunidad nativa Boras de Pucaurquillo, distrito de Pebas, provincia de Ramón Castilla (Loreto), en el seno de una familia de agricultores que le dieron desde muy joven la libertad de tomar sus decisiones. Por ello no sorprendió que fuera una activista ambiental desde los 16 años, cuando comenzó a asistir a reuniones sobre la defensa del territorio ancestral Bora ante la tala ilegal y otras incursiones delictivas. 

Con el paso de los años, emprendió una cruzada para que la Zona Reservada Yaguas, de más de 800 mil hectáreas, se convirtiera en el Parque Nacional Yaguas. Como líder indígena y miembro del Comité de Categorización, su presencia fue clave para que se diera este cambio de categorización, lo que fue reconocido en 2019 cuando las embajadas de Alemania y Francia en Perú le otorgaran el Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos y Estado de Derecho. Y esa misma lucha ahora es motivo del premio mundial.

Liz es reconocida por su lucha a favor de la seguridad territorial indígena, por su comprometida defensa de los derechos del medio ambiente y por su trabajo constante en aras de la buena gobernanza de este gran territorio entre los ríos Napo, Putumayo y Amazonas, en la frontera con Colombia y Brasil.

Quinta de 11 hermanos, y madre de cuatro varones y de una mujer, Liz está a la vanguardia de la economía sostenible, liderando junto a otras mujeres indígenas una asociación de artesanas, quienes transforman la fibra natural de la chambira en jicras, hamacas, y con semillas del bosque confeccionan collares y otros accesorios. “En la cuenca del Ampiyacu todas trabajamos en artesanía, lo aprendemos desde pequeñas”, dice.

Foto: IBC

Una líder entre los boras 

Al enfrentar cada vez más las invasiones de empresas de explotación forestal y mineras ilegales en el departamento de Loreto, Chicaje y su comunidad comprendieron que la condición formal de un parque nacional ayudaría a proteger las selvas tropicales y los sistemas fluviales de la región.

Chicaje y sus socios lanzaron una campaña que cubrió varios frentes para apoyar la creación del parque. Trabajaron junto con funcionarios del gobierno, conservacionistas y científicos, incluidos investigadores del Museo Field de Chicago y el Instituto de Bien Común (IBC), quienes realizaron mapeos participativos y análisis de imágenes satelitales. Ella junto con otros líderes nativos organizaron actividades educativas y de extensión para peruanos de toda la sociedad a fin de presentar sus argumentos.

Yaguas. Foto: Alvaro del Campo

Chicaje y su coalición elaboraron estrategias para fortalecer a organizaciones locales y su liderazgo en la carrera por obtener apoyo político para el parque. Como parte de los esfuerzos para unir a los diversos grupos indígenas de las regiones aledañas, viajó mucho en botes a zonas alejadas para reunirse con las diferentes comunidades y hablar sobre los planes para el parque. Una diplomacia sólida fue esencial para lograr un consenso y, en definitiva, con la ayuda de otros líderes indígenas, convenció a 23 de las 29 comunidades indígenas locales para que apoyaran la creación del parque, además de obtener el respaldo de otras siete organizaciones indígenas.

Chicaje también viajó a capitales regionales y nacionales para reunirse con ministros de gobierno, funcionarios electos y embajadores extranjeros, en defensa del parque y garantizando que, una vez creado, los pueblos indígenas podrían seguir cazando y pescando en la zona como lo hicieron durante generaciones. En 2017, Chicaje viajó a Bonn, Alemania, y asistió a la COP23 como parte de la delegación oficial de Perú.

En enero de 2018, el trabajo de Chicaje y su comunidad finalmente dio frutos. El gobierno de Perú declaró la creación del Parque Nacional Yaguas, que protege más de 800 mil hectáreas de selva tropical de la Amazonía. La creación del parque es un paso clave en la conservación de los ricos ecosistemas del país —protege miles de especies de vida silvestre únicas y conserva turberas ricas en carbono—, a la vez que protege las tierras ancestrales de los pueblos indígenas. 

Según un informe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas de Perú (Sernanp), gracias a la declaración de Yaguas como parque nacional se logrará proteger alrededor de 1,5 millones de toneladas de carbono durante los próximos 20 años.

“Yaguas es un lugar sagrado para nosotros. Hemos trabajado incansablemente para que como parque sea un lugar seguro, donde los animales puedan reproducirse, que sea un lugar donde no ingresen quienes cometen actos ilegales”, dice a La Mula.

  

(Foto abridora: Liz Chicaje Churay /Goldman Prize)


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