- Estamos a un año del inicio del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK). ¿Cómo definirías este año? ¿Qué nota le pondrías? 

Lo jalaría. No sé si con diez o menos porque es un año de gran decepción para gran parte de la clase dirigente que abrigaba muchas esperanzas de que un gobierno de una persona competente, con mucha experiencia y honesta nos iba a liderar. Lo que ha sucedido es que no ha habido un buen gobierno. Hay, más bien, un enfrentamiento legal muy mal manejado por estos dos poderes, Ejecutivo y Legislativo, en contra del Perú.

- ¿Qué consecuencias tiene ese tema político?

La primera es que por mucho tiempo se consideró que economía y política iban por cuerdas separadas; que el ruido político no interfería en el incremento del bienestar y reducción de la pobreza. No obstante, con lo que ha sucedido este año, nos estamos dando cuenta de que gobernados ahora por un tecnócrata que no hace trabajo político, que no tiene operadores y con una oposición sólida en el Congreso, el país se ha visto perjudicado económicamente: la economía está parada, la inversión pública y privada está cayendo, hay una suerte de depresión y, lamentablemente, el Ejecutivo no ha abierto la cancha para ver qué refuerzos políticos puede tener. Se ha mantenido en un grupo cerrado que parece imprenetable. Tampoco hay visión de desarrollo en la tecnocracia peruana y por ello hay una interpretación estrecha de la realidad económica. Una donde la macroeconomía, las finanzas públicas y una visión de proyecto por proyecto impide que tengamos una visión del desarrollo territorial y urbano. Una mirada que les permita darse cuenta que el crecimiento no es igual al desarrollo.

- En agosto de 2016, Kuczynski dijo: "Mi sueño es el país republicano, vamos a destrabar todos los proyectos, vamos a hacer Chinchero, el Gasoducto...”. Las expectativas de los megaproyectos estaban en el eje de prioridad y también había que destrabar todos los elementos estancados por toda esa tramitología que impedía que inversión privada crezca. Frente a esa dinámica se presentan tres fenómenos exógenos: Odebrecht, El Niño y la situación política que me comentaste. ¿Esos elementos explican la situación en la que está el Gobierno? ¿Cómo encajas esto con la recesión económica, que no es una recesión técnicamente?

Con respecto a los megaproyectos hay que darse cuenta que son producto del mismo modelo estrecho. No están articulados con un plan de infraestructura de desarrollo más amplia y la gran parte de éstos -Refinería de Talara, Gasoducto del Sur o la Línea 2 del Metro de Lima- no son rentables. El gasto o inversión pública que supone es exagerada respecto al rendimiento que van a tener. Si la Línea 2 del Metro vale US$ 5 mil millones y va a movilizar el mismo número de gente que estos buses metropolitanos que con US$ 300 millones lo hace, estamos hablando de un dispendio público terrible. La corrupción ha jugado un papel importantísimo en esta mala asignación de los recursos que tiene el peso de oportunidad. En otras palabras, qué se podría hacer con esa misma plata para beneficiar a la sociedad. Además, este modelo económico estrecho -tecnócrata- no tiene la visión de desarrollo y PPK ha formado parte de ello.

En cuanto al tema de El Niño Costero, hemos tenido que sufrir ese fenómeno para darnos cuenta que el Perú necesita planificación urbana, una gestión integral en el tema de infraestructura. También fue para el Presidente una oportunidad desaprovechada de recuperarse políticamente: en tres meses ya estaba Vizcarra renunciando por la adenda del Aeropuerto de Chinchero con Kuntur Wasi. Este proyecto, en términos políticos fue trabajado muy mal. Estoy seguro que no ha habido temas de corrupción, pero sí conflicto de interés. Creo que lo que ha habido es una ilusión de revolución social que se quedó en el discurso porque no saben como hacerlo.

- Se ve que podría haber un repunte en el próximo año. Buena parte del tema está en la minería. ¿Cómo ves ahí el escenario económico?

