El presidente Donald Trump firmará este martes una orden ejecutiva sobre la producción de energía doméstica, incluidos los combustibles fósiles o la energía nuclear, que va contra la política de la administración de su antecesor, Barack Obama, sobre el cambio climático, y además abre un debate sobre la permanencia de EEUU en el Acuerdo de París, ratificado el año pasado por un total de 195 países de mundo.
La Casa Blanca señaló que la “Orden Ejecutiva de Independencia Energética” tiene el objetivo de revocar el Plan de Acción del Clima que implantó Obama. Es decir, se eliminarán las normas adoptadas la gestión anterior que obligaban a las instituciones gubernamentales a contemplar los efectos del cambio climático en su trabajo, recortando las emisiones de gases contaminantes.
Asimismo, bloquea cualquier medida contra la producción y el consumo de energía doméstica, salvo aquellas acciones legales que respondan al interés público o que promuevan el desarrollo.
El Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan) de Obama buscaba reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 30% hacia el año 2030. “Se puede responder al cambio climático sin dañar la economía gracias al carbón limpio, la energía nuclear e incluso las renovables”, explicó un asesor especial del presidente Trump en política ambiental.
La puesta en marcha del plan está pendiente de la decisión de la Corte Suprema de EEUU, ya que 28 estados llevaron a tribunales a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) a iniciativa de Scott Pruitt, su actual director, por considerar que se había excedido en sus competencias y dificultaba la creación de empleo.
Ahora Trump puede pedir que la corte no se pronuncie al respecto, para que la nueva administración tenga tiempo de introducir cambios al plan o de revocarlo. La Casa Blanca asegura que “no existe una obligación” de regular las emisiones de plantas contaminantes y repitió que su prioridad es el crecimiento económico.
La directiva de Trump señala que las agencias gubernamentales ya no estarán obligadas a considerar las consecuencias ambientales de sus regulaciones. Además, levanta una moratoria en los permisos para explotaciones de carbón en terrenos federales, promueve la explotación de gas y petróleo en territorio federal y elimina los límites a la controvertida técnica del fracking, cuyos detractores la consideran de grave riesgo para la salud y el medioambiente.
La EPA bajo el mando de Pruitt será la agencia encargada de redactar nuevas regulaciones para las plantas energéticas alimentadas por energías fósiles como el carbón. Cabe resaltar que tanto Trump como Pruitt no creen en el cambio climático y han señadado varias veces que el calentamiento global es una “invención china”.
Imagen de cabecera: Efe
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