En Chile el último miércoles se hizo historia al aprobar la Ley de Identidad de Género que permitirá a sus ciudadanos y ciudadanas registrarse con el nombre que les identifica independientemente del sexo que se les asignó al nacer.
Un hecho que sin duda ha supuesto una verdadera victoria en la conquista de derechos el país del sur, donde,como en el resto de la región, sectores ultraconservadores pretenden petardear constantemente la lucha por la equidad.
Uno de los partidos políticos que sigue esta línea discriminadora es la denominada Unión Demócrata Independiente, presidida por Jacqueline van Rysselberghe, cuyos miembros se han opuesto durante todo el proceso a la posibilidad de que se legisle al respecto, así como otros temas que involucran a la comunidad LGTBI.
Sin embargo, durante la votación del miércoles, uno de sus diputados anunció al momento de usar la palabra en la sesión de debate que respaldaría la propuesta, sorprendiendo a sus compañeros de bancada que aspiraban a con consenso opositor.
"Esto no se trata de si alguien tiene fe o no tiene fe. Esto se trata de otra cosa, se trata de ponernos en el lugar de aquellas personas que hoy han sufrido en demasía. De mayores de edad que hasta el día de hoy algunos jueces pueden exigir que les hagan exámenes médicos que los denigran. De menores de edad que hasta hoy tienen que salir del país y hacerse operaciones con un nombre distinto al de ellos. Esto no es un proyecto de 'ideología de género' como se dice".
Y respondió incluso a quienes durante el debate se referían a lo decepcionada que estaría su al verlo apoyar el proyecto o hacían referencia a sus hijos.
"Quiero decirle a aquellos que aplauden, que yo no voy a aceptar que metan a mi familia en esto. Precisamente porque tengo tres hijos es que voy a votar a favor de este proyecto, precisamente porque los amo sobre todas las cosas. Por compasión, por dignidad, porque defiendo la libertad humana, porque defiendo el poder de la sociedad, a los padres como principales educadores".
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"Ojalá estuviese vivito mi general Pinochet"
Pero la historia no quedó ahí. El proyecto salió adelante por una gran mayoría parlamentaria, pero las amenazas no quedaron ahí. El propio diputado, compartió a través de sus redes sociales uno de los tantos mensajes que le llegaban en los que incluso se enarbolaba la época de la dictadura.
La respuesta de Bellolio fue contundente:
"Les tengo una mala noticia: voy a seguir defendiendo mis convicciones en torno a la dignidad humana y los derechos esenciales; a la libertad y a la sociedad civil. Sin odio, sino con amor".
Un político que demostró que uno puede tener creencias religiosas, convicciones conservadoras y tradicionales, pero que estás no pueden interferir ni utilizarse de pretexto para sabotear las políticas públicas a favor de todos los ciudadanos de un estado laico.
Y en el Perú... ¿cuándo lo entenderemos?
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