Paloma fue una joven voluntaria en Ciudad Saludable, organización no gubernamental dedicada a integrar a los recicladores y conectar los sistemas de reciclaje con las cadenas de valor de la empresa (fundada por su madre, Albina Ruiz). Esa experiencia la enganchó con el reciclaje. “Fui la primera voluntaria y me enamoré”, dice a LaMula. Para ella, una vida con sentido, un vivir bien, tiene que ver con cuestionarse sobre cómo uno aporta al bien común, y el reciclaje tiene que ver con esto.  


Cuando se habla de reciclaje lo primero que se piensa es en papel y en cartones, pero es mucho más que eso …

El tema del reciclaje no es simplemente la persona que separa en su casa o el reciclador recogiendo. Es todo un sistema que forma parte de la economía, de un sistema de consumo y producción. Es importante entender que todo el ciclo que tenemos requiere de una responsabilidad compartida porque estamos diciendo que a través del reciclaje se valorizan residuos que pueden ingresar nuevamente al sistema, a ser materia prima de nuevos productos. No existe reciclaje inclusivo sin economía circular.

Cuando hablamos de reciclaje decimos que una hoja o un cartón puede convertirse en la materia prima de una nueva hoja o una nueva caja de cartón, sin necesidad de volver a la naturaleza. Entonces, el reciclaje es sumamente importante porque nos permite reducir la cantidad de recursos que tomamos de la naturaleza, pero además porque ese proceso también significa ahorros a la industria. Significa menos consumo de energía, menos consumo de agua. Y esto también beneficia a los empresarios. Y nosotros, como consumidores, tenemos el poder de buscar productos donde el reciclaje ha sido parte de ese proceso.



El reciclaje debe estar en nuestro día a día. Desde cuál es el porcentaje en los productos que consumimos. Desde que compramos algo tenemos que pensar en dónde va a terminar al final. No es simplemente como un adolescente que dice “yo lo quiero y punto”. No. ¿Qué es lo que va a pasar luego? ¿Va a terminar enterrado en un relleno sanitario? El reciclaje es, por un lado, una oportunidad, pero también es un reto para todos.


El reciclaje involucra a todos, Estado, empresas, sociedad. A las familias …

Podemos hablar de dos familias. La familia de los consumidores, en nuestro hogar, donde consumimos productos y podemos hacer una separación. Además, ahora con el cambio en la norma técnica de colores es mucho más sencillo. Ahora ya no tenemos que pensar en muchos colores, para todo lo reciclable el color es verde. Ese es el cambio. Es mucho más fácil. No es necesario que tengamos el envase especial. Puede ser una caja o un costal, lo que tengamos a la mano, donde podamos separar lo que es reciclable de lo que no. Y, por supuesto, también la invitación de que todo lo orgánico lo podamos convertir en abono o compost. Eso es dentro de la familia del consumidor, pero hay otras familias que son mucho más invisibles en nuestro país.

Foto: Ciudad Saludable


Las de los recicladores, que son muchas…

Así es. Hablamos de más de 108 mil familias que se dedican a esta actividad. ¿Por qué hablamos de familias? Porque esa es una característica del reciclaje, en general en el mundo, no solamente en el Perú. En América Latina, son 4 millones aproximadamente que se dedican a esta labor. Es un trabajo difícil, sobre todo si hablamos de recicladores de base, que están en botaderos. Desde Ciudad Saludable hablamos del reciclador como un actor socioeconómico, lo que es muy difícil de entender para algunas personas. Tenemos un reto, que es cómo hacemos que estas familias, esos recicladores de base, de oficio, sean parte de esta economía circular, pero como lo plantean los objetivos de desarrollo sostenible (ODS): con un empleo digno, decente. Brindarles oportunidades para que ellos puedan tener mejores herramientas, una mejor ruta de recolección o puntos de recolección, como estaciones en espacios públicos, donde llega limpio, seco y compactado. O donde tengan un horario en el que recojan para poder ir a su casa y pasar más tiempo con sus hijos.

