La cultura de la violación está generalizada. Está incrustada en la manera en que pensamos, hablamos y actuamos. Si bien los contextos pueden diferir, siempre está arraigada en un conjunto de creencias, poder y control patriarcales. Esta 'cultura' se da en entornos sociales que permiten que se normalice y justifique la violencia sexual, y en ellos abundan las desigualdades de género. Referirse a la cultura de la violación por su nombre es el primer paso para desterrarla.
Todos los días tenemos la oportunidad de examinar nuestros comportamientos y creencias en busca de prejuicios que permitan que continúe esta 'cultura'. Desde las actitudes que tenemos sobre las identidades de género hasta las políticas que apoyamos en nuestras comunidades, todos podemos tomar medidas para oponernos a la cultura de la violación.
En este contexto, y a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, UN Women, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, propone las siguientes tareas para que las pongamos en práctica. Seleccionamos 12:
Una cultura de consentimiento
El consentimiento dado libremente es imprescindible, en todo momento. En lugar de oír un “no”, asegúrate de oír un “sí” activo, que haya sido expresado por todas las personas involucradas. Integra el consentimiento convencido en tu vida y habla de él.
Denuncia las causas profundas
Permitimos que continúe la cultura de la violación cuando aceptamos una masculinidad en la que la violencia y la dominación están asociadas a conceptos como “fuerte” y “masculino”, y cuando a las mujeres y las niñas se las valora menos. También la amparamos cuando se culpa a las víctimas: una actitud que sugiere que es la víctima y no el agresor quien es responsable de un ataque. Cuando se habla de casos de violencia sexual, la sobriedad, la vestimenta y la sexualidad de la víctima son irrelevantes. En lugar de ello hay que cuestionar la idea de que los hombres y los niños deben obtener el poder mediante la violencia y cuestionar la noción del sexo como un derecho.

Redefine tu masculinidad
Reflexiona sobre lo que significa la masculinidad para ti y cómo la asumes. La autorreflexión y las conversaciones en grupo son algunas de las herramientas disponibles para que hombres y niños (así como mujeres y niñas) examinen y redefinan las masculinidades con principios feministas.
Deja de culpar a la víctima
Debido a que el lenguaje está profundamente arraigado en la cultura, podemos llegar a olvidar que las palabras y frases que utilizamos cada día dan forma a nuestra realidad. Las creencias que fomentan la violación están grabadas en nuestro idioma: “Iba vestida como una puta. Lo estaba pidiendo”. Forman parte de la letra de canciones conocidas: “Sé que lo quieres”. En la cultura popular y en los medios de comunicación se ha normalizado el hecho de cosificar e insultar a las mujeres. Puedes optar por dejar de lado el lenguaje y las letras que culpan a las víctimas, cosifican a las mujeres y excusan el acoso sexual. Cómo viste una mujer, qué y cuánto ha bebido y dónde se encontraba en un momento determinado no son invitaciones para violarla.
Tolerancia cero
Aplica políticas de tolerancia cero ante la violencia y el acoso sexual en los espacios donde vives, trabajas y te diviertes. Da un vistazo a lo que puedes hacer para erradicar el acoso en tu centro de labores.
Profundiza en lo que significa la cultura de la violación
La cultura de la violación ha adoptado muchas formas en todas las épocas y contextos. Es importante reconocer que la cultura de la violación va más allá de la idea limitada de una agresión de un hombre a una mujer mientras esta camina sola por la noche. Esta 'cultura' abarca una amplia variedad de prácticas nocivas que restan autonomía y derechos a las mujeres y las niñas, tales como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina. Conoce los factores que sustentan la cultura de la violación y los mitos que la rodean. Si bien prácticamente todo el mundo coincide en que la violación es algo detestable, la violencia sexual y el acoso sexual se normalizan y trivializan con palabras, acciones e inacciones que nos arrastran peligrosamente hacia la cultura de la violación.

Adopta un enfoque interseccional
La cultura de la violación afecta a toda la población, independientemente de la identidad de género, la sexualidad, el nivel económico, la raza, la religión o la edad. Erradicarla significa desterrar definiciones restrictivas del género y de la sexualidad que limitan el derecho de una persona a definirse y a expresarse. Ciertas características como la orientación sexual, el grado de discapacidad o la etnia, y algunos factores contextuales, aumentan la vulnerabilidad de la mujer ante la violencia. Las personas LGBTQI pueden ser objeto de una 'violación correctiva', en la cual el autor pretende obligar a la víctima a ajustarse a estereotipos de género y sexuales. Durante las crisis humanitarias, la frecuente discriminación contra mujeres y niñas exacerba a menudo la violencia sexual.
Escucha a las sobrevivientes
En tiempos de #MeToo, #TimesUp, #NiUnaMenos, #BalanceTonPorc y otros movimientos en línea, las sobrevivientes de la violencia son más visibles que nunca. Escucha sus experiencias, lee los relatos de las sobrevivientes y activistas de todo el mundo. No digas “¿por qué no se fue de allí?”. Di: “Te escuchamos. Te vemos. Te creemos”.
Involúcrate
La cultura de la violación se sostiene en la ausencia o la falta de aplicación de leyes sobre violencia contra las mujeres y leyes discriminatorias sobre la propiedad privada, el matrimonio, el divorcio y la custodia de hijas e hijos. Consulta la base de datos mundial sobre la violencia contra las mujeres y las niñas para ver qué está haciendo tu país para proteger a las mujeres y las niñas. Exige a tus representantes políticos que garanticen la aplicación de leyes que promueven la igualdad de género.

Fin a la impunidad
Para poner fin a la cultura de la violación, los agresores deben rendir cuentas. Con el enjuiciamiento de los casos de violencia sexual, se reconocen estos actos como crímenes y se lanza un firme mensaje de tolerancia cero. Dondequiera que veas un retroceso en cuanto a las consecuencias legales para los agresores, lucha por la justicia y la rendición de cuentas.
Testigo activo
Una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre maltrato. La violencia contra las mujeres es sorprendentemente habitual y, en ocasiones, podemos presenciar comportamientos no consensuados o violentos. Si intervienes como testigo activo indicas al agresor que su comportamiento es inaceptable, y puedes ayudar a proteger a alguien. Valora la situación para determinar qué tipo de ayuda, en su caso, podría ser apropiada. Puedes ayudar a la víctima del acoso sexual preguntándole cómo está o si necesita ayuda, documentando el incidente, creando distracciones para calmar la situación, o dirigiéndote de forma breve y clara al agresor, diciendo “me incomoda lo que estás haciendo”.
Educa a la próxima generación
Está en nuestras manos inspirar a futuras y futuros feministas del mundo. Desafía los estereotipos de género e ideales violentos a los que se enfrentan niñas y niños en los medios de comunicación, en la calle y en la escuela. Explica a tus hijas e hijos que su familia es un espacio seguro donde pueden expresarse tal y como son. Respalda sus decisiones y explícales la importancia del consentimiento a una edad temprana.
Ilustraciones: Hanna Barczyk
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