Los tratantes muchas veces suelen ser familiares, como la propia madre. El negocio de la prostitución en el Perú nos ha colocado en el tercer lugar en América Latina -después de México y Colombia-, con más víctimas de este sistema. Lima, Loreto y Madre de Dios son las zonas en las que se reportan una mayor cantidad de casos de explotación sexual y trabajo infantil. Unos 200.500 hombres, mujeres y niños son las cifras de la esclavitud moderna en nuestro país y solo existen cuatro Centros de Atención Residencial (CAR) a nivel nacional.
La palabra víctima no es sinónimo de sumisión. La joven a la que llamaremos Killa y que tiene 16 años cuenta cómo vive y funciona el sistema en el que convive junto a otras compañeras en uno de los cuatro refugios destinados a las niñas y adolescentes rescatadas por la División de Investigación de Delitos Contra la Trata de Personas (Divintrap) de las redes que operan en nuestro territorio.
En el CAR de Mazuko, ubicado en el distrito de Inambari, en la provincia Tambopata, región Madre de Dios, corazón de la explotación sexual de menores y mujeres, así como de hombres por la minería ilegal, las relaciones entre las tutoras y las niñas y adolescentes no son las más óptimas. En Cusco, Loreto y Lima, quizá las cosas sean distintas.
Veamos por qué. (La distorsión de las voces es a propósito, para resguardar la integridad de la joven).
-Yo creo que en todos los CAR debe haber una enfermera. (…) Una tutora dijo que ella no quería estar acá y le dijo (a una compañera) que ya no era inocente, que ella ya sabía más que la tutora. Como que la estaba juzgando. (Le dijo) que no hubiera estado aquí si no hubiera hecho ‘cositas’. No creo que por ‘santa’ estés aquí, le dijo. Y ella se amargó y le dijo usted me está juzgando, no creo que usted sea la persona indicada para juzgarnos. No creo que estamos acá para que nos juzguen.
-¿Tú crees que las juzgaban?
-Por algo estás acá y tienes que pagarlo.
-¿Te ha pasado que te lo han dicho así?
-Una de mis amigas se lastimó el dedo feo. Una de nosotras la curaba y (las tutoras) se burlaban de su dolor. Tienes que aguantar, le decían. Como no es su cuerpo no les importa. La comida la hacían como sea, como ellas no comen acá, no les importa, decía (una compañera).
-Un poco fuerte y ¿cómo te sentías al escuchar eso?
-Yo debía hacer esto. Es mi culpa. Yo estoy acá por mi causa. No estoy en mi casa porque en mi casa yo puedo hacer lo que quiera. Porque llegamos al punto hasta de robar pan (ríe). De robar atún porque teníamos hambre.
-¿Existe la posibilidad de estudiar una carrera técnica o de trabajar para las chicas de los CAR?
-Para las que han acabado el colegio, la señora les decía que les iba a conseguir trabajo y las que habían terminado el colegio se desesperaban horrible porque decían que les estaban buscando, pero hasta donde yo sé, no les encontró nada.
-Y ¿qué es lo que opinan?
-Como yo estoy más tiempo ellas me contaban: ‘¿tú crees que me estén paseando?’. Parece que sí, le dije. ´¿Tú crees que me va a buscar?’, me preguntó y lo le contesté: para mí que eso es floro.
"Yo conozco otras historias como la de una niña que quería juntar S/6 mil para comprarse un terreno porque su madrastra la botaba de su casa. La condición de la protección en los CAR es que no trabaje", dice Carmen Barrantes a LaMula.pe, abogada y especialista en el tema de la trata de personas.
Killa es una de las 150 menores de edad rescatadas y miembro del programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) y de la Sociedad de la Beneficencia Pública de Lima.
El 3 de mayo presentó el informe del cumplimiento del Plan Nacional de Acción contra la Trata de Personas hasta el 2016 y se anunció uno nuevo, con algunas modificaciones que -aseguró la Divintrap a LaMula.pe- está próximo a publicarse, pero ese mismo día en el Congreso de la República ninguna autoridad explicó cómo se aplicaría esta vez.
“Se necesita saber cuánto presupuesto se dedicará para lo que el Estado llama reintegración de las víctimas y que yo llamo restitución de derechos. Sin presupuesto no hay derechos. Tiene que destinarse fondos para trabajar con padres y fondos específicos para mejorar la atención en los CAR, que implica desde incrementar el monto destinado a comida por persona, hasta caja chica, pasando por reconsiderar el perfil de las tutoras así como su nivel salarial, y las plazas profesionales para evitar la alta rotación de personal”, detalla Carmen.
Este año se iniciará el Plan Nacional de Trata de Personas 2017 - 2021 para el que el Ministerio del Interior (Mininter) ha asignado casi S/8 millones para la persecución de las mafias. Sin embargo, las sedes en las que habitan las menores de edad y víctimas de trata esperan que el presupuesto asignado sea bien distribuido y gestionado por el MIMP. Esto con el fin de que en la caja chica no falte dinero para necesidades primarias como agua potable, calaminas en los planteles para disminuir el frío a 4 mil metros de altura como en Cusco, víveres, ofertas de trabajo o una psicóloga permanente para evitar suicidios como el de Tania de 16 años, ocurrido en diciembre del 2016 en Loreto. Subjetivamente, son temas de gestión pública.
