Desde antes de llegar a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha emprendido -junto algunos políticos y empresarios- una cruzada contra los avances e informes científicos que alertan sobre los peligros del planeta como consecuencia de los actos del ser humano.  

El Trump candidato no solo causó preocupación en sus opositores demócratas, sino también en las organizaciones civiles, y esta se incrementó cuando desde la Casa Blanca el magnate empezó a firmar decretos con los que iba cumpliendo algunas de sus promesas (amenazas) electorales, entre ellas recortar el presupuesto destinado a las investigaciones científicas.

Donald Trump anunció en marzo que su régimen aumentará el gasto militar a cambio de recortes en importantes agencias científicas, como la NASA y la Agencia de Protección Medioambiental, encargada de estudiar el cambio climático. El Congreso tiene la última palabra en la aprobación y modificación del presupuesto, por lo que los científicos esperan que las marchas sirvan para poner a los legisladores de su lado.


Science not Silence

Como respuesta, este sábado 22, el mismo día que se celebraba el Día del Planeta, miles de ciudadanos se manifestaron en diversos países (incluido el Perú), entre marchas y plantones, en defensa de la investigación y el pensamiento científico, esenciales para el progreso de la humanidad. Una manifestación civil que fue convocada por las redes sociales desde enero y a la cual se plegaron más de 200 grupos científicos, junto con organizaciones no gubernamentales, miembros de fundaciones, académicos, entre otros.

La Marcha por la Ciencia es el primer paso de un movimiento global para defender el papel vital que juega la ciencia en nuestra salud, seguridad, economías y gobiernos.

La protesta -en su concepto- ha sido liderada por tres famosos científicos: la bióloga mexicana Lydia Villa-Komaroff, que cambió el modo en el que se produce la insulina; la pediatra Mona Hanna-Attisha y el científico y comediante Bill Nye, conocido por su programa de Ciencia para niños.
“Me preocupa el desprecio a la evidencia científica, existe un sentimiento de que la Ciencia no es tan importante a la hora de tomar decisiones sobre el medio ambiente, sobre la salud. Y eso es algo muy peligroso para nuestra sociedad, estamos cerca de un punto de no retorno”, alerta Villa-Komaroff.

Mientras tanto, en el Perú el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec) espera que su presupuesto alcance los S/1.000 millones en el 2021. De hecho, nuestro país no suele invertir en investigación ni desarrollo, pero hay optimismo en tanto que desde el gobierno de Ollanta Humala se ha comenzado a destinar mayores fondos, lo cual es continuado por la actual administración presidencial.

Hay mucho por hacer, que el reclamo y movimiento global a favor de la ciencia se traslade con fuerza a nuestros lares.

Otra marcha, por el clima, está prevista el 29 de abril.


(Fotos: Flickr #MarchforScience)


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