¿Hasta qué punto la genética influye en las decisiones que tomamos diariamente? ¿Puede la genética determinar lo que nos va a pasar? En su último libro, "El ADN dictador", el investigador español Miguel Pita, doctor en Genética y Biología Celular, intenta responder a estas interrogantes que colocan a nuestra dimensión biológica más esencial como clara protagonista de nuestros comportamientos y elecciones cotidianas.
LaMula.pe conversó con él en Arequipa a dónde llegó como uno de los invitados del Hay Festival, el evento cultural que este año ha incluido a la ciencia como uno de los tópicos de interés.
Acabo de terminar de leer tu libro. ¿Qué quieres decir con El ADN dictador?
El título que le pusimos era un intento de recordar algo que se nos olvida y que en las últimas décadas quizás se pensaba que no era cierto. Es que el ADN decide mucho más de lo que tendemos a pensar. No es un dictador férreo pero está detrás de muchos aspectos de nuestra vida, no solo de nuestros rasgos físicos sino también de muchos de nuestros rasgos psicológicos. Así que con este libro lo que quise es hacer una llamada a repensar la importancia que tiene la genética en nuestra vida cotidiana.
Empecemos por aclara los conceptos básicos: ¿Qué significa el ADN dentro de nuestra biología y, por lo tanto, por qué es capaz de determinarnos de la manera en que lo has comentado?
Es una molécula que está metida dentro de cada una de nuestras células. Es distinta a todas las demás moléculas del universo porque actúa como una especie de plano o manual de instrucciones.
Nosotros estamos constituidos de unos 20 billones de células. En cada una de ellas hay una copia de nuestro ADN, que es parecido al de nuestros hermanos y al de nuestros padres, porque se sintetiza a partir del suyo, como copias con variación. Es parecido también al de otros miembros de la misma especie, incluso al de otras especies. Remotamente compartimos ADN hasta con la lechuga. Claro, cuanto más cercanos son nuestros parientes, más parecido es. La singularidad es que es siempre distinto. Puede ser muy parecido pero no hay otro igual al nuestro. Cada uno tiene su propio ‘manual de instrucciones’ en cada una de las células y entonces ellas toman sus decisiones leyendo este manual. Esto quiere decir que nos constituyen de esa manera particular y personal según lo que tenemos tantas veces copiado en nuestro cuerpo.
Tu mencionas que hay algunos patrones en los que no hay posibilidades de reversión y otros en los que es el ADN es más bien un influenciador. ¿Es así?
Es exactamente así. Hay rasgos que están completamente determinados en nuestro ADN como el color de los ojos o algunas enfermedades. Pero en la mayoría de los aspectos el ADN es un sustrato. Son unos planos de construcción con los que generamos nuestro cuerpo, incluyendo nuestro cerebro, y después nuestra vida les va poniendo capas de experiencia que modulan un poco todo aquello que ha determinado el ADN.
En el libro mencionas también que una de las singularidades de los seres vivos es que somos una especie de máquinas predeterminadas básicamente a mantenerse vivas para reproducirse. ¿Qué significa ese mandato?
En el ADN hay instrucciones para muchas cosas. Hay instrucciones hasta para fabricar los dedos de los pies. Muchos de los genes son los que fabrican partes elementales que sirven para que busquemos sobrevivir y reproducirnos. Eso tienen en común todos los seres vivos: buscan dejar copias de sí mismos. Aquellos que no buscaron extender su ADN, ya no están.
Hay un impulso importante para la reproducción y para la supervivencia. No podemos evitar tener ese instinto. Podemos cometer locuras en contra de ese instinto, pero lo tenemos. Eso se evidencia desde cuando nos protegemos de un golpe hasta cuando buscamos alimento. Esos genes que permiten que cumplamos con esa serie de procesos que buscan permanecer, no desaparecer, son los que también hacen que en determinado momento decidamos buscar pareja. Tenemos un instinto sexual que no es más que un truco de la biología para que nos reproduzcamos, para que pasemos copias de ese ADN a la siguiente generación.
Este código impregnado en cada célula nos genera una especie de inteligencia vital determinando lo que nos gusta y lo que no... Siendo así, ¿Qué tan condicionados estamos por el ADN al momento de elegir?