"Ha pasado que el dinero de la comida llegaba con retraso. Es un asunto que hay que verificar. El dinero de la comida te genera situaciones que contravienen los derechos de las chicas e igual hacían todo lo posible hasta pedir donaciones en el mercado", explica la abogada.
Al interior de estas casas refugios se espera que las niñas rescatadas reciban lo asignado por el gobierno, pero no siempre hay quien pueda entender sus comportamientos como una terapeuta o especialista conductual.
“Para castigar a una chica rebelde, las tutoras cambian de menú, les dan menos cantidad y hacen los platos que no le gustan a la rebelde. Como mamá sé que puede estar exagerando, pero lo cierto es que muestra las relaciones de desconfianza que existen”, resalta Barrantes.
El día para ellas empieza a las 5:30 de la mañana. Se organizan para que una de ellas prepare el desayuno y esté listo para todas a las 7. Luego lavan sus platos. A las 8 empiezan sus clases dictadas por alguna madre de familia de la localidad o profesora hasta la 1 de la tarde. A las 3 tienen bordado y tejido durante media hora. Luego leen si quieren o también pueden hacer pulseras. Y así transcurre el tiempo hasta que la tutora las encierra en una habitación en las que hay varios camarotes. Antes de que ingresen a este sistema de reinserción, nadie les pregunta si quieren hacerlo o no. Muchas se cuestionan por qué están allí.
“Hay chicas a las que les dicen que van a entrar por dos días. No les dicen que las van a internar por una temporada. Las captan con engaños cuando las van a explotar y también las internan con engaños cuando las van a proteger”, cuenta Barrantes, miembro de la organización internacional Terre des hommes suisse en Perú.
Vivir por el sexo y para el sexo cambia las perspectivas de sus mentes cuando son rescatadas por las autoridades que buscan reinsertarlas a la sociedad. Esa que las impulsó a pertenecer a este sistema que bajo el velo del dinero las somete a depender del abuso sexual. Cuando son retiradas de este círculo vicioso, muchas tutoras esperan que ellas sean agradecidas; sin embargo, estar nuevamente encerradas cambia aún más la actitud que puedan tener a partir de ese momento al preguntarse: ¿Qué hice? ¿Qué hago aquí si tengo metas? ¿Estoy castigada?
El abuso, la violencia familiar, la pobreza, las ganas de salir adelante, la baja autoestima, el deseo por ser algo más que lo que ven a su alrededor impulsa a las niñas a escapar de sus casas con la sensación de encontrar algo mejor en las redes de prostitución. Los captadores les prometen cuantiosas sumas de dinero que finalmente termina siendo, casi nada por tanto: su libertad.
La psicología es un tema que está prácticamente en abandono en nuestro país. A nivel nacional el 80% de peruanos necesita atención médica como refiere el Instituto Nacional de Salud Mental. Siendo esa la situación imaginemos en qué estado mental puede estar una persona que ha sufrido diferentes tipos de violencia. La pobreza de la que salen las jóvenes para ser el producto principal de las redes de trata las ha llevado, incluso en algunos casos hasta el suicidio, intoxicándose con pastillas por ejemplo. Como ocurrió en Loreto, en el CAR Santa Lorena, situado en el distrito Punchana, provincia Maynas. Tania dejó de asistir a sus terapias psiquiátricas y esto empeoró su salud mental.
“En el CAR Santa Lorena, después de que se suicidó la niña, nos dirigimos al defensor del Pueblo para preguntarle las medidas que se han tomado. Pero todo fue porque la menor no iba a sus terapias psiquiátricas meses antes de fallecer porque no había quién la traslade hasta la ciudad donde está el hospital”, cuenta.
La lucha contra la esclavitud en el siglo XXI continúa. En el Perú, durante el 2016, entre enero y diciembre, el MIMP detectó que en total hubo 225 entre niñas, niños y adolescentes inmersos en las redes de trata. De ellos 106 fueron víctimas de explotación laboral, 96 sufrieron explotación sexual, 14 fueron explotados laboral y sexualmente, y 9, víctimas de venta. Las infectadas por enfermedades sexuales o pacientes por abortos no se han contabilizado hasta el momento.
Datos:
- En enero de este año se aprobó el Decreto Legislativo Nº 1323, que incorpora al Código Penal los delitos de explotación sexual, trabajo forzoso y esclavitud y servidumbre.
- Para el cumplimiento de las metas y objetivos del nuevo Plan Nacional, el Gobierno coordinará con las regiones a fin de que asigne el presupuesto específico para su implementación.
- 3. Hasta el año 2015, menos de 3 personas de cada 100 imputados son sentenciados. 12. 86% de las víctimas que denuncian no son derivadas por la PNP ni reciben atención por parte del ministerio de la MIMP. La inversión por persona en la lucha contra la trata equivale hoy a 20 centavos por persona, según la organización Capital Humano Social Alternativo.
[Foto de portada: Carmen Barrantes]
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