Hay preocupación en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el cambio en la dirección del Instituto Nacional de Radio y Televisión (IRTP) que dispuso el gobierno peruano, al remover de su presidencia a Hugo Coya, en cuya gestión los medios del Estado habían mostrado pluralidad e independencia informativa, y nombró en su lugar a Eduardo Guzmán.

"Es preocupante que la motivación haya sido de algún modo imponer una línea más gobiernista a los medios de comunicación (públicos)", dijo en entrevista con El Comercio Edison Lanza, relator de la CIDH para la Libertad de Expresión, desde  El Salvador.

Lanza sostuvo que tomó conocimiento de la situación —que provocó duras críticas a la gestión del presidente Martín Vizcarra y a su ministro de Cultura, Francesco Petrozzi— a través de los pronunciamientos de organizaciones para libertad de expresión, de medios de comunicación y de periodistas.

"Todo hace pensar y hace ver que la decisión fue política, adoptada en virtud de una línea abierta y plural que se había establecido por parte de este director del medio público".


El relator de la CIDH también dijo que la situación revela un problema que está presente no solo en el Perú sino en casi toda la región, respecto a la gobernanza de los medios públicos de comunicación.

"En general, los gobiernos entienden que los medios públicos tienen que estar a disposición o seguir una línea de defensa del gobierno y no una línea de actuación, o una línea editorial vinculada al interés público de la población, y de fortalecimiento de la democracia, es decir que los medios tienen que tener pluralismo e independencia de sus periodistas para trabajar de acuerdo a temas de interés general".

Este martes, luego de un par de días de silencio, el presidente Vizcarra se refirió al tema y dijo que guarda el mejor de los conceptos y respetos por Hugo Coya y su sucesor, Eduardo Guzmán, tras remarcar que su gobierno garantiza la libertad de expresión y la pluralidad informativa.

Pero lo cierto es que después de ser despedido de forma intempestiva, Coya reveló detalles de su salida, que estuvo marcada por presiones, intrigas y mentiras. Así por ejemplo, el domingo, en Cuarto Poder, contó que la semana pasada, cuando  el titular de Cultura le pidió su renuncia, le comentó que él no estaba de acuerdo con su salida, pero que "dos funcionarias de Palacio habían 'envenenado' al presidente" Vizcarra.

Coya además reveló que recibía "constantes llamadas" de Petrozzi para pedirle que no se entreviste en el canal del Estado (TV Perú) "a tal o cual" persona. Incluso el ministro se habría quejado de que la cobertura de las actividades del presidente de la República era insuficiente. Y la gota que rebalsó el vaso fue la transmisión de la reacción del esposo de Keiko Fujimori, Mark Vito Villanella, tras el fallo del Tribunal Constitucional que anuló la prisión preventiva de la jefe de Fuerza Popular, el lunes de la semana pasada. 

Petrozzi negó todo públicamente en varias entrevistas que dio el lunes último, en las que aseguró que la decisión de sacar a Coya de IRTP fue solo de él y descartó que vaya a renunciar. Ese mismo día por la tarde, fue llamado a Palacio por el jefe de gabinete, Vicente Zeballos, para que explique los pormenores del cambio en la dirección de los medios estatales.

Este martes, ya su postura desafiante cambió. Durante una ceremonia en San Borja, Petrozzi refirió que "los cargos vienen y se van, si en el proceso cometí errores, los acepto""Hice lo que pensé que era correcto. Nadie tiene la verdad absoluta", comentó en un discurso que sonó a despedida, en el que no mencionó explícitamente el caso Coya.

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