Camille Paglia (Nueva York, 1947) es una crítica cultural y autora de una serie de importantes estudios en distintos campos, como el género, la cultura contemporánea y la historia del arte. Entre ellos están Sexual Personae, Vampiresas y vagabundos, Imágenes brillantes, entre otros. Tanto sus libros como sus declaraciones en conferencias y entrevistas, han sido fuente de controversia, desde los años noventa. 

En especial, cuando Paglia ha criticado el feminismo contemporáneo -argumenta- por centrar su crítica en la figura del hombre. Asimismo por sus afirmaciones sobre la necesidad de que las mujeres aprendan a vivir frente al riesgo de ser violadas ("denos la libertad de arriesgarnos a una violación"), o cuando ella señala que el transgénero es uno de los síntomas de la crisis y decadencia de nuestra sociedad.

La feminista y filósofa Christina Hoff Sommers consideró que su libro Sexual Personae era un “patriarcal contraataque al feminismo”. Por su parte, Naomi Wolf, periodista y asesora presidencial de Bill Clinton, dijo que ella “posa como una renegada sexual pero en realidad ella es la más obediente de las hijas del patriarcado”.

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En una reciente entrevista para Vice, Paglia insistió que una de sus principales críticas, en especial contra la segunda ola del feminismo, es que “el machacamiento contra el hombre se convirtió en su modo predeterminado desde el inicio. Los movimientos a menudo atraen fanáticos o personalidades límite, y eso es exactamente lo que sucedió. Demasiadas mujeres dañadas con quejas amargas contra los hombres se hicieron cargo del discurso feminista”.

Ella ha publicado recientemente Free woman, free men, una selección de sus ensayos reunidos en un solo volumen, en el que aborda temas como la belleza más allá de las cirugías, la vida en los campus universitarios, sobre el poder de las mujeres y el de los hombres, entre otros.

Con su última publicación Paglia quiere dejar en claro la idea de “que las mujeres no pueden ser verdaderamente libres hasta que dejen que los hombres también sean libres, lo que significa que los hombres tienen todo el derecho de determinar sus propias identidades, intereses y pasiones sin vigilancia intrusiva y censura por mujeres que tienen su propia agenda política”.

En esa misma línea de argumento, ella va en contra de cierta tendencia feminista norteamericana en la que el trabajador de bajo estatus no es valorado por su importancia, por ejemplo, en la construcción de las edificaciones que hacen representativa a una ciudad. “La ceguera burguesa de las líderes feministas frente al trabajador obrero de baja categoría es moralmente corrupta”, afirma.

“Los hombres gays, por otra parte, siempre han mostrado su admiración por la masculinidad y la fortaleza de la clase trabajadora. No es ninguna coincidencia que un trabajador de construcción con casco era uno de los personajes icónicos del grupo de disco Village People”.


Puedes leer aquí la entrevista (en inglés)


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