El escenario económico está complicado. El principal cuello de botella que tenemos para que el crecimiento se convierta en desarrollo es -por un lado- la infraestructura y los más rentables -si se maneja bien la interacción con la agricultura, ganadería y otro sectores- son los proyectos mineros.

Si vemos la infraestructura lo que podemos concluir es que una característica del modelo económico ha sido ahorrar mucho. De hecho, la deuda del país bajado sostenidamente. Las finanzas públicas están saneadas y eso es una maravilla; sin embargo, ese ahorro se invierte mal. Para que se invierta bien tienes que tener una institucionalidad con mecanismos que permitan interacción con gobernadores, alcaldes que tienen gran parte del presupuesto. A su vez, se necesita interacción entre sectores económicos para hacer obras con un plan. Eso no hay. Es una gestión pública que requiere interacción y liderazgo. Las obras que ha dejado Odebrecht están paralizadas y eso es un escándalo porque no pueden parar las obras. Lo que debió hacer el Gobierno es intervenir, poner administradores judiciales y que las obras sigan.

- Para ti lo que pasó en Tía María, Conga. ¿Qué lecciones nos ha dejado como sociedad?

El diagnóstico de muchos es simplemente desde el punto de vista de las relaciones públicas y comunitarias; es decir, generar confianza. Pero eso requiere previamente, de otras cosas: articular políticamente bien con las autoridades locales pensando en el desarrollo de la zona. Si ellos no tienen beneficios tangibles gracias al proyecto minero no va funcionar. Lo trágico es que la minería tiene el dinero para hacerlo pero no se ocupan de ello porque hemos tenido ministros de Energía y Minas que no tienen una visión que incluya esta idea y la coordinación con otros sectores para hacer realidad los proyectos. Cuando el presidente, en uno de sus mandamientos, le dice a un ministro “no te metas con el sector del otro” comete un gran error porque los ministros tienen que trabajar en conjunto. Lo mismo con la articulación con el sector privado. En cuanto a las mineras, yo ampliaría el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para que sea social y económico.

- ¿Cuál es el principal patrón en Conga y Tía María? ¿No había confianza con los stakeholders? ¿Se necesita más transparencia?

Creo que por ahí no va el tema necesariamente, no creo que el discurso ambiental de los opositores del proyecto sea auténtico. El tema ambiental surge cuando la gente no ve desarrollo. Lo que hay que generar es confianza con un buen diálogo político e impacto del desarrollo de los sectores no mineros. Convencernos que el impacto ambiental es clave porque tienes desarrollo agrícola. El producto minero y la agricultura funciona cuando la confianza madura. El puro discurso es necesario, pero no lo es todo.

- ¿Qué tendría que haber en el corto, mediano y largo plazo para que el Gobierno pueda llevar una minería sostenible que funciones?

Hay que salir de la caja. Proponer un estudio de impacto ambiental, social y económico. Tiene que haber una política de reformas, una estrategia de desarrollo y más capacidad ejecutiva. Hay una confusión general: creer que los analistas económicos y burócratas nacionales son ejecutivos. Ellos no son ejecutivos, Juan Valdéz está bien para Hacienda, pero no para Economía. Ahí tiene que haber personas de corte ejecutivo como Bruno Giuffra. Él tiene manejo político y me parece el mejor ministro del gabinete.

- ¿Cambio de Gabinete?

Yo le aconsejaría a PPK que mantenga a Fernando Zavala en Economía y coloque un premier más político. Así le iría mejor. Zavala es un gran economista y puede articular con todos los sectores. Al primer ministro le daría la parte más política. buscaría otro ministro que vea la parte social, incluso podría ser el mismo Zavala y por ahí otro ministro que vea los temas de seguridad.

- Sobre el fujimorismo:

El fujimorismo no tiene propuesta alternativa, me da la impresión de que Keiko se está disparando en el pie y Kenji está haciendo su propio juego. Keiko tiene que ser más inteligente para no pelearse con su hermano y negociar con él. Tiene que buscar personas que hagan propuestas inteligente. En el fujimorismo, y en otro partidos también, no hay alternativas articuladas. 


(Foto de portada: Revista Poder)


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