Mientras el crimen organizado desata el caos a la ciudad brasileña de Fortaleza, en el noreste de Brasil, que pone a prueba al gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, este firmó un decreto que flexibilizará la posesión de armas de fuego en el país, con lo que cumple una de sus principales promesas de campaña.

"Para garantizar el legítimo derecho a la defensa, como presidente voy a usar esta arma [bolígrafo]", dijo este martes el mandatario al firmar la medida durante una ceremonia en el palacio de Planalto, en Brasilia.

La posesión de armas de fuego en casa estaba permitida hasta la fecha para los mayores de 25 años sin antecedentes criminales, con ocupación lícita, capaces de probar capacidad técnica y psicológica para su uso y de justificar su necesidad.

Pero con el decreto firmado por Bolsonaro se incluye entre los motivos de "efectiva necesidad" a los "residentes de áreas rurales" y los "residentes en áreas urbanas con elevados índices de violencia", zonas con una tasa de homicidios mayor a 10 por cada 100.000 habitantes, en un país con los mayores índices de violencia en el mundo (la tasa media es de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes).

Según el texto, se amplía de cinco a 10 años el plazo de duración de las licencias otorgadas por la Policía Federal. El porte de armas sigue reservado principalmente a militares, policías y personal del ramo de seguridad.

En la ceremonia, que duró pocos minutos, participaron varias autoridades, entre ellas el ministro de Justicia y exjuez anticorrupción Sergio Moro, implicado en la redacción del texto, y diputados del lobby de seguridad, conocido como "bancada de la bala".

El decreto entrará en vigor inmediatamente después de ser publicado en el Diario Oficial de la Unión, sin tener que pasar por el Congreso Nacional, precisó a la AFP una fuente de la Casa Civil.

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