El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ratificó su postura y negó este miércoles las acusaciones de corrupción que se le imputan dentro del entramado del caso Petrobras. El interrogatorio ante el juez que investiga la trama, Sérgio Moro, duró cinco horas y fue en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná. Luego, se dirigió a la plaza donde un gran grupo de simpatizantes lo esperaba.  

“Si la élite de este país no sabe arreglarlo, a lo mejor va a tener que hacerlo un metalúrgico con estudios de primaria", declaró dirigiéndose a su espectadores.

De esta manera, un esperado encuentro entre la justicia y Lula, que causó mucha expectativa, casi como una final deportiva para los brasileños, se convirtió en una demostración del poder político que aún tiene en amplios sectores de Brasil. 

Esta era la primera vez que declara por cualquiera de las cinco causas que tiene abiertas por el caso Petrobras, el entramado de corrupción de la élite política que la inmensa mayoría de los brasileños considera una vergüenza nacional.

El interrogatorio fue sobre las acusaciones de que en 2009 aceptó un apartamento de lujo de tres plantas en la playa de una constructora que habría sido favorecida, en el gobierno de Lula, con contratos públicos. Una y otra vez en la diligencia, que la Justicia difundió en video por Internet, el expresidente negó todos los cargos.

Siempre fiel al estilo que lo ha convertido en el político más popular del país a lo largo de los últimos 15 años, vociferó cuando se recordó que el inmueble está en Guarujá, una exclusiva zona costera de São Paulo: “¡Si a mi mujer no le gusta la playa!”.

A la plaza de la ciudad de Curitiba, ciudad famosa por su rechazo a Lula da Silva y al Partido de los Trabajadores, llegaron unas cinco mil personas de todo el país, provenientes de sindicatos y movimientos de sociales, para expresarle su apoyo a Lula tras el interrogatorio judicial al que fue sometido.

La expectación por su llegada, al medio día, era tal que el trayecto en coche desde el aeropuerto se retransmitió íntegro en televisión. Antes de llegar a los juzgados, se bajó del vehículo y se dio un baño de popularidad, ondeando una bandera de Brasil. Al acabar su declaración ante el juez Moro,  miles de partidarios lo estaban esperando. Sus críticos,100 personas aproximadamente según la Policía, se habían reunido en otro punto de la ciudad.

Según varios observadores políticos, este sería el pulso de popularidad de Lula. Con esta manifestación de apoyo y según las encuestas de los últimos meses, el exmandatario tiene todas las de ganar. Sin embargo, si Lula es declarado culpable, no podrá presentarse candidato como ha anunciado que es su intención.

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