La presidenta de la región de Madrid, Cristina Cifuentes, del Partido Popular, renunció este miércoles a su cargo, un mes después de que surgiera un escándalo respecto a un máster universitario que no pudo probar el haber realizado y de la acusación - conocida este miércoles - de que en 2011 robó cremas cosméticas en un supermercado. 

Curiosamente todos estos ingredientes suponen un irónico paralelo con nuestra política nacional, con la diferencia que en el caso español todos se han concentrado una sola política y despertó la indignación de la ciudadanía. Incluso, hasta a la hora de buscar un culpable, Cifuentes no ha dejado de recurrir al cinismo para erigirse como una mártir al afirmar que daba un paso al costado para evitar que la "izquierda radical" la saque del cargo. 

El vídeo en el que se le ve abrir su bolsa a instancias de un vigilante de seguridad de un supermercado ha sido la cereza de la torta para una política cuyo futuro ya era oscuro desde hace semanas y que a primeros de mayo debía someterse a una moción de censura que probablemente hubiera supuesto su salida de la presidencia de la región española de 6,4 millones de habitantes.

En cargos públicos desde el año 1991, Cifuentes alcanzó en 2015 el punto culminante de su carrera política al convertirse en presidenta de la Comunidad de Madrid. Después de numerosos escándalos y casos de corrupción que han afectado a altos cargos del conservador PP en Madrid, Cifuentes se presentó como un símbolo en la lucha contra las malas prácticas y corruptelas. 

Sin embargo, la sombra de la sospecha empezó a cernirse sobre ella cuando hace cinco semanas trascendió que un máster en Derecho Público que figuraba en su currículo estaba plagado de irregularidades, desde firmas falsificadas de profesores hasta calificaciones puestas dos años después y, además, que el trabajo final de los estudios no ha aparecido.

Cifuentes negó cualquier irregularidad pero al final tuvo que renunciar al máster ante las críticas crecientes de la oposición e incluso la falta de un apoyo entusiasta de su partido.

El caso del máster fue, según las explicaciones que ha dado hoy a la prensa, una campaña de "acoso y derribo" basada en "ataques personales" que han ido más allá de la lucha política.

Dijo que su renuncia es meditada y que pensaba hacerla pública el día 2 de mayo, aunque la ha adelantado tras la difusión, este mismo miércoles, de un vídeo sobre el robo en un supermercado, al que increíblemente calificó de un "error involuntario" y que realizó "sin ser consciente".

De este modo, unas cremas que costaban cuarenta euros acaban con la carrera de una política que se presentaba como abanderada de la lucha contra la corrupción y que, según la oposición de izquierda, ha sido víctima de sus propios correligionarios, que no la perdonarían esa actitud.

Con información de Efe, El País y El Español


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