Tras la pandemia de COVID-19, sabemos que volver a hacer negocios como siempre no es la opción. Es imperativo que percibamos la crisis como una oportunidad para reconstruir, e incluso mejorar, los medios de vida de manera sostenible. Una de las prioridades de la agenda en adelante debe ser restaurar la armonía en la relación entre la humanidad y la naturaleza, y particularmente con la biodiversidad. 

El reciente informe El estado de los bosques del mundo 2020 (SOFO, por sus siglas en inglés), elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) examina las contribuciones de los bosques, y de las personas que los usan y manejan, a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, y propone tomar medidas urgentes para salvaguardar la biodiversidad de los bosques del mundo en medio de tasas alarmantes de deforestación y degradación forestal. 

Los autores advierten que desde 1990 se han perdido unos 420 millones de hectáreas de bosque por conversión a otros usos de la tierra, aunque la tasa de deforestación ha disminuido en las últimas tres décadas. 

La crisis de la COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de conservar y utilizar de manera sostenible los recursos naturales, reconociendo que la salud de las personas está vinculada a la salud de los ecosistemas. Por ello -se subraya en el estudio- es fundamental proteger los bosques, ya que albergan la mayor parte de la biodiversidad terrestre del planeta.

El estado de los bosques del mundo evalúa el progreso hasta la fecha en el cumplimiento de los objetivos y metas mundiales relacionados con la biodiversidad forestal y analiza la efectividad de las políticas, acciones y enfoques, tanto en términos de resultados de conservación como de desarrollo sostenible. 

El informe advierte que a pesar de la disminución de la tasa de deforestación en la última década, se siguen perdiendo unos 10 millones de hectáreas cada año por su conversión a usos agrícolas o de otro tipo. La deforestación y la degradación de los bosques siguen teniendo lugar a un ritmo alarmante, lo que contribuye de manera significativa a la pérdida continua de la biodiversidad. La expansión agrícola sigue siendo una de las principales causas, en tanto que la resiliencia de los sistemas alimentarios humanos y su capacidad de adaptarse a los cambios futuros dependen de esa misma biodiversidad. 

Pero el reporte también muestra signos de esperanza. La tasa de pérdida de bosques está disminuyendo en todo el mundo, y existen ciertamente soluciones que equilibran la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad forestal. "Para cambiar el curso de la deforestación y la pérdida de biodiversidad, se necesita urgentemente que se amplíe la escala de estas soluciones, así como que se infunda un cambio transformador en la manera en que producimos y consumimos alimentos", indican los autores. 

En efecto, la demanda de alimentos da lugar a prácticas agrícolas inadecuadas que impulsan a la conversión a gran escala de bosques para la producción agrícola y a la pérdida de biodiversidad. Es apremiante reproducir a mayor escala ciertas medidas como la adopción de prácticas agroforestales y de producción sostenible, la restauración de la productividad de las tierras agrícolas degradadas, la adopción de una alimentación más saludable y la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos.  

Proteger la biodiversidad no solo es importante para el medio ambiente, sino que también es una condición previa para dietas más diversas, saludables, equilibradas y nutritivas.

Los agronegocios deben cumplir sus compromisos con las cadenas de productos que no contribuyen a la deforestación y aquellas empresas que no han adquirido compromisos de “deforestación cero” deberían hacerlo. Quienes inviertan en los productos deberían adoptar modelos de negocio que sean responsables desde el punto de vista del medio ambiente y de la sociedad. En muchos casos, estas acciones requerirán una revisión de las políticas, en particular de las fiscales, y de los marcos regulatorios del momento. En conclusión, es necesaria una restauración a gran escala de los bosques para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible y prevenir, detener e invertir la pérdida de biodiversidad.

Para ello, son elementos fundamentales la gobernanza eficaz; la armonización de las políticas entre sectores y niveles administrativos; la seguridad de la tenencia de la tierra; el respeto de los derechos y el conocimiento de las comunidades locales y los pueblos indígenas; la mejora de la capacidad de hacer un seguimiento de los resultados en materia de biodiversidad y, por último, pero no menos importante, las modalidades innovadoras de financiación.

Los bosques contienen 60,000 especies diferentes de árboles, el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las especies de aves y el 68% de las especies de mamíferos de la Tierra.

El informe ofrece un amplio panorama de la biodiversidad forestal, incluidos mapas mundiales que revelan dónde los bosques albergan todavía zonas ricas en fauna y flora, como en los Andes septentrionales y en partes de la cuenca del Congo, y dónde se han perdido.



Los bosques son una solución basada en la naturaleza para numerosos desafíos del desarrollo sostenible. Este informe subraya la importancia de impulsar y fortalecer iniciativas destinadas a impedir, detener y revertir la pérdida de los bosques y de su biodiversidad en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

 


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