El último viernes 21 de mayo, el Ministerio de Salud (Minsa) inició la vacunación contra la covid-19 a personas con trastornos mentales severos. En un inicio, las personas diagnosticadas con psicosis y trastorno bipolar debían ir a algunos de los tres centros de salud mental públicos en Lima Metropolitana: el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi en San Martín de Porres, el Hospital Hermilio Valdizán en Santa Anita y el Hospital Víctor Larco Herrera en Magdalena del Mar.
Con ello, el Minsa hacía una diferencia con estos pacientes psiquiátricos, ya que en el caso de las personas con trastornos del neurodesarrollo (autismo y retraso mental) se indicó que estas serían vacunadas en el centro de vacunación más cercano a su domicilio, cumpliendo un cronograma según el último digito del DNI.
Al centralismo de solo empezar a vacunar en Lima Metropolitana a personas que tienen afectada su salud mental, se agregó el hecho de que obligaban a estas a acudir a centros psiquiátricos, agrupándolas innecesariamente en solo tres lugares en toda la ciudad.
Ante ello, este domingo, el Minsa cambió la indicación y anunció que las personas con trastornos mentales, mayores de 18 años, podían vacunarse en el centro de vacunación más cercano a su domicilio, incluyendo el servicio de vacunacar, de acuerdo al siguiente cronograma:
Por ahora, la vacunación para este grupo vulnerable sigue centralizada en Lima Metropolitana. Aún no se inicia en las demás regiones del país.
Para ser vacunadas, las personas con trastornos mentales deben presentar una constancia, certificado o receta médica que permita acreditar su condición. Aquellas que requieran ser vacunadas en su domicilio, pueden solicitarla llamando a las líneas 113 o 107.
Anteriormente, el director del Instituto Nacional de Salud Mental del Minsa, Humberto Castillo Martell, explicó que los pacientes con trastornos mentales graves tienen dificultades para comprender en su totalidad la magnitud del peligro de la pandemia, presentan problemas para realizar actividades con sentido del autocuidado y se desconciertan con las restricciones de la emergencia sanitaria, lo que termina por agravar sus cuadros psicopatológicos.
“No comprenden el cumplimiento de las medidas de bioseguridad como el uso de la mascarilla, protector facial, distanciamiento o lavado de manos, entre otros. Y debido al estigma que aún se presenta en la sociedad, pueden tener dificultades para el acceso a los servicios de salud en caso de diagnóstico del covid-19”, dijo Castillo Martell a la agencia estatal Andina.
Según un estudio realizado en Estados Unidos (EEUU) y publicado en la revista de la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA por sus siglas en inglés), los pacientes con un diagnóstico reciente de un trastorno mental e infección por covid-19 tuvieron una tasa de muerte del 8.5%, mayor al 4.7% de los pacientes con covid-19 y sin ningún trastorno mental. Además, los pacientes psiquiátricos tuvieron una tasa de hospitalización del 27.4% frente al 18.6% de los pacientes con covid-19 sin trastornos mentales.
[Foto de portada: Andina]
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