En su libro “La cuenta atrás” (Debate, 2014), Alan Weisman explora posibilidades para salvar el planeta: disminución de la población, cambiar las prácticas agrícolas que afectan al clima, modificar nuestra dieta y reducir drásticamente el consumo de carne entre otras propuestas de soluciones. LaMula.pe conversó con este escritor, periodista e investigador estadounidense en Arequipa, donde participó como invitado del Hay Festival.
Una de las hipótesis de tu libro es que la Tierra está saturada y que los niveles demográficos de aquí hasta finales de este siglo harían difícil mantener nuestro ecosistema. Cuéntanos un poco más.
Si miramos las noticias encontramos que el mundo está para reventar. Somos tan numerosos en el planeta, que primero estamos despejando otras especies. Casi el 50% de la Tierra está dedicada a la alimentación de nuestra especie. Estamos perdiendo especies a un paso que no habíamos visto en este mundo desde hace 65 millones de años cuando un asteroide chocó contra la península de Yucatán y terminó con dos tercios de las especies. Ahora nosotros somos el asteroide.
¿Somos un asteroide de esa magnitud de cataclismo?
Nuestro impacto sobre la Tierra, por ser tan numerosos, es el mismo que generaría una fuerza geológica. Estamos comenzando la sexta extinción histórica del mundo. Estamos acabando con tantas especies, y es probable que un día perdamos una especie esencial para nuestra supervivencia. Es suicida continuar como estamos ahora.
¿Cómo es que se dio este crecimiento demográfico?
Durante la historia de la humanidad el 95% de la población apenas creció debido a que la mortandad era muy alta. Nos moríamos tan rápido como nacíamos. Paulatinamente empezó a crecer la población gracias a avances científicos, como las vacunas contra la viruela, la pasteurización de la leche, erradicación de insectos descubrimiento de antisépticos, entre otros. Menos niños empezaron a morir, la gente vivía más tiempo. En 1815 teníamos ya mil millones de personas en el mundo, y el número de habitantes fue creciendo paulatinamente. En 1900 éramos 1.600 millones de personas.
En el siglo XX hubo un gran salto: cuadruplicamos la población. En este crecimiento influyó el cultivo de más vegetación, que significó más alimentación para hombres y animales. Se empieza a sembrar más granos y otros comestibles. La población aumentó a más de 2.000 millones con la comercialización del abono artificial, luego en los años cincuenta había 3.000 millones con un crecimiento tan rápido que ni alcanzaba el nitrógeno; entonces, el mundo, especialmente el asiático, iba a entrar en una hambruna. Pero de ahí en otro momento hubo un descubrimiento, la llamada ‘revolución verde’, que consistía en cultivos genéticamente seleccionados.
Se pensó que ya no habría hambre en el mundo, pero cuando el fundador de esta revolución, Norman Borlaug, aceptó el Premio Nobel de la Paz, en su discurso hizo un aviso a todo el mundo, dijo que a menos que las fuerzas del mejoramiento de producción de alimentación y de control de natalidad se unan, vamos a tener problemas enormes en este mundo, porque estas han sido fuentes de la paradoja de la alimentación: cuando hay más alimentos disponibles en el mundo, más gente no se muere de hambre y sobreviven para engendrar más personas que necesitan más comida. La cuadruplicación de la población humana es el crecimiento más insólito en la historia de la biología. Es el problema ambiental más grave que tenemos, si no fuéramos tantos no tendríamos problemas ecológicos. Somos demasiados.
¿En qué aspectos fundamentales afecta más la sobrepoblación?
Los ecosistemas no se tratan de unos puntos aislados, sino de conexiones. Ahora, el agua que utilizamos se está acabando. La revolución verde se ensayó en la India, y muchos sobrevivieron. Ahora este país va a superar a China como el país más poblado del mundo, mientras tanto en la provincia de Punja que es la canasta alimentaria de la india, los pozos que perforaron para regar originalmente eran de 15 metros de profundidad, hoy llegan hasta 500 mil metros de profundidad y la gente no puede seguir perforando siempre, no pueden pagar bombas más fuertes. Como cuento en el libro, más de 270 mil agricultores de la revolución verde en India se han suicidado en los últimos 20 años. Es horrible.
Este drama humano ha afectado la propia productividad de la agricultura India.
Ellos están diciendo que no saben hasta cuando van a poder. Muchos de los científicos están tratando de convencerlos para que se conviertan a otro tipo de cultivos que no necesitan mucha agua. Pero habrá límites de todas maneras, porque hay demasiada demanda. Y, en términos de energía, ya se sabe que hemos cambiado la química atmosférica, el mar está cambiando mucho, ahora hay muchas especies en peligro. Estamos cambiando el clima, aquí en Perú, por ejemplo, se están derritiendo los glaciares, que son fuente de agua. Sin agua, no hay vida.
¿Son suficientes los acuerdos de la COP de París?
