El Papa Francisco inició este miércoles su viaje número 20 como Pontífice y el lugar que eligió para ello es Colombia, un país dividido por el proceso de paz con las FARC y con por profundas heridas producto de más de medio siglo de conflicto interno.

Es enorme la expectación que hay en este país mayoritariamente católico (hay unos 45 millones de colombianos bautizadas como tal), pero no está exenta de polémica por varios razones, que van desde la costosa logística que supone su visita hasta asuntos de cariz netamente político, como la cuestionada carta que le envió el senador y expresidente Álvaro Uribe, en la que declara su preocupación por el crecimiento del narcotráfico, drogadicción e impunidad en el país.

Francisco estará cinco días en Colombia, en los que visitará la capital, Bogotá, y las ciudades de Villavicencio, Medellín y Cartagena. La Casa de Nariño y el Vaticano insisten en que el viaje del Papa tiene una vocación pastoral, pero el contexto de su vista es insoslayable y está marcado por el proceso de paz colombiano histórico y la crisis política y social en Venezuela.

Una mujer vende camisetas y gorras que conmemoran la visita del Papa. (AFP)

De hecho, en el vuelo que lo lleva a Bogotá, el pontífice se refirió al país petrolero. "Quisiera decirles que sobrevolaremos Venezuela y pedirles una oración para que pueda haber diálogo, que tenga una buena estabilidad, con diálogo con todos", dijo el Sumo Pontífice en diálogo con los periodistas arriba del avión.

En un mensaje en video difundido en la víspera, Jorge Mario Bergoglio se refirió a las negociaciones de paz en Colombia, a la que la oposición encabezada por el expresidente Álvaro Uribe se oponen. "Siempre se necesita dar un primer paso para cualquier proyecto (...) La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla. Estable, duradera", dijo. En Twitter, fue más claro aún, al señalar que el objetivo de su viaje a Colombia es la "búsqueda de la reconciliación y de la paz en ese país".

Colombia atraviesa un momento único en su historia. El gobierno de Juan Manuel Santos acaba de consolidar el acuerdo de paz con las FARC, la guerrilla más antigua de América, que puso fin a un conflicto armado de más de medio siglo, y acaba de dar un paso gigante en la negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para acabar totalmente con una guerra interna que dejó 220.000 muertos y millones de desplazados.

Cuando Santos anunció la visita del Papa en marzo pasado, afirmó que el Pontífice iría a Colombia —un país también golpeado por el paramilitarismo, el narcotráfico y la desigualdad— a "apoyar a los colombianos en la construcción de la paz".

El Papa mantendrá un encuentro este jueves en Villavicencio con víctimas de la violencia, exguerrilleros, militares y policías, y Medellín, la ciudad natal de Pablo Escobar que busca sacudirse del estigma de símbolo mundial del narcotráfico, oficiará una misa en la que se espera la asistencia de cerca de un millón de personas.

DATO

► Colombia es el séptimo país con más católicos del mundo, y la Iglesia moviliza tradicionalmente el voto conservador, que en el referéndum celebrado hace un año inclinó la balanza en contra del acuerdo de paz con las FARC.

[Foto de cabecera: Efe]

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