En esta segunda vuelta, se han activados muchos temores y uno de ellos es el miedo al llamado como "indio" o "serrano" que supuestamente quiere tomar revancha y que es un "resentido". Para el historiador y escritor José Carlos Agüero, este temor que se tiene hacia la candidatura de Pedro Castillo (Perú Libre) se debe a que no es cualquier tipo de candidato, sino que es un profesor rural que se ha salido del lugar que la sociedad le había dado.

"Se activan muchos sectores y atraviesas no solamente los sectores A y B, sino muchos más. Es una especie de sensación de culpa colectiva porque no puedes tenerle tanto miedo al indio a menos que le hayas hecho mucho daño. Es como reconocer que se merece pagar por algo. Pedro Castillo no es cualquier candidato, es un profesor rural, como dirían los académicos es un "subalterno", alguien que se sale de su lugar, alguien que no está cumpliendo con las expectativas de la sociedad. La sociedad peruana se puede vanagloriar de darle el voto a los indios, pero solo darles el voto, que es una manera pasiva de participar, pero no ser elegidos", dijo Agüero en el programa 'El Arriero'.

En entrevista con Javier Torres, Agüero agregó que esta posibilidad de que Castillo gane las elecciones estaría "trastocando el modo en el que se ha construido e imaginado la representación política".

"Él no debería ser elegido, él está para votar, para elegir entre cinco notables blancos que se pongan delante y que él elija como cualquiera de nosotros. Pero lo que está pasando en estas elecciones es que posiblemente él gane. Eso moviliza un temor y se canaliza a través de discriminación, humillación, estigmatización y racismo bárbaros", dijo.

Para Agüero, lo que genera miedo en las élites y no solo un susto momentáneo es la posibilidad de que se vuelva a repetir una situación en la que ellas no tienen el control total.

"Es el recuerdo del episodio más reciente donde perdieron la capacidad de dominio sobre las decisiones más altas de la política y ese fue el periodo de Velasco. Ese es el temor real, el temor a la reforma, al cambio, a perder la situación de dominio, de tener miedo a perder la última palabra, inclusive ver afectado su patrimonio. Ese no es un relato, eso sucedió", dijo.
"Es el trauma de nuestras élites. No es solamente la posibilidad, sino la realidad de perder el dominio sobre el aparato del Estado, sobre las Fuerzas Armadas, sobre la posibilidad de planificar la economía, definir políticas sociales, se acabó el antiguo régimen en todas sus formas durante el proceso de Velasco, agregó.

Este miedo, explica el historiador, se elabora de manera muy compleja y se mezcla en una gran ola de ideas y acaba confundiéndose todo con el terrorismo, con Sendero Luminoso, el chavismo o con todo lo que en general signifique la posibilidad de que se reitere la perdida de la situación de dominio. "Ese miedo es mucho más profundo", señaló.

El historiador señaló que cuando las élites sienten una amenaza grande y a eso se le suma una campaña tan grande de miedo, "la razón se esfuma, no hay posibilidad de reflexionar". "Se actúa casi bajo instintos primarios. Tienen que sobrevivir", dijo.


El fujimorismo se juega todo 

En ese sentido, dijo comprender la preocupación de Fujimori y su organización, que están luchando por su "sobrevivencia", ya que están pidiendo 30 años de prisión. "Tienen que ir al todo contra todo", señaló.

"Están pidiendo 30 años de prisión, tiene un montón de gente involucrada desde delitos de cohecho hasta narcotráfico, más parecen una organización criminal que una organización política. Tienen que ganar las elecciones o se van presos", resaltó.
"Están haciendo todo este esfuerzo, agotador, de convertirlos en actores políticos legítimos para que calce en las teorías, cuando es más fácil describirlos de la otra manera. Esa manera de sobrevivencia, de alguna manera se ha trasladado en el espacio electoral general. La gente realmente siente que están en una cruzada y que hay algo que salvar. Ahí se activan muchos miedos", señaló.


"El terruqueo es un arma arrojadiza"

Por otro lado, Agüero precisó que el terruqueo es un fenómeno global, no es algo que solo suceda en Perú, pero que "en nuestro país tiene una tradición y se ha exacerbado en las últimas semanas y usado tanto que se ha normalizado".

"Funciona en periodos muy álgidos, por breves momentos, genera histeria y luego se va. Es más un susto que un miedo profundo. Es algo que te va asaltando, te coge como histeria, por pequeños momentos. Es un arma arrojadiza, muy malvada. Ha sobrevivido como un relato malintencionado, desinformador, negacionista, relativista histórico de parte de los grupos de poder, de las élites, del fujimorismo, sectores militares y los grupos de poder económico".
"El terrorismo real que está superviviente en el Vraem es lo que ya sabemos, no es una amenaza a la seguridad nacional, no va a hacer la revolución ni va a tomar el poder, y no tienen relación con los que están ahora participando en las elecciones. Si hay alguna relación, es a raíz de la manipulación y la desinformación de los medios de comunicación y los actores políticos".

