Lamentablemente, los estigmas y prejuicios son un obstáculo para que las personas accedan a servicios de salud mental. El más reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Mental, indicó que más de 5 millones de personas sufren de algún tipo de trastorno, pero señaló que el 80% de ellos no acude a recibir atención profesional. El informe señaló también que los trastornos más frecuentes son depresión y ansiedad.

Si a esto le agregamos que la posible solución para aliviar los síntomas de depresión y ansiedad está en una planta estigmatizada y criminalizada durante décadas como la cannabis, el acceso a los servicios y a información confiable se hace aún más complicada. Por ello, un grupo de profesionales y pacientes en salud mental compartirán, este domingo, sus experiencias usando cannabinoides a través de las distintas vías de administración, como la sublingual con aceites o vaporizada con flores o líquidos.

Sandra Ramirez Collazos, de 37 años, usa cannabis desde mediados del 2016, cuando tuvo su última crisis de fibromialgia, una enfermedad que consiste en dolores crónicos y que está vinculada a la depresión. Con la aprobación de su psiquiatra y asesorada por médicos especialistas en cannabis, Sandra lleva un tratamiento integral, por el que también ha cambiado sus hábitos alimenticios.

"Fue un descubrimiento bastante pausado porque no es que me senté con el doctor para tratar depresión y ansiedad con cannabis. Yo me centré en la fibromialgia, que viene acompañada de depresión. Yo ya venía cargando este problema desde niña, que nunca paró", cuenta Sandra, que cuando tenía 15 años fue diagnosticada de anorexia y depresión severa, y estuvo internada en el hospital Rebagliati.

De adulta, empezó a sufrir dolores por luego de dar a luz a su hija. En medio de sus actividades cotidianas, sintió dolores en músculos, huesos y articulaciones. Para que ella sepa lo que exactamente tenía, también fue un proceso complicado.

"El diagnóstico de fibromialgia fue bastante complicado porque tienen que hacerte diagnóstico diferencial, me descartaron artrosis, lupus y después de descartado todo me hicieron la prueba de los puntos de dolor y ahí determinaron que el diagnóstico era fibromialgia. Años antes , pensaban que fingía el dolor. El gran problema es que el dolor no se ve. La fibromialgia siempre viene acompañada de depresión y si te deprimes más, te duele más el cuerpo", explica.

El método que Sandra usa es el de la microdosis, que consiste en administrar de a pocos los cannabinoides a través de la vía sublingual y la vaporizada. "Esto implica consumir de a pocos para evitar crisis de fibromialgia y mantenerme en un estado de bienestar", cuenta.

En estos más de tres años que lleva usando cannabis con fines terapéuticos, Sandra ha pasado de tomar trece pastillas a estar actualmente tomando solo dos. Algunos de los fármacos que tomaba era gabapentina, tensodox, clonazepam, pregabalina, carbamazepina, neuleptil, biperideno y tramadol. Además, tomaba gravol por las náuseas producto de las migrañas relacionadas a la fibromialgia. 

"Eso es fenomenal, pero ha sido gradual. En mi caso, yo tengo asesoría profesional. Mi psiquiatra me ha dicho que yo he logrado con el cannabis lo que otros pacientes que ella trata no han podido. Mi psiquiatra acepta el cannabis, pero no trata con la planta. Pero, lamentablemente, hay algunos médicos que no atienden a personas que usan cannabis. Algunos también tienen recelo porque piensan que es más difícil que una persona acepte usarla", señala.

A diferencia de las pastillas, con la cannabis Sandra no siente los efectos negativos que comúnmente sufren los pacientes.

"No he tenido los efectos feos de las pastillas y con la cannabis no he tenido problemas. Mi médico verificó que no tenga problemas de hipertensión, respiratorios ni otros, considerando la vía vaporizada. Eso es importante, siempre es buena la asesoría médica. Los doctores son los más aptos para decirnos qué podríamos y qué no podemos consumir", cuenta.

En este sentido, Sandra resaltó la necesidad de diferenciar entre los efectos del cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC), los dos cannabinoides más famosos de la planta, que tiene más de 400 compuestos orgánicos.

Entre otros usos, el CBD sirve como antiinflamatorio y ansiolítico, y ayuda en tratamientos contra el insomnio y la depresión. Su principal característica es que no tiene los efectos psicoactivos del THC, que provoca el llamado "subidón" que sienten aquellos que fuman cannabis o "marihuana".

En Perú, el reglamento de la ley de cannabis medicinal señala que los productos hechos en base a plantas con menos de 1% de THC son considerados no psicoactivos y no están controlados: están excluidos del reglamento de estupefacientes, psicotrópicos y otras sustancias sujetas a fiscalización sanitaria.

El THC, por su parte, se usa también para depresión, ya que mejora el estado de ánimo y aumenta el apetito. Tanto para el CBD y el THC, los estudios científicos que certifiquen y garanticen estos usos están en marcha.

Mientras las autoridades en Perú siguen demorándose en implementar la ley y las investigaciones científicas en el mundo siguen en marcha, un grupo de pacientes y profesionales en salud mental se reunirán, este domingo, en una charla para compartir experiencias en la práctica médica con cannabinoides.

Para más información sobre el uso de cannabinoides en casos de depresión y ansiedad, pueden asistir a la charla que organiza Fibrocannábicas y Revista Pitay. Este domingo 24 de noviembre, el médico Peter Gamez, el psiquiatra Julián Valderrama, Alvaro Vidal (soporte psicológico) y Olga Vásquez (coach profesional) expondrán sobre este tema. El invitado de honor será Baldomero Cáceres. Además, habrá micrófono abierto para los asistentes o pacientes que deseen compartir sus testimonios. También estarán presentes las marcas cannábicas Chakanna, CM Cannam, Kaya y Herborium. El evento es desde las 15:00 horas. Para inscripciones: efectosequito@gmail.com. 


[Foto de portada: Daniela Abarca / CRH]


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