Hay un montón de historias detrás del reciclaje, y creo que es importante que los vecinos y vecinas recordemos que cada vez que estamos separando nuestra botella, tenemos el poder de hacer que esa botella tenga un buen viaje y que todos los que están inmersos en ese proceso de reciclaje tengan una vida digna y con oportunidades.

El reciclaje es una tendencia global, y lo mismo empieza a ocurrir con la economía circular, ¿cuánta conciencia tenemos de ello los consumidores peruanos?

Tenemos avances, pero nos falta articular mucho mejor. Tejer mucho más esos avances para que tengan un poder colectivo. Tal vez empezó para muchos como un tema de moda el ser más ecofriendly, pero lo cierto es que las nuevas generaciones ya lo aprenden en la escuela. Ya están con un chip distinto en la universidad y se dan cuenta que es posible hacer desarrollo sostenible, negocios con sentido, con valor compartido. Que un producto es más que un producto porque es la posibilidad de comunicar un mensaje potente. Lo vemos cuando trabajamos con chicos de comunicación, no solo de ingeniería ambiental.

Hay esfuerzos desde el Ministerio del Ambiente. Hay municipalidades que están haciendo el esfuerzo de formalizar organizaciones de recicladores, y por otro lado organizaciones de recicladores que se suman a ese proceso. Lo cierto es que del 20% que es nuestro potencial de reciclabilidad en el país, poco más del 3% es formal. Cuando digo que nos falta tejer para tener algo más sólido, me refiero a que si bien el discurso está presente, creo que falta democratizarlo un poco más, en el sentido de que no se piense que yo solo reciclo porque soy de clase media o alta. En realidad, todos tenemos una responsabilidad con el reciclaje porque todos generamos residuos. Desde un bebé que acaba de nacer hasta un adulto mayor.

El 74% de lo que generamos de residuos es orgánico, así que tenemos el potencial de convertirlo en abono; y tenemos un 20% porque hay hábitos de consumo que nos llevan a eso. Pero tenemos opciones. Podemos elegir productos que no sean de un solo uso. Tenemos la opción de insertar ese residuo reciclable en cadenas nuevas y tenemos otro 20% que es lo que en este momento no tiene potencial de reciclabilidad en el país, y que está yendo o a botaderos o rellenos sanitarios. Ahí tenemos la responsabilidad, como consumidores, de no elegir esos productos que no tienen opción, que no tienen recambio, que no son retornables. Como consumidores tenemos que premiar a aquellas marcas que han hecho un cambio en todo este proceso.


¿Y el papel de las empresas privadas?

Así como hay personas y municipalidades que están haciendo cambios, también hay empresas que están haciendo cambios. Nosotros trabajamos con distintas empresas, especialmente con una que es Natura. En el Cercado de Lima, trabajamos con 180 recicladores, hombres y mujeres. En lo que va del año, hemos llegado a recolectar, mejorando las rutas y demás, 86 mil kilos de material reciclable, que no va a ir a botadero, que no va a ir a otro lado. Este año tenemos una meta de 157 toneladas. O sea que es posible. Esta es una empresa que ha hecho cambios en ecodiseño, o sea, que está perfectamente alineada a la economía circular. Entonces, creo que necesitamos, como ciudadanos y ciudadanas, premiar esos ejemplos y sumarnos. La industria local plastiquera, el comité de plásticos de la Sociedad Nacional de Industrias está haciendo una labor muy importante y valiosa. Hace poco hemos estado en un evento que han organizado hablando de economía circular y ya están haciendo cambios en su proceso productivo, trayendo maquinaria, viendo cómo mejoran su ecodiseño. A eso apunta nuestro nuevo marco normativo y los esfuerzos que estamos teniendo no solamente el Ministerio del Ambiente y la sociedad civil, donde estamos nosotros como Ciudad Saludable, o las empresas. Todos estamos buscando nuevas maneras y eso es algo bien importante. 


