Las pugnas internas amenazan con erosionar al menos tres de las nueve bancadas del nuevo Congreso sin que este haya entrado en funciones. Primero fue Podemos Perú, donde el virtual congresista Daniel Urresti chocó con el dirigente Enrique Wong por el liderazgo del partido de José Luna Gálvez, luego Frepap y ahora UPP, en donde Antuaro Humala —líder del Frente Patriótico— también se quiere arrogar el triunfo electoral de esta agrupación como suyo.

Desde la cárcel, en donde cumple 19 años de condena por el 'Andahuaylazo', el cabecilla etnocacerista sostiene que por su "imagen" UPP obtuvo 13 curules en el Parlamento que se instalará en marzo próximo. "Lo digo sin desconocer el aporte organizador y fraterno del compatriota José Vega Antonio, con quien me une una antigua amistad", manifestó en las respuestas a un cuestionario que le envió La República.

Confirmó además que la bancada de UPP buscará su excarcelación para postular a la Presidencia en las elecciones del 2021, porque se considera un "preso político y secuestrado del Estado fujiconstitucional lavajatista".

La condena que recibió Antauro por los delitos de homicidio simple –en agravio de cuatro policías asesinados en la asonada de Andahuaylas–, secuestro agravado, rebelión y sustracción de armas de fuego, recién se cumplirá el 2 de enero de 2024.

La prioridad de UPP en el Congreso será liberar al cabecilla etnocerista, como en su momento fue la mayor preocupación de Fuerza Popular excarcelar al autócrata Alberto Fujimori. "Antauro Humala es un preso político y lo que corresponde es solicitar la amnistía", dijo Virgilio Acuña, que ahora funge de vocero del reo, luego de que postuló con UPP al Congreso pero no logró un escaño.

"Hasta ahora la población solo se ha enterado del apabullamiento mediático contra Antauro Humala que durante quince años lo ha tildado de asesino. Antauro y yo lamentamos la pérdida de vida de seis ciudadanos durante el 'Andahuaylazo', pero Antauro no es el responsable".


El mismo Antauro considera que después de haberse levantado en armas contra Alberto Fujimori y Alejandro Toledo, dice que se merece la absolución, pero —claro— lo explica en su uso peculiar del lenguaje:

"El problema principal y fundamental del país es el marco jurídico constitucional mal parido del 5 de abril 1992, en que vía una mafia política se impone la subordinación de la Nación al libre mercado, o mejor dicho ‘libre saqueo’ pro extranjero. La anemia infantil (desnutrición), exclusión social y violencia ciudadana (inseguridad), en el fondo derivan de ello. Entonces habiendo sublevado contra tres presidelincuentes (Fujimori), Locumba y Toledo y PPK (que era su ministro), Andahuaylas, traicionado, por otro preso delincuente (Ollanta) y encarcelado por otro más (Alan García), pues encarnamos la resistencia y solución, contra la antipatria. He ahí la esencia del significado de mi liberación".

Para el analista político Eduardo Dargent, no debe sorprender que un discurso como el de Antauro Humala y sus seguidores tenga acogida en el país, porque en  diversas regiones hay gente que ve con simpatía y difunden esas ideas desde hace años, no de ahora, porque engarzan bien con sus demandas e intereses.

"Hay un mensaje redistributivo, nacionalista, anticentralista y autoritario que recoge demandas muy presentes en diversas regiones que es repetido y difundido por estos actores. Y Antauro Humala hoy lo representa", apuntó en su columna de El Comercio.

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