En todos los aspectos lo que tiene que ver con la reproducción el ADN manda mucho. EL ADN que constituye nuestro cerebro lo hace con muchos de nuestros gustos. Obviamente no hay que olvidar que, en ese aspecto, estos se pueden modelar con nuestra existencia, con nuestro ambiente, con nuestra educación, pero él sienta unas bases. Es sorprendente pero se comprueba y se aprende cada vez más como, por ejemplo, en cuanto a la elección de pareja el ADN es determinante. Podemos tener distintas variantes los distintos individuos y por eso es que nos gustan unas personas más que otras. A veces te sorprende y no eres capaz de explicar por qué alguien te gusta y otro no. Es porque se trata de un instinto que está recogido en tu biología más elemental. De| alguna manera está escrito en tu ADN. Aunque es verdad que los gustos pueden cambiar con las épocas, con la educación y que lo puedes sutilmente modelar, pero el impulso más esencial es genético.
Siendo así, ¿Cómo dialoga este patrón genético que uno puede tener con tu entorno cultural, con tu propio desarrollo como ser humano desde que naces hasta que tienes 20, 30, 40 o cualquier edad que tengas en la que te enamoras?
Hay un diálogo que es difícil de estudiar. Y en esto debo volver a la idea de que El ADN sienta unas bases y uno construye sobre ellas. Yo siempre pongo un ejemplo no ya sobre la relación de pareja sino sobre algo más simple. Se sabe que, por ejemplo, existe una mayor tendencia genética que nos hace más o menos agresivos. Aunque uno tenga la variante genética que le hace más agresivo, el ADN no tira puñetazos, no mueve las piernas. Cada individuo tiene la capacidad de no entrar en una pelea. Esa es una capacidad social y aunque es cierto que hay una impronta que hace más difícil la elección para uno que para otro eso está finalmente en la voluntad.
Y siguiendo en esa línea entonces, podemos hablar de libre albedrío y de cómo en cierta medida algunos comportamientos merecerían el atenuante de la genética…
Algo que nos enseña la genética es que no nacemos como un libro en blanco. Lo siguiente que debemos aceptar es que efectivamente nuestra capacidad de tomar decisiones y evitar los impulsos también es grande. Es posible.
Es verdad que hay personas que nacen con cierta propensión a tener comportamientos que otras no y eso se puede ver en diferentes características. Así como hay algunos que tienen tendencia a la agresividad, hay otros que nacen con una capacidad mayor por ejemplo para cooperar.
El siguiente tema a considerar es el legal. Cuando todos estos conocimientos genéticos vayan superando las barreras del desconocimiento social y se planteen desde el lado legislativo de la vida probablemente vamos a encontrar que se usen como eximientes de las condenas. Yo lo he hablado con abogados: hay genes que se están empezando a postular que hacen a los individuos más proclives a ser más agresivos o más promiscuos. Entonces ese individuo que tiene una genética “menos comprometida” va a llegar a su casa y va a poder decir: te he sido infiel por culpa de mis genes. Eso es falso. Puede estar predeterminado pero, otra vez, el ADN no te mueve las piernas y te lleva a casa de tu amante. Así que va a llegar el momento en que se tenga que legislar para que su uso como eximiente sea racional y adecuado.
Conocer la naturaleza humana nos ayuda a tener una legislación más ajustada a la realidad y al ser humano pero nos genera un manejo de información que puede ser peligrosa...Si nace un hijo y tienes su patrón genético y al inscribirlo en el registro todo queda a disposición del Estado. ¿Es bueno eso? ¿Queremos tanta información?
Constantemente me planteo si el saber tanto va a acabar siendo bueno. Yo creo que sí puede serlo pero depende de que tomemos las decisiones adecuadas y eso es lo que más me preocupa.
La ciencia está avanzando muy rápido y los investigadores estamos cometiendo un error y es que no se lo estamos comunicando adecuadamente a la gente. Es casi un deber que tenemos los científicos de mantener perfectamente informada a la sociedad acerca de por dónde estamos.
Ahora mismo, muchas veces me planteo en cuanto a la manipulación genética, por ejemplo, si vamos a ser capaces de usarla adecuadamente. Hoy en día ésta nos permite que embriones que van a nacer con una enfermedad sean modificados genéticamente para que se elimine esa enfermedad y esa variante que estaba estropeada se reemplace por una sana. Entonces ese embrión si llega a término va a ser un individuo sano aún cuando su genética originaria determinaba que tenga una enfermedad.
