La Asamblea Nacional de Cuba aprobó este domingo el proyecto de reforma de la Constitución, y entre los cambios que destacan está, como se había adelantado, el no solo respeto a la propiedad privada, sino también el matrimonio entre personas del mismo sexo, el reconocimiento de la inversión extranjera y el derecho a la herencia de la tierra.
Aunque el Partido Comunista mantiene su hegemonía, los analista han resaltado la omisión del objetivo de construir una "sociedad comunista". El proyecto actual se centra en el socialismo y será sometido a una consulta popular en la isla para que sea oleado y sacramentado por los cubanos.
"Eso no quiere decir que renunciemos a nuestras ideas, sino que en nuestra visión pensamos en un país socialista, soberano, independiente, próspero y sostenible", dijo Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, citado por la prensa estatal. Cuba simplemente se mudó a una era diferente después de la caída de la Unión Soviética, agregó.
En el proyecto de reforma de la Carta Magna se redefine el matrimonio como la "unión entre dos personas", y no lo limita a la unión entre hombre y mujer, como es en la actualidad. Y la aprobación de este artículo supone un avance de gran calado en un país con décadas de homofobia.
"Con esta propuesta de regulación constitucional, Cuba se sitúa entre los países de vanguardia, en el reconocimiento y la garantía de los derechos humanos", sostuvo la diputada Mariela Castro, hija del expresidente Raúl Castro y una de las mayores promotoras del reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTBI en la isla como directora del Centro Nacional de Educación Sexual.
La parlamentaria cubana precisó que la reforma siente las bases para que a partir de ahí se apruebe una legislación específica e incluso la adopción por parejas de gais o lesbianas. "Todas las familias han de tener garantizados por el Estado los derechos y vías para alcanzar estos fines", subrayó.
Por su lado, el diputado Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, expresó su "inmenso orgullo" por la posibilidad de este avance.
"Estamos inaugurando una nueva era. Esta es una Constitución dialéctica y moderna. Y si hay que romper la tradición, se rompe. En el socialismo no cabe ningún tipo de discriminación entre seres humanos. Estoy a favor del Artículo 68 [sobre el matrimonio] de la nueva Constitución. Señores, el amor ni tiene sexo".
En el mismo sentido se pronunció la parlamentaria Yolanda Ferrer, quien defendió la diversidad sexual como "un derecho y no un estigma", y llamó a que se deje en el pasado "siglos de atrasos".
"Cuántas personas conocemos que son homosexuales o bisexuales y son personas dignas y que están cada día junto a nosotros y muchas veces viven juntas, pero a las que hemos negado el derecho de constituirse en familia".
Precisamente, una de las páginas más negras del castrismo fue la existencia de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción entre 1965 y 1968, es decir, eran campos de trabajos forzados para la "reeducación" de todos aquellos a los que el régimen de Fidel Castro creía que habían trasgredido la "moral" revolucionaria.
A estos lugares envíaban no solo a homosexuales, sino también a los disidentes políticos, religiosos, entre otros. Se estima que fueron unos 30.000 cubanos los que padecieron los maltratos y abusos que se cometía en estos centros, donde incluso se torturaba a los presos. El Gobierno cubano nunca ha pedido perdón por ello y mucho menos ha resarcido a las víctimas.
"Siempre han tratado de hacer ver que las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) fueron un error, y Fidel Castro se quitó responsabilidades diciendo que él estaba muy ocupado gobernando y no sabía lo que pasaba allí. Pero no fueron ningún error aislado. Las UMAP fueron un fenómeno sistémico de la revolución", comentó en El País el historiador Abel Sierra Madero.
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