Luego que el Tribunal Supremo de Venezuela, controlado por el régimen chavista de Nicolás Maduro, diera marcha atrás y rectificara el polémico fallo por la cual despojaba de sus facultades a la Asamblea Nacional, el silencio de los poderes militares y la Defensoría del Pueblo ponen en entredicho, otra vez, la unidad del oficialismo venezolano. 

Maduro señaló que la controversia surgió después de que la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, una aliada histórica del chavismo, calificara como una "ruptura del orden constitucional" el fallo judicial contra la Asamblea, de mayoría opositora, que a la vez lo consideró un golpe de Estado. La politóloga Colette Carpiles resalta que “es posible que (la fiscal) tenga respaldo dentro del Gobierno. No creo que haya hecho esto si no tuviera un apoyo extrainstitucional”.

En un principio, Ortega Díaz era relacionada con Diosdado Cabello, el segundo hombre del chavismo. La fiscal ha marcado distancia del régimen de Maduro, al revelar cifras oficiales de homicidios y oponerse a las razzias, conocidas como OLP (Operación de Liberación del Pueblo) para combatir el delito, por ejemplo.

“La rectificación se hace con una voz que es institucional (la fiscal), un indicador de que el régimen no es monolítico. Por tanto, se cumple otra condición para un cambio de gobierno: el bloque dominante debe estar dividido”, agregó la politóloga.

"Desde un comienzo la gran lucha de Maduro ha sido tratar de imponerse con un liderazgo como el de Chávez”, indica Henrique Capriles, líder opositor.

“No es un secreto que existen distintos grupos dentro del Gobierno, jerarquizados según una estructura de cercanía o no a Maduro. Están unos más radicales ideológicamente que otros, siendo más leales al presidente precisamente los más extremistas", añadió.

Entre tanto, la enigmática actitud del hombre que controla las fuerzas armadas en Venezuela ,Vladimir Padrino López, ministro de Defensa sigue levantando toda clase de suspicacias. Apenas el sábado se dejó ver en un acto con Maduro.

Este hecho puede implicar dos mensajes entrelíneas: las fuerzas armadas dan por solucionada la crisis con la rectificación a medias del Tribunal Supremo sobre el golpe institucional o los militares no están dispuestos a acompañar a Maduro en sus apuestas personales.

Está claro que los uniformados tienen claro una idea desde 1958, cuando cayó la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez: Se obedece a la Constitución y se respeta la majestad que encarna el cargo de Presidente de la República. Pero no hay una defensa incondicional del hombre que ejerce la primera magistratura.

La disidencia del chavismo se ha agrupado desde el comienzo del gobierno de Maduro en un movimiento llamado Marea Socialista, integrado por exministros y funcionarios del desaparecido líder Hugo Chávez. No obstante, el panorama político dentro del partido no es hasta ahora claro.

Imagen de cabecera: EFE

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