La Sala Penal Nacional condenó a los exjefes militares Alan Olivari Medina, "Teniente Negro"; y a Jaime Pando Navarrete, "Capitán Pantera", a 17 y 15 años de prisión, respectivamente, luego de declararlos culpables de la desaparición, tortura y muerte de una veintena de campesinos en una comunidad de la provincia cusqueña de Chumbivilcas, en abril de 1990.

Además de Pando, entonces jefe de la base militar de Antabamba; y Olivari, jefe de la patrulla militar Raya; también fueron condenados los integrantes de este comando a penas de entre ocho y diez años de prisión. 

Sin embargo, el tribunal absolvió a los acusados del delito de violación sexual contra Aurelia Huamaní Apfata y Isabel Leoccalla Allcahuamán, sobrevivientes de las torturas a las que fueron sometidas y que denunciaron este hecho. 

Según los magistrados, las campesinas de Chumbivilcas habrían hecho esta denuncia debido a un "supuesta sensibilidad de rencor hacia los soldados" que perpetraron estas acciones.

Al respecto, la directora de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), Gloria Cano, cuestionó que los casos de violencia sexual "no hayan sido comprendidos por la magistratura"; y que uno de ellos "se dio por probado", pero fue "imposible" identificar a los autores.

Empero, Cano destacó que la sala haya dispuesto que el Estado peruano "pida perdón por los hechos" y que se haga una ceremonia que reconozca la lucha de las familias afectadas.

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