Máxima tensión en Bolivia, que este sábado amaneció con una convocatoria del partido gobernante a ocupar las calles de La Paz para defender reelección del presidente Evo Morales, mientras se crecen los motines policiales que estallaron en la víspera contra el mandatario.
Unidades de la capital se sumaron al alzamiento policial que comenzó este viernes en Cochabamba y otras ciudades de Bolivia, como Beni y Santa Cruz. Así, la plaza donde se ubica Palacio de Gobierno quedó sin resguardo. Los agentes denuncian condiciones laborales muy precarias que se han hecho más evidentes frente a los enfrentamientos violentos con ciudadanos que exigen la renuncia de Evo Morales y nuevas elecciones.
Bajo este panorama, los policías rebeldes piden las mismas condiciones salariales y de jubilación que los militares, así como el cambio de los comandantes. Ahora, la única fuerza que queda para cuidar la oficina del presidente es el regimiento militar Colorados de Bolivia, cuya labor es garantizar la seguridad del mandatario.
El Gobierno anunció un llamado "bono de lealtad" de 3.000 bolivianos (430 dólares) y alimentos, pero no fue suficiente para acallar las reivindicaciones de todos los miembros de las fuerzas de seguridad.
Los amotinamientos de los uniformados agravan la crisis política en Bolivia que se desató tras las elecciones del pasado 20 de octubre y que dieron la victoria jefe de Estado, pese a las denuncias de fraude de la oposición.
Morales por su lado insiste en hablar de un golpe de estado en marcha. "Nuestra democracia está en riesgo por el golpe de Estado que han puesto en marcha grupos violentos que atentan contra el orden constitucional", tuiteó el viernes en la noche el jefe de Estado.
El ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero, denunció la madrugada de este sábado que está en marcha una "movilización de carácter política (que) trasciende el orden constituyente (y) pretende vulnerar la institucionalidad".
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