Huber Chacara Castro, el asesino de San Marcos, hizo una espeluznante confesión: tenía planeado matar a otros cuatro estudiantes de este casa de estudios, pero su planes macabros se vieron frustrados por su detención esta semana, luego de que hirió a la alumna de ingeniería química Liset Linares Caballero.
Dos semanas antes, había matado al estudiante de psicología Erik Arenas Sierra. "Yo había planificado matar a cuatro estudiantes", dijo el asesino de 29 años a los agentes de la División de Homicidios que están tratando de determinar las posibles motivaciones del atacante.
Chacara Castro alega que siente odio por los sanmarquinos y que escogió a sus víctimas al azar. Hasta el 7 de diciembre último, había estado en el penal de Lurigancho, a donde fue a parar el 2011 por hurto. Según su perfil psicológico, el atacante tiene trastorno obsesivo-compulsivo.
En su testimonio, el asesino contó que desde niño y toda su adolescencia sufrió abusos por parte de sus amigos y compañeros de colegio. "Eso me hizo mucho daño", alegó, al explicar que luego de ingresar a la universidad se volvió un jugador de póquer. "Ese vicio me indujo al robo, necesitaba dinero. Por el juego conocí a gente que tenía problemas con la justicia. Fue mi perdición", contó a la Policía.
El viernes, los detectives de homicidios reconstruyeron el crimen del Erick Arenas, de 20 años, a quien Chacara atacó a puñaladas por la espalda y de manera sorpresiva. El asesino confeso fue capturado el jueves último en el mismo campus universitario, luego de acuchillar y dejar grave a Liset Linares Caballero, alumna de la Facultad de Ingeniería Química, a quien infirió múltiples cortes. La joven tiene el rostro desfigurado y comprometido el pulmón.
Se supo que para cometer ambos crímenes, Chacara ingresó por la puerta Nº 2 de San Marcos. Se identificó con un carné antiguo. Para la Policía, se trata de un asesino en serie. "El psicópata es cruel, no le interesan los sentimientos de los demás, solo vive para su beneficio, le falta empatía, es egoísta, egocéntrico, muy hábil para conseguir sus objetivos, frío y calculador, simula muy bien y hasta llora para conmover", sostiene el psiquiatra Carlos Bromley.
[Foto de cabecera: Andina]
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