La investigación de la trama rusa ha dado nuevas luces y logró identificar a un supuesto implicado en los más altos niveles de gobierno del presidente Donald Trump, según The Washington Post. Sin bien su nombre no ha sido revelado ni tampoco el detalle de sus nexos con el escándalo de espionaje, el solo hecho de que un miembro del círculo presidencial esté bajo sospecha del FBI como posible implicado eleva a niveles insólitos la presión sobre el mandatario estadounidense.

Desde julio del año pasado, agentes del FBI tratan de determinar si el equipo del actual presidente de EEUU coordinó con el Kremlin la campaña contra la candidata demócrata Hillary Clinton. Este ataque, al que Clinton atribuye su derrota, incluyó la difusión de información falsa en la redes, ataque a los ordenadores del Partido Demócrata y el saqueo del correo de su jefe de campaña, John Podesta.

Sin embargo, hasta la fecha las investigaciones no habían descubierto pruebas de este supuesto vínculo. La aparición de este sospechoso sería la primera pista que puede cambiar el panorama e indicaría que, en realidad, el FBI ha avanzado mucho más de lo que se pensaba en sus pesquisas: contactos de los colaboradores de Trump con el Kremlin, sus relaciones financieras, la irregular destitución del exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn.

Flynn, destituido a los 24 días de ocupar el puesto, ocultó información de que había asesorado empresas rusas y recibido pagos de estas, ni que había trabajado como lobbista para una compañía ligada al régimen turco. Esta información se conoció tras su cese del cargo, desencadenado por haber mentido al vicepresidente sobre el contenido de sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergéi Kislyak.

Trump se jactó ante los rusos de despedir al "loco" de Comey 


Las sospechas y el empeño del FBI en este caso ha encendido las alarmas en la Casa Blanca. Un Trump evidentemente nervioso destituyó al director de la agencia federal, James Comey, en un intento por paralizar la investigación. No obstante, este miércoles el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, le devolvió el golpe y nombró a Robert Mueller, director del FBI de 2001 a 2013, fiscal especial para la trama.

Esta medida extraordinaria vuelve a poner a Trump contra las cuerdas, pues su futuro en la presidencia de Estado Unidos estará en manos de un investigador conocido por su sangre fría y honestidad. Mueller será en el encargado de recabar todo el material acumulado por el FBI y, a través de estos, articular el desarrollo de las pesquisas.

En medio de este contexto,  el New York Times reveló que Trump se jactó ante dos altos funcionarios rusos la semana pasada de que despedir al "loco" de Comey.

"Acabo de despedir al jefe del FBI, estaba loco, con la tuerca suelta", fueron las palabras que usó Trump, según el Times. "Me enfrenté a una gran presión por causa de Rusia. Eso ya se acabó", agregó.

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, no refutó la historia del Times, pero dijo que fue la "defensa y politización" de Comey de la investigación de Rusia lo que ejerció presión sobre la capacidad del gobierno para interactuar con Moscú.

(Foto de cabecera: La Unión de Morelos)

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