El Senado de Bolivia dio el primer paso este miércoles para convocar elecciones en medio de una nueva jornada de protestas violentas que dejó ocho muertos en El Alto, la ciudad aymara considerada un bastión de Evo Morales, donde se realizan movilizaciones contra el gobierno interino de Jeanine Áñez.
Así, se aprobó el marco normativo del proceso, pero aún no se fija una fecha para los comicios, y no se garantiza que haya acuerdo en la Cámara de Diputados, que tenía previsto reunirse por la tarde. El partido de expresidente, el Movimiento al Socialismo (MAS), y sus aliados controlan dos terceras partes de la Cámara y del Senado.
En este contexto, Áñez advirtió que podría convocar elecciones por decreto si no hay consenso para fijar una fecha, y lo cierto es que la posibilidad de llegar a un acuerdo político de fondo entre las partes en conflicto es escasa, mientras que el gobierno interino acusa a Evo Morales de cometer "crímenes de lesa humanidad" por, supuestamente, alentar los bloqueos desde su exilio en México.
El proyecto aprobado en el Senado contempla la anulación de los comicios del pasado 20 de octubre, que precedieron la grave crisis política por las acusaciones de fraude. Ahora las partes deberían pactar la renovación del Tribunal Supremo Electoral y fijar fecha para volver a la urnas. La Constitución fija un plazo de 90 días para hacerlo.
Sigue la violencia
El martes, un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y manifestantes dejó al menos ocho muertos y decenas de heridos durante una operación militar policial que acompañó la salida de un convoy de cisternas para dotar de gasolina a El Alto y a La Paz, donde el desabastecimiento del combustible por los bloqueos llegó a niveles nunca vistos en los últimos años.
Según la Defensoría del Pueblo, del total de víctimas mortales que dejó la jornada del martes, al menos tres personas habrían fallecido producto de disparos de arma de fuego, por lo que la institución pidió "la desmovilización de las Fuerzas Armadas a fin de evitar que se produzcan más muertes".
Desde el inicio de las protestas en Bolivia, al menos 30 personas perdieron la vida, 26 de ellas después de que Jeanine Áñez asumiera la presidencia interina del país, tras la renuncia de Evo Morales el 10 de noviembre.
Evo arremete
Desde México, Morales exigió que cese la "masacre" producto de "balas militares" y se reiteró su disposición de regresar al país si le garantizan la vida. "No aceptan que los indios sean Gobierno", dijo en una conferencia de prensa, tras expresar su admiración por sus seguidores de El Alto, que siguen movilizados en la calles.
El derrocado mandatario insistió además que no se opone a la convocatoria de nuevas elecciones, pero reiteró que no se respetó la sucesión constitucional de Jeanine Áñez. "El mundo está viendo un golpe de Estado de la derecha en la que están matando a mis hermanos (…) Están destruyendo todo lo que con mucho esfuerzo construimos", remarcó.
Incluso mencionó que le llegaron dos informes nuevos de distintas organizaciones que demostrarían que ganó las elecciones de octubre sin fraude. La OEA, que hizo una auditoría al proceso, concluyó lo contrario y este miércoles urgió a los actores políticos de Bolivia a volver a las urnas. "Luis Almagro [el secretario general de la OEA] fue el último en sumarse al golpe de Estado (…) ¿Era mejor la dictadura de Evo Morales sin muertos o la democracia de la derecha con 30 víctimas?", se preguntó.
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