¿En qué casos específicos actuales se está dando lo que mencionas?
Recientemente se ha hecho experimento de este tipo con embriones que tenían el gen con la variante que produce la muerte súbita. Se retiró ese gen y se reemplazó por uno sano y el desarrollo continuaba normalmente hasta que se tuvo que detener porque legalmente no está permitido llevarlos a término. Pero las herramientas genéticas funcionan perfectamente. Eso lo podemos hacer ya. Eso que significa: significa la posibilidad de tener descendencia a la carta. Yo creo que en la sociedad vamos a estar seguramente de acuerdo cuando eso se trate de curar una enfermedad. Pero cuando pasemos a usar esas mismas herramientas ya no para curar sino para elegir el color de ojos… ¿Queremos eso? Hay que plantearse si lo queremos.
Los científicos tenemos el deber de informar que eso se puede hacer. Y la sociedad tiene el deber de exigir a los políticos que legislen adecuadamente sobre esa materia. Yo anticipo, y ya hay algunas encuestas al respecto, que vamos a estar de acuerdo en curar enfermedades, pero no creo que vayamos a querer eso de tener descendencia a la carta. Asusta un poco.
Siguiendo hacia atrás en esa línea. ¿Cuál es la diferencia entre esto y la selección natural?
La selección natural es algo parecido pero sin intención. En la manipulación genética, nosotros elegimos qué y cómo los individuos sobreviven. Y no podemos hacerlo en este ejemplo con objetivo y dirección. El ser humano es la única especia que se ha molestado aún antes manejar la genética, (y mucho más después de hacerlo) en realizar un proceso de selección artificial.
Se suele hablar de la evolución como un proceso ciego en el que no se elige sino que simplemente ocurre. Se generan diferencias entre los individuos y como las poblaciones son grandes y no todos los individuos se pueden reproducir, unos se reproducen y otros no. Las variantes de lo que sí se reprodujeron aparecen en la siguiente generación. Y las de los que no, desaparecen. Ha habido millones de variantes que se han extinguido.
¿Qué es la Genómica y cuál es la diferencia con otras ramas?
Es una rama de la genética encargada de estudiar la molécula completa de ADN de los individuos. La genética a veces se interesa en un solo gen. La genómica es mirar todo el árbol del genoma.
Generalmente se hace por individuo y es la faceta ambiciosa de la genética.
El proyecto genoma humano logró ver todos los genes que conforman un individuo para mapear donde están y como interactúan.
¿De qué manera facilita este desarrollo científico el manejo de la información y la proyección a futuro de los individuos? ¿Cómo ves esa relación?
Hay dos elementos clave. La genómica desde el punto de vista del Big data, que es precisamente esa capacidad de manejar bases de datos masivas en las que podemos encontrar patrones genéticos que nos aporten información que aún nos falta- porque la genética está muy avanzada pero no entendemos todo. Por ejemplo: sabemos que la esquizofrenia tiene una base genética muy importante. Se han descubierto miles de genes implicados. Parecía antes imposible descifrarlos pero hoy se puede. Ya no es una aspiración ilusa pero va a un ritmo en el que es difícil anticipar el resultado.
Por otro lado, las herramientas de la genética son tan potentes que a partir de una gota de sangre podemos llegar a diagnóstico de determinadas enfermedades. Son varios frentes abiertos que anticipan una revolución clínica que nos va a mostrar qué genes debemos mirar y luego con las herramientas técnicas que se tienen ponerse en ese trabajo.
¿Cuáles son los principios que rigen o deben regir esta nueva ventana que suponen las herramientas y conocimientos sobre la genética humana?
Mientras esas herramientas estén en manos de los investigadores, yo creo que el código profesional hace que no haya peligro. El problema está en si caen en malas manos. Hablando concretamente de esas herramientas de modificación genética, creo que se van a usar con fines de salud pero ante todo el camino es informar a la sociedad y que los países tomen decisiones claras respecto a los usos y límites.
A pesar de la disponibilidad de bases de datos sigue sieno un proceso complicadísimo que requiere infraestructura y conocimiento detrás que facilita el control y la posibilidad de legislar adecuadamente.
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