Hoy más que nunca los consumidores tenemos poder, y debemos ponerlo en evidencia …

Justo porque tenemos ese poder necesitamos entender que el mundo necesita que nosotros no solo elijamos un producto con sentido ambiental y socialmente responsable, sino también que comuniquemos lo bueno que se hacen en favor de la sostenibilidad. Mi preocupación es que muchas veces el foco está puesto en lo que falta o en lo que no hay. Es necesario estar con los pies en la tierra y que no se nos vaya el sentido de urgencia en este paraguas climático, solo que el sentido de urgencia no nos puede quitar de vista el valorar las iniciativas que ya se están haciendo, porque si perdemos de vista el valor de esto, eso hace que las iniciativas pierdan fuerza y que la gente no se sume a eso y que haya muchas personas perdidas pensando ¿qué hago? ¿hago solo una campaña de limpieza? No.



¿Qué límites o dificultades enfrenta el reciclaje en el Perú?

Creo que una de las dificultades que tenemos es que no todos los productos que consumimos, en relación a empaques, tienen potencial de reciclabilidad en nuestro mercado actualmente.


El tetrapack, por ejemplo...

De hecho, porque después se convierte en microplástico. Hay determinados productos que no necesariamente funcionan tan fácilmente. Si bien se hace la recolección de tetrapack, no es a gran escala. Eso nos pone límites porque no tenemos una industria local que se dedique a la recuperación de tetrapack para hacer nuevos productos. Como sí ocurre con las botellas de PET, que se puede hacer en botella de botella y que tenemos a distintas empresas que ya están usando resina reciclada. Tenemos eso, tenemos los empaques de golosinas, estos que son metalizados, que suenan, de snacks, por ejemplo, que no tenemos la posibilidad en nuestro mercado de hacer la separación del plástico y el metal y lo que termina sucediendo es que más allá de darle un uso en manualidades vaya a un relleno sanitario, no tenemos más opción.

¿Y qué opciones tecnológicas tenemos?

El Perú necesita apostar por la innovación tecnológica. Necesitamos generar mayor data, mayor investigación sobre la trazabilidad de determinados productos. Hacer pruebas. Ahí hay un reto y un potencial enorme. No solamente para la industria plástica que está cambiando ahora, es también para los metales. Porque ponemos el foco en plásticos, pero no es lo único. El foco también tiene que estar en la lógica de que más reciclaje es más vida. Necesitamos quedarnos con ese mensaje muy importante, porque si esa es nuestra lógica, vamos a contribuir a que haya más investigaciones, a que se aumente la demanda en investigación, a que haya nuevas opciones y más inversión en ese sector.

Todo va de la mano. Es un tejido. No podemos pensar que cada uno hace una partecita aislada. Cada uno hace su parte, pero dentro de un ecosistema. Eso es lo que somos y necesitamos pensarnos en ese sentido. En esa lógica también, muchas veces nuestra sociedad está más acostumbrada a la especialización. Tú has hecho esto y te especializas en la tuerquita. No. Necesitamos especializarnos, sí, pero al mismo tiempo no perder la visión panorámica. Lo que estoy haciendo a qué contribuye. Con qué otra organización, entidad o especialista me puedo enlazar. Porque de repente lo que yo estoy haciendo le sirve como una parte para no tener que empezar de cero y así gestionamos mejor los fondos que tanto necesitamos en nuestro país. Así empezamos a hacer una cadena. Necesitamos vernos más como complementarios y no como competencia. Como aliados de base. Tenemos un reto que es confiar más los unos en los otros y construir este movimiento colectivo, donde la lógica de triángulo dorado entre Estado, empresa y sociedad civil funcione fuerte para que nos desarrollemos y crezcamos juntos.



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