La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido clara al señalar que la homosexualidad no es una enfermedad, por lo tanto las llamadas "terapias de conversión" no tienen ningún sentido y solo constituyen una práctica de violencia homofóbica contra las personas.

Sin embargo, en Perú, el psiquiatra Carlos Mendoza consideró que es posible que "a largo plazo se pueda ver la eficacia" de estas malas prácticas. Y este médico no es nada menos que el profesional que trató a varios de los denunciantes de abusos sexuales cometidos por religiosos en el grupo católico Sodalicio.

En sesión de la Comisión Investigadora del Congreso sobre estos casos, Mendoza afirmó que los pacientes del Sodalicio llegaron con problemas de ansiedad, depresión y trastornos de personalidad. 

Mendoza no quiso responder todas las interrogantes del congresista Alberto De Belaunde. Cuando este parlamentario (presidente de la Comisión), le preguntó si la homosexualidad era un trastorno, el psiquiatra contestó que "los cuerpos neuronales, en el periodo perinatal en el niño va a determinar el apego sexual". 

Afirmó que "no hay un gen de la homosexualidad". Y si bien señaló que las llamadas “terapias de conversión” carecen de solidez científica, consideró posible que funcionen. "Puede ser que a largo plazo se pueda ver su eficacia”, dijo.

Por otro lado, el psiquiatra del Sodalicio negó que haya dado diagnósticos con solo una hora de sesión. “No es cierto. Quien dice eso miente descaradamente. No ha sido así. Mi manejo con los pacientes es responsable”, afirmó.

El Sodalicio es un grupo católico, cuyos fundadores están denunciados por haber cometido abusos sexuales contra adolescentes, así como maltrato físico y psicológico. El principal acusado es Luis Figari, quien se encuentra en una lujosa residencia manteenido por la llamada "asociación de vida cristiana".


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