El giro a la derecha en Sudamérica se fraguó este viernes en Santiago, donde los presidentes de Chile, Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay y Perú crearon Prosur, una nueva organización regional de orientación conservadora, que le da la estocada final a la Unasur, organismo multilateral patrocinado por el desaparecido líder venezolano Hugo Chávez hace más de diez años.

La creación del Prosur es una iniciativa de Chile y Colombia a la que se sumaron Brasil, Ecuador, Argentina, Perú y Paraguay; es decir, solo quedaron al margen del nuevo bloque Bolivia y Uruguay, donde la izquierda sigue en el poder, y Venezuela, el enemigo mayor del flamante Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur).

Así, el Prosur es un nuevo intento de integración que nace de las cenizas de la fue la Unasur, a la que los nuevos socios abandonaron y denostaron por considerarla lastrada por una ideología (el llamado socialismo del siglo XXI), que señalan como la responsable de la mayor crisis de la historia de Venezuela, cuyas repercusiones se sienten en toda la región.

Con las muertes de Hugo Chávez en Venezuela y de Néstor Kirchner en Argentina, así como la debacle política en Brasil de Lula da Silva, hoy preso por corrupción, la Unasur se había quedado huérfana, sin sus padres fundadores. 

Ahora, los promotores de Prosur aseguran  que su destino será diferente. "Se trata de una herramienta de cooperación, de diálogo sin ideologización alguna", alegó el colombiano Iván Duque, luego de un encuentro bilateral con su homólogo chileno Sebastián Piñera en La Moneda. 

Sobre la exclusión de Venezuela y el perfil conservador de todos sus socios, Piñera aclaró que el bloque se pensó como un "polo de la democracia, para la libertad y respeto de los derechos humanos". "Eso no es ideología, son valores, principios", anotó.

Pero lo cierto es que la primera imagen de Prosur habla por sí misma: el anfitrión Piñera junto a Duque; el argentino Mauricio Macri; el presidente de Ecuador, Lenín Moreno; el paraguayo Mario Abdo Benítez; el mandatario Martín Vizcarra, de Perú, y al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Este último aterrizó en Santiago luego de reunirse con Donald Trump en Washington, donde denostaron del socialismo.

Y Bolsonaro pudo captar toda la atención de este cónclave, pero no quiso alborotar el avispero. "No voy a hablar de Pinochet", dijo apenas llegó a Santiago. Pero nunca ha ocultado sus simpatías por el dictador de derecha chileno. No quiso cometer el exceso de hace un mes, durante un encuentro con el paraguayo Abdo Benítez en la frontera, cuando dijo que el dictador Alfredo Stroessner había sido "un estadista".

Sea como fuere, Prosur nació bajo el manto de la Alianza del Pacífico, el bloque económico que une a Chile, Colombia, Perú y México, cuya premisa es sencilla: poca burocracia, estructura simple, sin secretariado y bajo costo. 

"Este espacio deberá ser implementado gradualmente (…) con un mecanismo ágil de toma de decisiones que permita avanzar a Sudamérica en entendimientos y programas concretos de integración", se lee en la declaración presidencial firmada en Santiago.

Así, los temas que promoverá el nuevo bloque serán la "integración en materia de infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad y combate al crimen, prevención y manejo de desastres naturales". El texto de la declaración final no menciona el comercio, una agenda que quedó a cargo de la Alianza del Pacífico y Mercosur, el segundo bloque regional, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

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