El Acuerdo de París no es suficiente, pero fue importante porque fue un primer paso. Habían varias conferencias sobre el clima que fracasaron por completo. Por lo menos hubo acuerdo de hacer algo. Pero no debemos confiar en los gobiernos, en Estados Unidos (EEUU), tenemos a un cretino como presidente [Donald Trump] que no cree en cambio climático y está desmantelando todos los programas de preservación del medio ambiente y nos sacó del Acuerdo de País. Si puede pasar en EEUU, puede pasar en América Latina y en otros países del mundo. Nosotros los ciudadanos debemos imponer las reglas, lanzarnos para ser candidatos nosotros mismos. La mayor parte de los políticos hablan bonito, pero son hipócritas.
¿Y qué se aprendió de la experiencia china?
Todo el mundo se mortifica con lo que se hizo en China, de la política de un solo hijo o como se distorsionó con las esterilizaciones forzadas, tema conocido en Perú, o los infanticidios y abortos. Pero a la vez tenemos que agradecerles a los chinos porque hay una lección muy importante sobre los programas dacronianos como el suyo con un gobierno autocrático que les diga a las personas cómo decidir en temas personales como cuántos hijos debemos tener. Ha quedado demostrado que eso no funciona. Hacemos resistencia, nuestra naturaleza es hacernos copias. Lo que pasó en China es interesante porque a pesar de los abusos, si no se hubiera impuesto la política de un solo hijo en 1980, hoy habrían 400 millones de chinos más y nuestro ecosistema estaría en un colapso total.
Fui a China para averiguar si hay otras formas de llegar a un encogimiento de población, pero de una forma cultural y hasta religiosamente aceptable. Descubrí que hay muchos programas en lugares como Irán, donde se dieron cuenta de los errores chinos e implementaron un programa voluntario. Primero le decían a la gente a través de la publicidad que tener dos es suficiente, pero que tener solo uno es mejor. Eran libres de decidir, lo único obligatorio era asistir a clases pre-matrimoniales, en las que aprendían sobre cuánto cuesta alimentar, educar, mantener a un hijo. Además, alentaban a las niñas para que se queden en las escuelas estudiando. Ese es el mejor anticonceptivo.
¿La clave está en la revolución y el empoderamiento que se le da a la mujer?
Claro. En Irán, 60% de los estudiantes universitarios hoy son mujeres. Con el programa que hicieron, la tasa de fertilidad llegó hasta la tasa de reemplazo, lo que quiere decir que dos personas tienen dos hijos, se reemplazan y la población no crece. Se logró en Irán un año antes que China.
Si vemos cómo ha evolucionado la tasa de parto a nivel global que hace 40 años era 5 partos por mujer en promedio, ahora estamos en 2,4 acercándonos a la tasa de estabilización, ¿por qué ser pesimista?
Las estadísticas no mienten. Lo que ocurre ahora es que cuando la tasa de fertilidad es 2,1 no crece la población el punto es por si algún niño se muere. Cualquier cifra más, la población sigue aumentando. Aquí en Perú están en 2,4 lo que quiere decir que cada año aumentan personas, lo que significa que aumentan los problemas también porque eso implica más demanda para recursos, la alimentación, el agua, mientras seguimos adictos a recursos fósiles porque no tenemos energía renovable masiva porque las grandes petroleras se están aprovechando, aquí en el Perú, no lo van a permitir. Lo único que podemos hacer por ahora son los anticonceptivos. Por ejemplo, en 1994, el crecimiento de la población en el mundo era 1,1%, que parece mínimo y todavía estamos más o menos por ahí. Un economista inglés dijo que con la sabiduría y la tecnología humana iban a ser suficientes para los próximos 6 mil millones de años. Pero unos ecólogos sacaron cálculos y dijeron que esto era poco probable porque tomando en cuenta ese crecimiento dentro de no más de 6 mil años la masa de los seres humanos iban a exceder la masa del todo el universo entero. Las estadísticas realmente son estadísticas frías que no mienten.
Considerando todo lo que hemos conversado, si le agregamos el tema de la inteligencia artificial, la genética y la robotización, ¿esto nos debería llevar al optimismo o a ser más distópicos?
La tecnología es maravillosa, pero cuando hay demasiada demanda, ya que está basada en la energía, es dañina. Hay cálculos sobre qué tanto carbono puede absorver la atmósfera sin llegar a un nivel peligroso. Dejando nuestra tecnología, dejando a todos los seres humanos, con un estilo de vida como el europeo, se calculó 2 mil millones de personas, porque más de eso comenzamos a desequilibrar el ecosistema mundial y ahí entramos en los problemas que tenemos ahora. Entonces, yo adoro a mi especie, para mi la tecnología es una maravilla, tenemos bibliotecas al alcance, pero demasiado de una cosa buena, es demasiado.
En este sentido, ¿cuál es la relación del ciudadano? ¿Estará lo suficientemente empoderado para hacer el contrapoder?
Yo creo que sí. Si los ciudadanos no tomamos las riendas de todo esto, vamos a estar arruinados. En EEUU, se están organizando que insisten en la energía renovable. California se considera parte del Acuerdo de París todavía y se está convirtiendo a la energía renovable. Debemos minimizar el uso de plástico, utilizando la energía más limpia que se pueda. Los techos de las casas deberían estar cubiertos de paneles solares. Y si los políticos son tan absurdos, hay que lanzarnos y hacer política también, sobre todo esas mujeres educadas. Los hombres hemos jodido este mundo durante siglos, ahora les toca a las mujeres.
(Foto de portada: Agencia Efe)
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