Agüero consideró que, en la práctica del terruqueo, "se encuentran necesidades distintas de controlar a la población, a través de grandes fantasmas, de grandes estigmatizaciones colectivas y masivas".

"En el caso de nuestro terruqueo, es totalmente deslocalizado, general, amplio, preventivo, se aplica masivamente, a quien sea, inclusive a colectivos amplios. Sobrevive como un relato. Es tanto que si tú quisieras pensar en la violencia política o conflicto armado interno en Perú de manera seria en el espacio público, no se podría porque también se terruquea esa clase de pensamiento. Por lo tanto, solo queda la posibilidad de invocarlo como un relato ahistórico, general que entonces sí se puede confiar con cualquier actividad terrorista del planeta. Se vuelve algo muy gaseoso, pero igual muy dañino".

Además, respecto a por que un sector de la clase media, que incluso podría ser beneficiaria de las reformas, también se asusta, Agüero recordó que conviven muchos miedos en la sociedad.

"Está el miedo que viene de la manipulación y el terruqueo, de delirio colectivo. También este miedo de las élites, su miedo al cambio y a las reformas. Consideran que el terruco real es Velasco y Sendero Luminoso es el que genera violencia, pero el que genera reformas es Velasco. En el caso de Pedro Castillo, posiblemente él haga reformas y no violencia; no queda claro qué violencia podría generar, pero sí nos imaginamos qué reformas podría intentar hacer. Eso es lo que les da miedo", señaló.


Hay miedo a la democracia

Sobre la figura de Mario Vargas Llosa, quien parece un Papa dirigiendo una cruzada, Agüero recordó que el escritor peruano ha sido respetado anteriormente por posiciones en defensa de los derechos humanos, la memoria y la democracia.

"Pero creo que ahora él mismo, y su hijo, no han podido escapar al propio marco tan antagónico, tan de odio, de movilización de una cultura de la ira, de no aceptar que la democracia puede ser también que gane otro, aunque sea indio y aunque esté equivocado, sino que siempre tiene que ser tutelada, siempre tienen que haber unos notables", dijo.
"Es muy conservadora esa mirada. Actúan como intérpretes de la Nación, de los deseos de la Nación y sus destinos. Keiko no está interactuando con Vargas Llosa por sus cualidades literarias o intelectuales, sino porque simbólicamente actúa como un intermediario relevante por lo menos de alguna idea del país o de la República, como intérprete", agregó.


El día después de las elecciones

Agüero dijo que es inimaginable lo que podrían hacer estos grupos de poder si pierden las elecciones este domingo. 

"No puedo imaginarlo. Hay mucho miedo a la democracia. Este es el resumen de todo este momento que estamos viviendo. Ya sabemos lo que han hecho estas últimas semanas, ha sido muy vil la manipulación de los sentimientos y miedos de la gente, ha sido un esfuerzo bastante violento, de reducir la libertad de elección, es lo más alejado a la democracia. No sé qué es lo que puedan hacer de no ganar su opción", dijo.

Sin embargo, lo que nos toca hacer como ciudadanía, señaló Agüero, es no quedarnos "atrapados en este marco estrictamente electoral".

"Sabemos que hemos perdido derechos sociales durante décadas y ninguno de los dos candidatos nos garantizan que los volvamos a recuperar como ciudadanía. Nos toca intentar recuperarnos, volver a ser sujetos que puedan por lo menos administrar la gestión de su precariedad, de sus vidas, de ser dignos, de tener libertades, algunas propiedades que nos hacen sujetos, para no volver a estar en este tipo de situación, en la que se mueren 180 mil peruanos y que no haya nadie que te ampare. Ese es el resultado de décadas de destrucción del tejido social y de la institucionalidad, y de la pérdida del sentido de los derechos. Eso es lo que debemos hacer, incluyendo el tema fundamental del género, no hay futuros progresistas que no pasen por las luchas feministas", señaló.

Por último, Agüero pidió que peruanos y peruanas vayan a "votar sin miedo apostando por el cambio y no tenerle miedo a la democracia". 

Su ensayo "Cómo votan los muertos" está disponible en la web de La Siniestra Ensayoshttps://lasiniestraensayos.com/libro/como-votan-los-muertos/


[Foto de portada: Facebook]


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