Las políticas de seguridad y defensa son una prioridad para las grandes potencias del mundo y la Unión Europea (UE) no es la excepción. Así, el Viejo Continente, que se carectizaba por priorizar la diplomacia y el diálogo antes que las armas, se alista para "asumir más responsabilidades” con el propósito de proteger "sus valores y a su gente", informó El País

Reforzar la seguridad y la defensa de Europa se convirtió en casi el único tema que no genera controversias entre sus líderes, quienes debatirán en la cumbre de se inció este jueves y concluirá el viernes, en Bruselas, los retos más inminentes y la declaración que llevarán a Roma para su 60º aniversario los ahora 27 miembros del bloque, con la salida de Reino Unido.

Esa declaración muestra una Europa con intenciones de pasar a la ofensiva. Según los borradores del documento, a los que El País tuvo acceso, señalan que la prioridad es avanzar en materia de seguridad y de defensa, “con distintos ritmos e intensidades cuando sea necesario” –un guiño a la Europa de las múltiples velocidades consagrada en Versalles entre Francia, Alemania, Italia y España–, y poner fin a la era del poder blando.

El discurso tiene ahora como prioridad a una Europa "segura" que destaca la necesidad de activar “una Unión más fuerte en el mundo”, donde sus ciudadanos se sientan "protegidos", “las fronteras sean seguras", con una efectiva inmigración con gestión humana y que luche “contra el terrorismo y el crimen organizado”.

La propuesta principal de la mayor integración militar es la creación de un núcleo duro de países dispuestos a trabajar más estrechamente, con la posibilidad de que el resto se incorpore más tarde.

La parte de la “Unión Europea próspera y sostenible”, con una economía social de mercado y las habituales referencias a los valores europeos, seguirán en el discurso pero pasarán a un segundo plano.

Una Europa que promueva la estabilidad y la prosperidad en su vecindario y globalmente”, apunta ese borrador, marcado por una retórica que hace oblicuas referencias a la situación cada vez más complicada en el avispero de los Balcanes, a los conflictos en Ucrania, Siria y Libia y al nuevo rol de Estados Unidos en su relación con Rusia y China.

La asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos encendió las alarmas de todos los gobiernos. Las medidas de potenciar el poder armamentístico de su país y las sospechosas conexiones con Rusia son los posibles detonantes para que la UE tome este giro de 180 grados.

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